El Rayo Majadahonda de División Honor (Juvenil A) realizó este domingo en el Cerro del Espino la segunda gesta de la temporada: empató 2-2 con el Getafe en el último segundo del encuentro y con diez jugadores, en un partido donde los majariegos de Miguel Cerdán se fueron al descanso 0-2. En la segunda parte, con un jugador menos y a la heroica, desbordaron a los pupilos de Roberto Rodríguez superándolos en llegadas, ocasiones de gol y equilibrando la posesión del primer tiempo, claramente favorable a los habitualmente azulones, vestidos de rojo como visitantes.
La primera parte fue netamente del Getafe. Sabedor del empate majariego con el At. Madrid en la primera jornada (1-1), que lo había sacado del liderato, los getafenses vinieron concentrados, intensos y a por todas. Su jugador Almagro lo había proclamado en la web del club: “Esta próxima jornada se miden al Rayo Majadahonda, y como explicaba Almagro tampoco será fácil, “se han reforzado bien, son un equipo complicado y no nos pondrán facilidades, y más jugando ellos en casa”.
Ante las previsibles acometidas del Getafe, Miguel Cerdán optó por defender ordenado y jugar balones largos. No era fácil realizar el juego de control y pase habitual en el Rayo Majadahonda y parecía que los locales, sabedores del desigual equilibrio de fuerzas, se reservaban para el arreón final de la segunda parte. El Getafe, poderoso en todas las líneas, empujaba a los rayistas atrás, aunque éstos sacaban los dientes en jugadas aisladas al contragolpe. Y nunca regateaban su entrega, un santo y seña del equipo.
Tomy y Juan Carlos estuvieron espectaculares y el portero Chema parecía un jugador de campo con el pie y un spiderman con ventosas en las manos. Pero tanto llegaba el cántaro a la fuente y tanto apretaban los visitantes que en una jugada de habilidad personal se plantan en el área pequeña y se le mete la pierna a un jugador antes del disparo fatídico. Se tocó balón, pudo ser penalty o no, en cualquier caso el árbitro señaló los 9 metros y la ejecución fue perfecta: 0-1.
Aguantaba el Rayo Majadahonda el resultado porque el Getafe había olido sangre y quería más. Movía el balón, llegaba y a los rayistas apenas les daba para sacar agua del bote que naufragaba. Fruto de esa presión visitante llega el 0-2 con un espectacular cabezazo del central getafense que se cuela en volea ante la nube de jugadores que tapaban a Chema. Faltaba 1 minuto para el descanso y parecía que era un gol ya letal porque el Majadahonda se había dejado los hígados para frenar las avalanchas rojizas y la reserva de fuerzas era una incógnita.
Pero en el descanso Cerdán sacó su ya célebre pócima y los sucesivos cambios hicieron el resto. La salida de Villa le dio más aire al centro del campo, el Rayo comenzó a jugar y a tocar, los jugadores se asociaban mejor y las llegadas hasta el área se sucedían una y otra vez. Fruto de esta tenacidad y buen juego llega el 1-2 de espléndido cabezazo de Adán a la salida de un corner. La grada soñaba con el empate porque el Majadahonda igualaba en juego a los poderosos futbolistas del Getafe, portentos físicos, técnicos y tácticos y un equipo que sin duda va a disputar el campeonato.
Llegó entonces la desgracia: Villa, que estaba siendo decisivo, ve una primera amonestación por desconsideración al árbitro y fuerza inconsciente la segunda con un agarrón prescindible. Expulsión y derrumbe anímico en la grada. El Getafe se relamía las fauces y llegaba, ya en plan tranquilo, dominador y confiado en que el tercer gol caería por su propio peso. A veces se replegaba y dejaba espacios mortales para sus delanteros al contrataque. Otras atacaba y el asedio era pura dinamita. Pero el Rayo Majadahonda, con diez, se sacudía las embestidas con casta y coraje, trataba de trenzar y cuando lo intuía superaba la segunda línea con los saques de Chema. Varias faltas rondaron el área getafense los últimos 5 minutos mientras que los visitantes desaprovechaban sus ocasiones. Y en el fútbol, fallar goles es darle alas al contrario.
Y así ocurrió: En la última jugada saca el portero Valero, el gladiador Juan Carlos recoge el saque de cabeza en disputa, la baja al suelo, realiza un pase, Jorge la coge a contrapié pero dribla con el rebote al central, se planta en el área, dispara, ataja el portero, mete una segunda pierna y el balón franquea por fin la línea frente a tres defensas azulones que entraban ya como tanques.
Algarabía final en el Cerro del Espino y desolación en la correcta y señorial afición del Getafe, que comprendía por fin porqué el At. Madrid había salido sin victoria también en este campo: el Rayo Majadahonda podrá ganar, perder o empatar, estar con 11, con 10 o con 9, pero su espíritu de lucha y su labor de equipo nunca se discute. Eso, unido a la calidad individual y colectiva, la inteligencia táctica y, por que no, también la diosa fortuna, le hacen un rival temible que este domingo salió de los puestos de descenso tras haber jugado con el 3º y 4º clasificado, aspirantes al campeonato de liga junto a Real Madrid, Rayo Vallecano y Real Valladolid.
Ahora el segundo equipo del Rayo Majadahonda piensa en el Peña León, un recién ascendido que sin embargo lleva 4 puntos, va 9º y al que poco daño anímico le hicieron los 8 goles que le endosó el Real Madrid en Valdebebas. Los majariegos saben jugarle a los equipos de la Champion Youth League pero luego se distraen y bajan la guardia contra clubes correosos como el Trival Valderas. En Léon, posiblemente el sábado a las 16,30 horas, tiene la oportunidad de redimirse de sus demonios, porque ya se sabe que contra los ángeles juega y lucha como Dios.
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