
De hecho, la relación de Iriondo con los anteriores directores deportivos no fue la mejor por esa descoordinación y falta de sintonía, además de que a veces se mezclaron factores directivos externos, incluso extradeportivos: así José María Movilla fue despedido y Antonio Vilches no fue renovado. Tampoco la relación de Oscar Carazo con sus entrenadores fue la ideal: finalmente Julián Calero fue despedido y tampoco quiso traerse a Majadahonda a José María Salmerón del Recreativo de Huelva, con el que había convivido el año anterior. Esta vez es diferente: el Consejo de Administración del SAD Rayo Majadahonda ha definido un proyecto deportivo-empresarial con líneas divisorias y de cooperación claras, con Iriondo y Carazo en la primera línea pero también con Manu Alcázar como entrenador del nuevo filial de Tercera División, Chema Quintana, procedente del Watford FC en el área de la preparación física y Alberto Alvarez como entrenador del División de Honor.
Antonio Iriondo también está en la tarea de conformar su equipo técnico, con el ex futbolista «Pulga» como segundo, «Asen» en el banquillo como ayudante técnico (actualmente estaba en Italia) y Luis García como preparador de porteros, pero él no suelta prenda: «Todavía estamos en ello, no son ahora la prioridad», sentencia el nuevo míster. Y es que lo prioritario, en efecto, es la conformación de la plantilla y a ello está dedicado en cuerpo y alma Oscar Carazo, al que Iriondo citó no menos de 5 veces durante su última entrevista en Onda Madrid. Ese tandem Iriondo-Carazo va a ser la seña de identidad de esta pretemporada 2020-21 que según Iriondo comenzará el 1 de agosto, preludio de la liga que se prevé se anuncie para primeros de octubre. Una competición que tiene solo una meta sellada en la frente: volver a la categoría de plata para lo cual el Rayo Majadahonda debe convertirse previamente «en un equipo profesional» en todos sus aspectos de gestión deportiva y empresarial, según el Consejo de Administración de la SAD.






No es del SAD, es de la SAD, un poco de rigurosidad a la hora de escribir no vendría mal…