JULIA BACHILLER. Ha transcurrido una semana desde que este medio de comunicación presenciase y publicase el caos ocurrido en los supermercados, ante el anuncio del comienzo de las medidas tomadas para frenar el contagio del COVID-19, conocido popularmente como «coronavirus«. Tras este periodo de tiempo en el cual como ocurrirá en muchos otros hogares que adquirieron el avituallamiento justo y estimado para el confinamiento en casa, surge la necesidad de reponer algunos alimentos y productos de limpieza. En un breve periodo de tiempo, teniendo en cuenta que la vida se ha ralentizado ante las medidas sanitarias, lo más alarmante ante mi apreciación es como me han decepcionado algunos vecinos de Majadahonda. Numerosos elogios y aplausos en las redes sociales y en la calle en reconocimiento a todos aquellos que están trabajando, exponiendo sus vidas al contagio, pero luego los hechos son otros. Es triste ver como la Policía Local y la Guardia Civil tiene que patrullar las calles con megafonía solicitando a los vecinos que regresen a sus casas, e incluso dirigirse a los más mayores en persona, un colectivo de mayor riesgo con el que se está teniendo mayor precaución. Sin lugar a dudas es su trabajo, pero seguramente no es grato tener que dirigirse a los vecinos para recordarles las medidas de seguridad que nos recuerdan a diario por diversos medios.

Julia Bachiller
En otro ámbito, este martes 17 de marzo (2020) me he visto inmersa en dos situaciones un tanto desagradables, curiosamente con dos hombres mayores, los cuales me hicieron perder el respeto y la educación hacia su persona. A partir este momento comenzaré a relatar los hechos en primera persona, evitando responsabilizar a este medio de mi apreciación personal o de la verificación de los hechos, asumiendo así las consecuencias que pueda ocasionar mi opinión. Evidentemente son episodios casuales y no generalizables al resto de la población, ni por su género ni por su edad. Hago alusión a ellos por el notable cambio de actitud que he podido comprobar en las personas en el breve tiempo de una semana ante una situación de emergencia sanitaria como la que vivimos.
El primero sucedió ante mi petición a un cliente que aguardaba en la puerta para que accediera al local del estanco donde me encontraba, ya que yo había realizado ya mi compra de tabaco y me encontraba depositándola en mi carro. En el interior no había nadie, tan solo las personas que atienden el negocio y espacio suficiente para guardar la distancia de seguridad requerida. Su respuesta desde la puerta fue airada y grosera, pidiéndome de malos modos que abandonara el local y me dejara de “chácharas”. Y añadió que, en caso contrario, no accedería a él. Las tales “chácharas” eran comentarios distendidos con los empleados del negocio, lo que se define como «socializar» con las personas y que algunos no entienden porque no lo practican. Inmediatamente he abandonado el estanco, pero he de reconocer que no pude evitar al salir dirigirle un comentario grosero por mi parte, en primer lugar llamándole “Señor” y seguidamente indicándole a donde podía irse.
Seguidamente me he dirigido a realizar mi compra a «Ahorra Más«, conocida cadena de supermercados en Majadahonda, y de la que soy clienta habitual, por sus productos y sobre todo por el trato que he recibido siempre por parte de sus empleados, a los cuales tengo un gran aprecio. Pasé primero disciplinadamente las medidas de seguridad que ha implantado esta empresa: acceso restringido en pequeños grupos para evitar aglomeraciones en el interior, desinfección de manos con gel, guantes de protección para los clientes, mamparas de seguridad ante las cajas y líneas delimitando el margen de protección ante los dependientes que despachan alimentos y el acceso a las cajas, a lo que hay que añadir los consejos que se escuchan por megafonía en el interior. Mi primera sorpresa ha sido ver la expresión de las caras de los empleados, para algunos será una insignificancia pero en mi consideración lo decía todo. Rostros serios y con señales de agotamiento que no se suelen ver, expresiones inusuales en todos ellos.
Minutos después, mientras me estaban despachando, una de las empleadas que pasaba cerca se dirigió a mí guardando la distancia de protección y tan solo para preguntarme como me encontraba, ya que la extrañaba mi ausencia en esos días. Era la pregunta similar a la de algunos otros dependientes que también me la formularon por cortesía. Agradezco enormemente convertir al cliente en un amigo porque es una tarea complicada que solo los buenos empleados saben hacer. Pero al señor que estaba a mi lado no le resultó adecuado este trato, y curiosamente volvió a aparecer la palabra “cháchara”: “Déjense de tanta cháchara y de risas. No está la situación para que ustedes se comporten de esa manera”. La empleada inmediatamente continuó con su trabajo y seguidamente este mismo individuo se saltó la línea de seguridad, ocasión que aproveché para recordarle que no estaban las cosas como para saltarse la línea de seguridad, a lo que respondió que él hacía lo que le daba la gana. Todo un caballero.
A lo que quiero llegar con todo esta narración de hechos episódicos que suceden cotidianamente en esta situación anómala y de tensión es que me parece inhumano en lo que nos estamos transformando. Obsesionados por el contagio sacamos lo peor de nosotros cuando debería ser al contrario. El trato de la clientela hacia estos empleados, como pude apreciar, ya que ellos no lo reconocen ni confirman públicamente, se les ve reflejado en sus rostros. Y seguramente se está realizando igual en el resto de supermercados, lo que es un tanto desagradable. La situación es complicada y preocupante, lo sabemos y lo sufrimos todos. Un gesto amable hacia estas personas vale más que un aplauso, una sonrisa aunque sea detrás de una mascarilla se ve reflejada en los ojos, unas breves palabras de ánimo y con educación son un agradecimiento y reconocimiento a su esfuerzo. Son gestos que tan solo contagian ánimo para motivarles a seguir un día más.
Gracias Julia. Una narración de los hechos más real seria imposible, soy empleada en ese supermercado y es de agradecer tu labor también en este medio de comunicación, aportando datos verídicos que ayudan a todos a visualizar la realidad que estamos viviendo en nuestro puesto de trabajo los que en estos momentos acudimos a realizar nuestra tarea diaria. Hay gente para todo como se suele decir, y yo misma he tenido que distanciar a los propios clientes de él que es, el mostrador donde desempeño mi función, intento como todos protegerme para poder proteger tanto a mi familia como a todo aquel que pudiera tener un contacto cercano conmigo, por ejemplo mis compañeros.
Pero es cierto que hay una gran cantidad de personas que no están mostrando el respeto que debemos tener los unos con los otros, me gustaría añadir que también algunas personas nos agradecen en estos días como lo estamos haciendo, yo quiero también dar las gracias a quien piensa en él bien de todos y cumple las medidas oportunas implantadas en nuestros centros.
Gracias julia.
Siempre hay, como canta Cafrune en una de sus excelentes canciones, que «en todo puchero gordo,los choclos se vuelven marlos», es decir que en todo puchero siempre hay un garbanzo malo. Eso es lo que siempre pasa.
Vamos a ver, nos dicen que salgamos a comprar y a casa, si ud ha estado en 2 sitios, estanco y súper y en ambos casos la han llamado la atención, debería usted pensar que no lo está haciendo bien, una cosa es saludar y otra enrollarse a charlar.
en estos días tenemos los nervios a flor de piel.
las personas mayores,están reviviendo los tiempos que sufrieron con el racionamiento y a más a más,son los primeros en caer por desgracia.
más me molesta ver a un hijo de … corriendo por la calle,sin ningún tipo de protección y que si le llamas la atención,te llama de todo y te dice que «esto es una gilipollez». a ese,si que habría que denunciarlo y que pague una buena multa.
por cierto todos mi reconocimientos a los empleados que están siempre amables y atentos.
ahorramá,el corte inglés,kazi frutería carnicería,hyper,vamos a todossss.
lo que no entiendo es el motivo por el cual los talleres de coches,están abiertos y el ayuntamiento,no está desinfectando las calles.
señor alcalde,que majadahonda,está guarra y guarra.
Está claro que la que narra los hechos se ha saltado la distancia de seguridad, otra cosa es que los que se lo advirtieron lo hicieran de forma grosera…
No lo veo claro. La situación es muy peligrosa para ellos. Yo fui al estanco antes de ayer a por tabaco para mi marido y había dentro del habítaculo un hombre de unos 40 con una simpática verborrea a voces que no despegaba ni a escobazos. También le dije lo de «basta de cháchara», eso sí con una gran sonrisa. Se largó y despidió divertido. Otro día en la farmacia, la clienta anterior estaba literalmente sobre el mostrador hablando a la farmacéutica a 30 cm de su cara ( de esas personas que se te acercan cuando te hablan, rompiendo tu espacio de confort, y que tan desagradables resultan) También le pedí que respetara el metro, esta vez con más acritud.
A ese señor le perdieron las formas pero si es cierto (y yo soy cliente habitual de estos supermercados) que es muy habitual que se tarde mas de lo previsto en la linea de cajas porque a la vez que se pague, se echa la charlita. Esto es asi.
En circunstancias normales, vale, no pasa nada, aunque a muchos no nos sobra el tiempo, pero ahora, desde luego, no.
Ni se debe hablar entre el publico y cajeras.
Muy recomendable leerse la normativa, señora
2 de 2, quizás la que no tiene claro que en este momento de lo que se trata es de NO SOCIALIZAR en la calle, es usted. Pero todo se puede decir con educación. Mandar a la mierda a la gente tampoco es un gesto exquisito!!!!
Una aportación diferente y muy sensata de esta doctora de Vitoria , la cual nos dice claramente que el miedo al Corona está siendo utilizado por muchos intereses, y que debemos erradicarlo, las cosas claras y os darán tranquilidad invertir esa media hora en verlo.
https://youtu.be/PEhu2row-mM
La tipica señora que se enrrolla con el dependiente con la desconsideracion de quien no le importa las prisas que puedan tener los demas. Falta de empatia, egocentrismo y civismo la de usted. Enterese: lo esta haciendo reamatadamente mal.
Hola, soy María, de Majadahonda, me gustaría aprovechar este espacio para llegar a vosotros/as.
Ahora, más que nunca, ya no hay excusas para decir que no tenemos tiempo para poder cocinar comida tradicional, sana y rica. Usemos este período que nos ha tocado vivir, para reajustar nuestra relación con la gastronomía española.
Podemos aprovechar para comprar productos frescos y saludables para toda la familia que habitualmente trabaja fuera de casa y alega esa <>, además, ahora que nuestros niños/as comen en casa, y no en el cole, el el momento ideal para hacer de nuestra mesa el mejor lugar de encuentro de una casa.
Con pocos ingredientes y baratos podemos hacer menús ricos.
Por mi parte, a todos/as los que sois de majadahonda, podéis contar conmigo en este periodo de tiempo de confinamiento que nos ha tocado vivir, para guiaros en recetas económicas y ricas, productos o trucos que os ayuden a recuperar, si hiciera falta, esos hábitos perdidos en la cocina en otros periodos de estrés.
Os propongo una receta fácil, apta para todas las edades y que sale por 3,00€ la cantidad para 4 personas.
Crema Castellana
400g de garbanzos.
4 zanahorias grandes o calabaza.
1 patata grande.
1 cebolla grande.
Rehogar todas las verduras, añadir el garbanzo, cubrir de agua todo ello, (teniendo en cuenta que reducirá y debemos evitar que se quede sin liquido), sazonar al gusto, un toque de comino para quien le guste le va bien, y triturar.
Se puede acompañar de jamón, picatostes hechos en casa etc.
Un saludo y mucho ánimo.
Yo trabajo en el estanco y agradezco tus palabras de agradecimiento.
Es cierto que en estos tiempos la gente está más seria y se escuchan cosas salidas de tono.
Es cierto que dentro hay espacio suficiente uno más adelantado y otro detrás, lo he puesto incluso en un gráfico fuera. Pero hay mucha gente que prefiere esperar. Pero es cierto que si no hay público y llega alguien como tú que al menos pregunta y se interesa, también es de agradecer.
Por lo que tu misma relatas, podias haber contestado sin faltar el respeto a unos señores mayores que seguramente estén mas nerviosos de lo habitual y están deseando volver a casa en lugar de como indicas, socializar. Empaticemos pero con todo el mundo.
Como veo que ya tenemos unos años, voy a emplear una palabra de nuestra época para definir ambas situaciones.
COTILLA
Los que más incumplen las normas precisamente son las personas de avanzada edad, que son los que salen con la bolsa a comprar, y tardan 2h en llegar a casa, visto y comprobado desde mi ventana a vecinos que lo hacen.
Cuando nos dicen algo que nos molesta es porque tiene que ver con nosotros…y si viendo como se extiende usted para contar unos hechos tan insignificantes debe de ser usted bastante «chacha»y no es el momento porque además no creo que lo haga usted por ellos sino por su egoísmo y porque viendo su fotografía y a donde dice haber mandado a un señor mayor solo por decirle déjese de cháchara tiene pinta de ser bastante portera por cambiar de profesión