MANU RAMOS. La Guardia Civil de Huesca rescató en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido este viernes 16 de septiembre (2022) a una senderista de 46 años y vecina de Majadahonda (Madrid), intoxicada tras comer unas bayas silvestres que le produjeron alucinaciones El aviso se recibió en torno a las 15.00 horas y se activó el GREIM Boltaña, el helicóptero de la Guardia Civil de Benasque y el médico 061, quienes tras sobrevolar la zona accedieron a pie hasta la mujer. Un helicóptero medicalizado del 112 Gobierno de Aragón la trasladó hasta un centro hospitalario de Zaragoza. La web Economía Circular Verde ya advierte que una serie de plantas tienen bayas muy tóxicas, «lo que las convierte en una opción arriesgada para los que no pueden resistirse al encanto de una baya colorida y de aspecto jugoso. El muérdago americano (Phoradendron serotinum) es una popular decoración navideña con bayas blancas o rosas que crecen en racimos. Toda la planta es tóxica, aunque las hojas contienen más veneno que las bayas. Su ingestión puede provocar síntomas como visión borrosa, calambres estomacales y diarrea.
El muérdago europeo (Viscum album) es más peligroso que su homólogo americano, y se han registrado casos de envenenamiento grave y muerte por ingestión. Las bayas del acebo contienen teobromina, un alcaloide relacionado con la cafeína que se encuentra en el chocolate. Si un niño come unas cinco bayas de acebo, es probable que se envenene, aunque la mayoría de los casos son inofensivos. Es mejor mantenerlas fuera de su alcance durante las fiestas. Las cerezas de Jerusalén se suelen tener como plantas de interior de colores en los meses de invierno. Sus bayas parecen tomates cherry anaranjados, lo que las convierte en un objetivo fácil para los niños curiosos. Las bayas contienen solanocapsina, que provoca problemas gástricos y vómitos si la ingieren los niños. El fruto es tóxico para los gatos, los perros y los caballos.
Las semillas del interior de una baya de tejo son venenosas, más que el propio fruto, y son conocidas por causar la muerte de forma muy repentina. Todas las especies de tejo contienen alcaloides muy venenosos llamados «taxanos», que se encuentran en todas las partes del árbol excepto en la parte carnosa del fruto que rodea a la semilla. Las bayas de las plantas de hiedra de todo tipo es mejor evitarlas, ya sean enredaderas inglesas, hiedra de Boston, trepadoras de hoja perenne o hiedra venenosa. Las bayas son venenosas, aunque como tienen un sabor tan amargo, es raro que una persona ingiera las suficientes para envenenarse. Las bayas contienen oxalatos, cristales en forma de aguja que provocan dolor e hinchazón en los labios, la cara, la lengua y la piel.
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