Este viernes 14 de noviembre (2025) se celebró el 111º aniversario de su nacimiento y 21º de su muerte en Majadahonda con una noticia: ha salido a la luz su archivo personal, que consta de 98 cajas que contienen su memoria personal y de creación e investigación literaria, y al que se une un importante archivo epistolar que reúne más de 7.000 cartas que recibió de amigos, escritores e intelectuales de ambos lados del Atlántico y que conservó cuidadosamente a pesar del periplo que realizó a lo largo de toda su vida.

LIDIA GARCIA. Concha Zardoya (Valparaíso, Chile, 14 de noviembre de 1914-Majadahonda (Madrid, España), 21 de abril de 2004), poeta, traductora y profesora de Literatura española en varias universidades norteamericanas (Illinois, Tulane, California, Yale, Indiana, Columbia y Massachussets) vivía en la urbanización Virgen de Icíar, llegó a tener una biblioteca con su nombre situada en la calle Carmen Laforet, número 1. El centro fue cerrado por el Ayuntamiento, que gobierna el Partido Popular desde el 17 de noviembre de 1989 (en total 36 años) y desde MJD Magazin se ha insistido en su recuperación con numerosos artículos, ya que hasta ahora nadie ha hecho nada por rescatarla del olvido. Este viernes 14 de noviembre (2025) se celebró el 111º aniversario de su nacimiento y 21º de su muerte en Majadahonda con una noticia: ha salido a la luz su archivo personal, que consta de 98 cajas que contienen su memoria personal y de creación e investigación literaria, y al que se une un importante archivo epistolar que reúne más de 7.000 cartas que recibió de amigos, escritores e intelectuales de ambos lados del Atlántico y que conservó cuidadosamente a pesar del periplo que realizó a lo largo de toda su vida. Fue adquirido por el Estado por compra en diciembre de 2023 y se integró en el Archivo Histórico Nacional en el Grupo de Fondos de Diversos Títulos y Familias. «Concha Zardoya, quizás rememorando el clásico «Grupo de las Cinco» al que pertenecieron la pioneras feministas Emilia Pardo Bazán, Concha Espina, Carmen de Burgos «Colombine», Sofia Casanova y Blanca de los Ríos, formó junto a Josefina Escolano, Carmen Conde, Amanda Junquera y Carmen Iglesias. De esta alianza se conservan en el archivo un conjunto de cartas», indica la web del Ministerio de Cultura.

Lidia García

«LA COLABORACIÓN Y APOYO MUTUO ENTRE LAS INTEGRANTES DE ESTE NUEVO «GRUPO DE LAS CINCO» fueron fundamentales para su desarrollo literario y profesional, destacando en una época en la que las mujeres enfrentaban numerosas dificultades para acceder y ser reconocidas en el ámbito literario», añade el Ministerio. Y explica que «encontramos documentación tanto de su tesis doctoral España en la poesía americana, presentada en la Universidad de Illinois en 1952, pero también la utilizada para sus estudios sobre Jorge Guillén y otros poetas de la generación del 27 como Federico García Lorca o Luis Cernuda; sobre Juan Ramón Jiménez, Miguel de Unamuno, de Machado, de León Felipe, María Zambrano, etc. No solo contemporáneos sino también otros dedicados al Libro del Buen Amor, a Garcilaso, Cervantes, Quevedo o Bécquer. Documentación relativa a su amistad con Gabriela Mistral, así como relacionada con la publicación de la traducción de “Obras escogidas” de Walt Whitman. Debemos destacar la mencionada correspondencia con el Agregado Cultural de la Embajada de Estados Unidos en Madrid, John Van Horne, autor del prólogo de la obra. Cartas de agradecimiento y elogio que le enviaron diferentes escritores de la Generación del 27, tales como Guillermo de Torre, Vicente Aleixandre o Dámaso Alonso. Pero también encontramos el reconocimiento de Dionisio Ridruejo, quien realizó gestiones para conseguir un editor para la obra o de Luis Rosales, que se opuso a que la traducción de Concha fuera censurada y eliminados determinados poemas de Whitman».

Son de destacar las cartas escritas por Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso, Camilo José Cela, Jorge Guillen, John Van Horne, agregado cultural de la Embajada de Estados Unidos en Madrid, quien le consiguió su primer trabajo en Estados Unidos.

EPISTOLARIO. Es el núcleo principal del archivo y contiene 27 cajas de correspondencia ordenada por personas remitentes, 5 cajas con editoriales y 7 cajas de cartas sin ordenar, agrupadas por lugares (España, Iberoamérica, Estados Unidos). Son de destacar las cartas escritas por Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso, Camilo José Cela, Jorge Guillen, John Van Horne, agregado cultural de la Embajada de Estados Unidos en Madrid, quien le consiguió su primer trabajo en Estados Unidos. Del pintor José Manaut, con quien compartió la época de Cultura Popular, conservó cartas escritas desde 1940 a 1966. En Estados Unidos, Concha Zardoya mantuvo una estrecha relación con el grupo de intelectuales españoles exiliados y participó de la red de colaboración y mutua ayuda creada entre los españoles que estaban lejos de su patria. Así mismo, podemos destacar la correspondencia con Federico de Onís y Ángel del Rio. Ambos estuvieron al frente del Hispanic Institute de la Columbia University en Nueva York, y consiguieron que esta institución publicara la antología de Concha sobre la figura de Miguel Hernández. También se han conservado 4 cartas de Pedro Salinas, uno de sus primeros contactos a su llegada a Estados Unidos. De Victoria Kent se conservan 13 cartas de los años 1956 a 1970 en las que comparten mutua admiración y esperanzas para la España del mañana. También mantuvo nutrida correspondencia con Eva Llorens, pintora y alumna suya en la Universidad de Yale, más tarde profesora de lengua española en el National Defense Institute. De Rafael Alberti y María Teresa León varias postales y tres cartas con dibujos originales de Alberti fechados en 1965, 1984 y 1988, este último en agradecimiento por el prólogo que realizó para la obra “Poética de Juan Panadero”, de Alberti.

«Su padre era representante de comercio y su madre ayudaba a la economía familiar trabajando como costurera»

BIOGRAFÍA. Nacida en Valparaíso (Chile), en 1914, la vida de Concha Zardoya fue un continuo periplo. Ella misma decía «Es mi única patria la palabra», y la usó con profusión como docente, en su poesía, en sus ensayos y en las innumerables cartas que intercambió con tantos amigos, escritores, compañeros y alumnos a lo largo de su vida. Procedía de una familia de españoles exiliados en Chile que regresó a España con la proclamación de la II República. Tras intentar instalarse en Zaragoza y Barcelona, la familia llegó a Madrid. Su padre era representante de comercio y su madre ayudaba a la economía familiar trabajando como costurera. Concha consiguió trabajo en el consulado de Chile en Madrid. Por entonces estaba allí Gabriela Mistral, quien había sido profesora suya cuando cursaba secundaria en Santiago de Chile. Gracias a la ayuda prestada por Gabriela Mistral, Concha pudo iniciar los estudios de Filosofía y Letras. Sin embargo, su carrera se vio truncada por el estallido de la Guerra Civil.Tras el duro golpe del fusilamiento de su hermano el 21 de julio de 1936, la familia se trasladó a Valencia. Concha pasó los años de la guerra trabajando para Cultura Popular como encargada de las emisiones radiofónicas. Desde esta radio Concha pudo reivindicar la figura de Miguel de Unamuno y compartir con Miguel Hernández la lectura de sus últimos poemas Viento del pueblo. Allí coincidió con otras amantes de los libros y de la poesía como Carmen Conde, Josefina Escolano, Amanda Junquera y Carmen Iglesias. Con ellas formó el grupo de las cinco. Por aquel entonces, comenzó a escribir poemas que publicó en la revista Hora de España, añade su biografía.

En la década de los cuarenta realizó la primera traducción en España de la poesía de Walt Whitman y en 1946 publicó su libro de poemas Pájaros del Nuevo Mundo , dedicado a su maestra, Gabriela Mistral. Con esta obra obtuvo el reconocimiento y admiración de figuras como Dámaso Alonso o Vicente Aleixandre

DE VUELTA A MADRID EN MAYO DE 1939 y tras realizar varios infructuosos intentos de conseguir el asilo político en Chile, consiguió terminar sus estudios de Filosofía y Letras a la vez que se ganaba la vida dando clases, realizando traducciones o escribiendo sus primeros cuentos. A partir de ese momento orientó sus pasos hacia la investigación literaria y la docencia compaginándolo con su pasión por la creación poética. En la década de los cuarenta realizó la primera traducción en España de la poesía de Walt Whitman y en 1946 publicó su libro de poemas Pájaros del Nuevo Mundo , dedicado a su maestra, Gabriela Mistral. Con esta obra obtuvo el reconocimiento y admiración de figuras como Dámaso Alonso o Vicente Aleixandre. En 1948 comenzó su andadura por Estados Unidos como profesora de literatura en la Universidad de Illinois. Allí se doctoró con la tesis España en la poesía americana en el año 1952. Posteriormente recorrió las de Tulane, California, Yale, Indiana, Columbia y Massachussets. En 1955 publicó la obra dedicada a la figura del poeta de Orihuela: Miguel Hernández. Vida y obra. Bibliografía. Antología, publicada por el Hispanic Institute, de la Columbia University de Nueva York. Mas tarde dedicaría su estudio a figuras como Juan Ramón Jiménez, Luis Cernuda, Jorge Guillén o Rafael Alberti. También estos años son los más fructíferos de Concha como poeta y escribió sus obras más notables, tales como, El desterrado ensueño (1955) y La casa deshabitada (1959).

EN LOS AÑOS 60 CONTINUÓ DESPLEGANDO UNA INTENSA ACTIVIDAD CREATIVA que arrojó otros frutos tan granados como Corral de vivos y muertos (1965) y Hondo sur (1968), sin dejar por ello de atender a ese quehacer ensayístico que, a mediados de la década siguiente, ofreció otro de sus textos canónicos, Poesía española del siglo XX (1974). También colaboró en revistas culturales como Ínsula y La isla de los ratones y realizó incursiones en el complejo género de la literatura infantil y juvenil. Algunas como, Cuentos del antiguo Nilo, Historias y leyendas españolas e Historias y leyendas de Ultramar, fueron publicadas bajo el seudónimo de “Concha de Salamanca”, en memoria de Don Miguel de Unamuno por quien sentía inmensa admiración. De regreso a Madrid, en 1977 se dedicó a escribir poesía enarbolando su lema estoicismo creación y solidaridad humana. Al final de su vida escribió la trilogía Senecta, Última Thule y Final germinación. A través de sus escritos y su activismo, luchó por una mayor visibilidad y representación de las autoras, al mismo tiempo que cuestionaba las normas literarias que las relegaban.

 

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