
«Y, a mayor abundamiento, no se olvide que Santiago el Mayor, uno de los 12 apóstoles, hijo de Zebedeo y Salomé, procedía de Betsadia (Galilea). Es decir: que convengamos, una vez más, en que la religión, de “religare”, unir, si para algo sirve es para unificar. Que Dios sale, como el sol, para todos. Y entiendo por Dios un concepto unitario y trascendente que a nosotros nos lleva a Santiago. Como a otros, ciertamente, los lleva hacia La Meca.»
VICENTE ARAGUAS. (25 de julio de 2025, Festividad de Santiago Apóstol). Santiago, Alfa y Omega. La historia de aquel don Gaiferos de Mormaltán, hecha bellísimo romance, nos cuenta cómo cierto peregrino, fiel devoto del hijo del Zebedeo, consiguió llegar a Santiago, luego de durísimo peregrinaje, y fue a morir justo llegando a la catedral, ante el sepulcro del Apóstol. Y yo siempre digo, cuándo me preguntan si no se me hace duro el Camino, que sí, que así es, que a veces llego exhausto a Compostela, pero que si lo terminase como Don Gaiferos tampoco me importaría. De momento me conformo con llegar vivo a nuestro destino a bordo de una nave colectiva que llama “Logos”, palabra que vale para sabiduría y también palabra, con una tripulación de 58 miembros este año y 3 cofrades, Ana Belén, Aaron y Jorge de la cofradía más solidaria que imaginarse pueda. Son 6 días (y 5 noches) entre Ferrol y Santiago de Compostela, con paradas para recomponer el cuerpo, el alma vuela sola, como tocada de un aliento imperturbable, por Neda, Pontedeume, Betanzos, Mesón do Vento y Sigüeiro. Lo demás, ya se sabe, se nos viene dando por añadidura. O miel sobre hojuelas. O bien, siguiendo a Don Gaiferos una y otra vez: “¿Dónde va aquel romero, mi romero, adónde irá?”
Y RESPONDO A ESTA PREGUNTA DICIENDO QUE CON ESTA GENTE A CUALQUIER LUGAR EN EL QUE ME ESTÉN LLAMANDO. A cualquier sitio adonde me lleve el corazón del viento, o el viento cordial, otra manera de pronunciarlo, siempre que al final se deje ver, aparezca, esa maravillosa Plaza del Obradoiro, centro de la cristiandad más occidental, al menos en lo que a Europa se refiere. Europa, ese continente ante el cual hay quien pinta pésimos agüeros, que yo no termino de ver, siempre y cuando no ceje en su proceso integrador pero sin incurrir en maneras de desintegración. Precisamente por esa cuestión histórico-cultural-religiosa nacida, no se olviden, en tierras palestinas. Y, a mayor abundamiento, no se olvide que Santiago el Mayor, uno de los 12 apóstoles, hijo de Zebedeo y Salomé, procedía de Betsadia (Galilea). Es decir: que convengamos, una vez más, en que la religión, de “religare”, unir, si para algo sirve es para unificar. Que Dios sale, como el sol, para todos. Y entiendo por Dios un concepto unitario y trascendente que a nosotros nos lleva a Santiago. Como a otros, ciertamente, los lleva hacia La Meca.

«Nosotros conocemos nuestra deriva. Y si así no fuera contaríamos con 58 corazones para hacérnoslo saber. Con ello, con ellos, basta, Seguro, Y ¡Ultreia y Suseia! Y hasta el año que viene en Compostela. Naturalmente»
DICHO ESTO, INSISTAMOS EN QUE EL CAMINO PUEDE TENER TRES FINALIDADES: RELIGIOSA, DEPORTIVA O ESPIRITUAL. Escoja cada quien la que más sienta a tono con sus ansias y apetitos. Yo me inclino, francamente, por las tres. En cuanto a los tripulantes de mi nave, los hay/ habrá de todo. Pero es de apreciar el respeto con que siguen la misa que pone el ramo a nuestro peregrinaje, o bien en la Iglesia de Ánimas o bien, como este año, en la de San Benito. Como señaló nuestro anfitrión en ella, Don José Mogo Castelao, director que fuera de “Logos” y alcalde de San Miguel de Sarandón, Patrón de Europa. Y no estará de más recordar la importancia de benedictinos y cistercienses en la difusión del románico en España a través del Camino Francés. Todos los caminos, dice el viejo dicho, llevan a Roma, Todos, también, a Santiago. Eso sí, conviene conocer bien nuestro destino. Que, en apotegma atribuido a fuentes diversas, a quien no sabe a qué puerto dirigirse todos los vientos le son desfavorables. Ah, pero nosotros conocemos nuestra deriva. Y si así no fuera contaríamos con 58 corazones para hacérnoslo saber. Con ello, con ellos, basta, Seguro, Y ¡Ultreia y Suseia! Y hasta el año que viene en Compostela. Naturalmente.
Gran articulo. Propongo que los concejales del PP peregrinen a Santiago pero que no regresen!!
Gracias, Juana, por lo que a mí se refiere. La propuesta, ya sabes, cada uno en su casa, sentido lato. Un abrazo.
¡Gracias por la parte que me toca Vicente!
Siempre es un placer disfrutar el Camino juntos y aprender en cada viaje y en cada texto que escribes algo nuevo contigo.
Querida Ana Belén: de Hoyo de Manzanares llega siempre contigo un aire nuevo, antiguo por tu sabiduría, juvenil por tu entusiasmo generoso.