
Escoge una tarifa que te permita ahorrar
Éste es, sin duda, uno de los primeros pasos que se tienen que dar, ya que una tarifa gas natural que no se ajuste a tus necesidades puede hacer que, o bien estés gastando más dinero de lo que deberías, o que no consigas la comodidad que te mereces. Lo bueno es que hoy existe una amplia cantidad de empresas suministradoras, y por tanto, podrás comparar precios y servicios para elegir la que mejor se adapte a lo que necesitas. Puedes encontrar desde precios fijos durante todo el año hasta tarifas para segundas residencias, pasando por ofertas destacadas en ciertas épocas del año. Eso sí, será fundamental contar con una compañía de gas que sea de confianza, que tenga comentarios positivos por parte de los usuarios que utilizan su servicio. De este modo, sabrás que estarás recibiendo un suministro cuya relación entre calidad y precio será adecuada.
Aprovecha la luz del sol
El sol tiene una gran capacidad para generar calor, incluso durante los meses más fríos del año. Si dejas que la luz entre en casa todo lo posible, notarás un descenso en el consumo del gas, tanto por los grados de más que habrá en el interior, como por la sensación de calidez que produce tener un espacio luminoso de forma natural.
Regula bien la temperatura
Si pones la calefacción a una temperatura excesiva, el consumo será muy alto y hasta puede que sea incómodo para quienes estén en la estancia. Ten en cuenta si dentro parece que estás en el trópico, ya que la gente empezará a quitarse ropa, pero al salir tendrá que volvérsela a poner, por lo que habrá mucho riesgo de resfriados debido a que se pasará de un sitio en el que estabas sudando a otro en el que habrá un descenso térmico importante. Lo mejor es controlar el termostato para que haya alrededor de 22 grados dentro de casa, y buscar la manera de que haya cambios muy bruscos porque eso dispara el consumo. En cuanto al agua caliente, más de 45 grados no tiene sentido, porque al final tendrás que abrir también la fría, de modo que lo mejor será regular la caldera para que tampoco se gaste más gas del necesario.
Ponte prendas que abriguen
Estar en casa en manga corta en invierno, en realidad no tiene sentido, ya que para conseguirlo tendrás que aumentar el consumo de la calefacción. En lugar de eso, ponte prendas que sean adecuadas, como pijamas de franela, jerséis o calcetines de lana. Tampoco está de más tener una bata que abrigue a mano para usarla si notas frío, en lugar de subir unos cuantos grados la calefacción. Conseguirás el mismo efecto, pero con la primera medida ahorrarás bastante.
Pon los radiadores donde deben estar
La ubicación de los radiadores influye mucho en el consumo de gas, por lo que es fundamental saber dónde tienen que estar. Lo mejor es ponerlos debajo de la ventana, ya que es la zona por la que entra más frío, y por tanto, al atender ese déficit reduce la necesidad de subir la calefacción. Sigue estos consejos para ahorrar gas sin que tengas que pasar frío. Tu bolsillo te lo agradecerá y seguirás disfrutando de una casa confortable.



