El «cazatesoros» buscaba objetos históricos de metal y se encontró la bomba

JULIA BACHILLER. Un vecino de Majadahonda fue el autor de un curioso aunque peligroso hallazgo en la mañana del 9 de diciembre (2020). Según nos informan en fuentes municipales, los hechos tuvieron lugar en una zona cercana a la calle Geólogos, en el polígono industrial donde se encuentra ubicado el Centro Comercial Gran Plaza 2. Es una calle sin salida por donde se accede hacia un camino que atraviesa la zona rústica que rodea el lugar. La persona artífice de este hallazgo se encontraba rastreando la zona con un detector de metales, algo que cada vez está más de moda, con el fin de encontrar objetos pertenecientes a otras épocas y que pudieran tener un significado histórico. En esta ocasión, la alarma del detector saltó ante algo desconocido y que se hallaba enterrado. Tras proceder a desenterrar lo que allí podría encontrarse, lo primero que pudo observar fue la parte trasera de lo que podía ser un artefacto explosivo. A partir de ese momento y de una manera muy atinada, por la cual le felicitamos, se puso en contacto con las fuerzas de seguridad para advertir del hallazgo.

Ello motivó el despliegue de un amplio dispositivo de seguridad en la zona, Policía Local de Majadahonda, Guardia Civil y, alertados por estos últimos, un equipo del Servicio de Desactivación de Explosivos y Defensa (TEDAX), así como también miembros de Protección Civil por si su intervención fuera necesaria. Destacar la presencia del concejal de Seguridad, Angel Alonso, que estuvo presente en el lugar durante toda la operación. Tras visualizar el artefacto y con una máquina excavadora proceder a desalojar de tierra las inmediaciones del mismo, el equipo de la Guardia Civil, especialistas en esta delicada y peligrosa labor, decidió explosionar la bomba en el lugar, debido a su antigüedad y a que se encontraba muy hundida en la tierra. Con su experiencia y conocimientos, dataron el artefacto en el año 1937, comienzo de la Guerra Civil española de la centuria pasada (siglo XX). Por su diseño y composición, procedía de un avión utilizado para bombardear la zona, perteneciente al bando republicano.

Ante esta decisión, mientras los expertos procedían a preparar la zona para la explosión, la Policía Local se ocupó de evitar el acceso de vehículos a la zona cercana, desviando el posible tráfico existente, así como de advertir de lo que minutos después iba a acontecer al restaurante “El Cortijo de Mónico” y al centro hípico, ambos cercanos a la zona de la detonación. Tras la explosión de la bomba se pudo apreciar el alto contenido de metralla en su interior, como muestran las imágenes. Todo transcurrió sin incidentes, motivo por el cual tan solo queda felicitar a este vecino de Majadahonda por su manera de proceder ante el artefacto hallado. Como es conocido, algunos manipulan sin conocimiento y con gran riesgo propio y ajeno estos restos encontrados, que tienen demanda y adquieren valor en un mercado un tanto especial: el de los coleccionistas de reliquias de la guerra civil. Sin embargo, afortunada e inevitablemente, los cuerpos de seguridad intervinieron para que todo tuviera un feliz desenlace.

 

Majadahonda Magazin