Avenida de España

JORGE RUBIO. «Me pongo en contacto con vosotros porque en las noticias solo salen cosas malas, pero cuando sucede algo bueno también hay que publicarlo y bien grande». Con estas palabras, la vecina de Majadahonda Francisca Santos Rivas se ponía en contacto con MJD Magazin para narrar el acto heroico de un majariego anónimo. Todo ocurrió el pasado martes cuando Francisca y su hermana se encontraban paseando plácidamente por la Avenida de España y fueron repentinamente sorprendidas por una mujer de unos cuarenta años de pelo moreno que pasó a su lado a toda prisa. Una situación que podía haber sido perfectamente normal pero que en esta ocasión llamó la atención de ambas hermanas porque dicha mujer no dejaba de vociferar: «pasó gritando a mi lado «me voy con mi marido y no me quedo contigo» mientras corría como una desesperada», señala Francisca en su testimonio.»Al momento oí voces que gritaban: «¡ladrona, ladrona…!» y «¡Qué vergüenza robar a una señora mayor!«, detalla la testigo, al tiempo que señala que con los gritos la mujer intentaba distraer la atención de la gente fingiendo que todo se trataba de una pelea verbal. «Creíamos que todo era una discusión, por eso no intervinimos nosotras«, lamenta Francisca al indicar que cuándo fueron conscientes de que se trataba de un robo ya era tarde para que ellas pudieran intervenir. 


Calle Doctor Calero, esquina con Avenida de España

En esos instantes fue cuando hizo su aparición un misterioso hombre de vestido de negro que salió tras la delincuente con el fin de interceptarla y recuperar la joya robada. El joven recorrió una distancia de unos 500 metros, llegando hasta la calle Doctor Calero, antes de alcanzar a la mujer que había robado a la señora mayor. «El chico volvió jadeando de la carrera y con la joya en la mano, una gran pulsera de oro«, recuerda Francisca, que añade que «según nos contó el joven, cuando alcanzó a la chica le dijo que le devolviese lo robado o llamaría a la policía, lo que debió convencerla porque regresó con la joya».

Ante este acto desinteresado, las testigos no dudaron en abrazar al chico y agradecerle su acto desinteresado y voluntarioso. La víctima que había sufrido el robo también se mostró emocionada al poder recuperar su pulsera, ya que se trataba de un regalo de su madre con un gran valor sentimental. También aprovechó la ocasión para relatar que la sustracción se había producido mediante una distracción, aprovechando un despiste cuando enseñaba la joya a la que en última instancia se convertiría en la ladrona. «Me gustaría conocer el nombre de este chico, porque un acto bueno como este no puede quedar en el anonimato«, relata Francisca, que no ha dudado en añadir unas palabras dedicadas a este joven: «Eres un chico maravilloso, todo un ejemplo para los majariegos: un héroe anónimo«.

Majadahonda Magazin