MIGUEL SANCHIZ. (Julio de 2024). En este «Verano de Veterano» del año 2024 he estado reflexionando sobre la importancia de tener amigos desde la juventud y la dicha de mantener esos lazos a lo largo de la vida. Mirando hacia atrás, me lamento de no haber cultivado más profundamente algunas de esas relaciones. Tal vez fue por mi espíritu inquieto y mi temprano inicio en el mundo de los viajes, que me llevó a estar siempre en movimiento, dejando atrás amistades que podrían haber perdurado. Los amigos de la juventud tienen un valor especial. Comparten contigo un período crucial de crecimiento y descubrimiento, y en muchos casos, llegan a conocerte mejor que nadie. Estos amigos fueron testigos de nuestras primeras experiencias, nuestros sueños más puros y nuestras luchas iniciales. Mantener esas amistades es como conservar un pedazo de nuestra propia historia, un ancla que nos recuerda quiénes somos y de dónde venimos. Recientemente tuve el placer de reencontrarme con algunos de estos viejos amigos. Fue una experiencia increíblemente gratificante. A pesar del tiempo y la distancia, la conexión seguía allí, intacta. Recordamos anécdotas, nos reímos de nuestras travesuras y reflexionamos sobre cómo hemos cambiado. Estos encuentros me recordaron la importancia de cultivar y mantener esas relaciones a lo largo del tiempo. Es cierto que mantener amistades de larga data también conlleva riesgos. No todos los reencuentros son tan gratificantes: a veces, las personas cambian y se alejan, y esos desencuentros pueden ser dolorosos. Sin embargo, como en todo en la vida, es un juego de errores y aciertos.
Los momentos compartidos con amigos verdaderos y la alegría de mantener esas conexiones superan con creces los desengaños. La vida es demasiado corta para vivir con lamentos. He aprendido que debemos disfrutar de los aciertos y dejar ir los errores. Cultivar amistades es una inversión en nuestra propia felicidad y bienestar. En este verano de 2024, al igual que en todos los veranos por venir, seguiré valorando y nutriendo estas relaciones, disfrutando de la compañía de aquellos que han sido y siguen siendo parte esencial de mi vida.
Una gran verdad , lo peor es perderlos por su muerte .
Totalmente cierto, lo que dices Miguel, yo he dejado en el camino grandes amigos, por trabajo y no tener o haber buscado ese tiempo, para mantenerlos y lo siento, aunque he conservado a muchos.
Las antiguas amistades y me refiero a esas amistades de la adolescencia perduran a pesar de los años y la distancia si las cuidas. Es como una planta que debemos regar y cuidar con mimo. Hablo por experiencia propia. Desde los 14 años mantenemos una muy estrecha relación a pesar de vivir en diferentes países. Gracias Miguel por referirte a estas etapas de la vida.