«El Zoco Majadahonda me proporciona muy buenas sensaciones, igualmente, Los últimos 4 domingos soy parcial del cine español, porque ya no se habla de “españoladas”

VICENTE ARAGUAS. (Majadahonda, 21 de diciembre de 2025). Mäs cine por favor. Esto de “más cine por favor” es de Aute, naturalmente, no solo uno de nuestros cantautores más infinitos, sino un cinéfilo convicto y confeso. No, como actor no le cogí el punto en “Días de viejo color”, de Pedro Olea. Demasiado tímido para hacer de tímido, que en el cine los pleonasmos no valen tanto como en poesía (o en la vida misma, que a veces tanto da). “Aquellos cuatrocientos golpes” de Truffaut, recuerda Luis Eduardo en esa canción que se llama, en puridad, “Cine, cine”. Una canción bellísima que nos llevaba a los cineclubs de la ciudad húmedamente marinera donde ardía nuestra adolescencia al borde de una plaza con marqués de bronce en el centro. Y en la parte inferior de la plaza hilera de palmeras y un buzón, aún sigue, hoy huérfano, para las cartas de amor tan nerudianas que todavía hacen arder las manos. Y en el exterior del Zoco de Majadahonda, cada vez menos zoco, más bares y siempre cine, un buzón donde el tiempo decidió ponerse mustio porque ya nadie escribe cartas, ni de amor ni de las otras.

Vicente Araguas

Queda un cine con sus salas donde sentir, palpar, beber, reír, llorar, percibir comezones en el lagrimal con las historias de amor que las películas filtran a través de las pantallas. Una de ellas rasgada por aquel pireta encolerizado ante la proyección de “La última tentación de Cristo”, de Martin Scorsese. De esto hace ya tanto que duele un poco más todavía. Pero los cines del zoco, el Cine Zoco de Majadahonda, salieron indemnes de la quema al hacerse cooperativa de cinéfilos. Por 100 euritos al año y 5,50 euros cada proyección vamos bien servidos los asociados. En salas bien modernas, climatizadas, que yo frecuento los domingos en la primera sesión. Hábito que conservo del tiempo dominical en mi provincia, tan verde, tan de humedades. Veíamos a los Marx, Laurel y Hardy, “vaqueradas”, “españoladas” en la sesión primera de la tarde, con la linterna loca del acomodador sobre los más díscolos y gritos de “¡voz!” o “¡cuadro!” cuando el sonido o bien el encuadre de la imagen en la pabtalla se quebraban para los espectadores de a 5 pesetas, o tal vez menos, ya no me acuerdo.

«Luis Iriarte tiene razón. Y el Zoco Majadahonda contratando a semejante personal, también. Háganse socios de tan bella aventura. Porque nuestra ciudad se merece un cine así. Sin duda»

El Zoco Majadahonda me proporciona muy buenas sensaciones, igualmente, Los últimos 4 domingos, soy parcial del cine español, ya no se habla de “españoladas”, vi: “Hasta que me quede sin voz”, el docudrama sobre el cantante Leiva, mucho más que la cuenca vacía de un ojo por causa de un disparo familiar y fortuito, “Los domingos”, espléndida película de Alauda Ruiz de Azúa, contada en dos planos, el que ocupa una joven conversa y el drama interior/ exterior que ello produce; herencias, físicas y síquicas por medio, “Siempre es invierno”, de David Trueba, sobre un amor descompensado en años, mujer mayor con varón joven, para contradecir la norma y, la última, “Flores para Antonio”, “film” en el que me detendré un poco. Y lo hago porque el palomitero/ taquillero ocasional era Luis Iriarte, un chaval que sabe mucho de cine (unas de sus especialidades, David Lynch), Y antes de entrar a ver la peli le pregunté a Luis que qué tal era. Y me dijo que bonita. Juicio, a mi parecer, un poco ralo y raro. Pero mira por dónde el bueno de Luis estaba en lo cierto. “Flores para Antonio” al contrario que la belleza cruel de “Amy”, y ambos, Antonio Flores y Amy Winehouse, almas y muertes gemelas, es hermosura pausada. Luis Iriarte tiene razón. Y el Zoco Majadahonda contratando a semejante personal, también. Háganse socios de tan bella aventura. Porque nuestra ciudad se merece un cine así. Sin duda.

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