ViolenciaJULIA BACHILLER. Un tramo de la Gran Vía de Majadahonda a la altura del número 33 fue escenario de varios desafortunados incidentes en un tramo horario que comenzó a la 1:00 de la madrugada hasta las 4:00 horas de la noche del sábado al domingo del 13 de junio (2021). Por este motivo, se requirió la presencia de miembros de la Policía Local de Majadahonda así como de la Guardia Civil en tres ocasiones. Los agentes, una vez más, demostraron la capacidad y paciencia que les otorga su profesionalidad para solucionar y sobrellevar los comportamientos incívicos que cometen algunos vecinos en ese tramo horario en el que cualquier incidente rompe y altera bruscamente lo que debería ser la tranquilidad de la noche. El desencadenante de los disturbios no podía ser otro que el bar de copas situado en el Centro Comercial Gran Vía 33, el cual la noche anterior ya había sido escenario de otra pelea con intervención policial. En la noche del sábado a la 1:00 horas, la salida de varios clientes del local en alto estado de embriaguez provocó el alboroto y gritos en el exterior. Este fue el motivo de la primera llamada de los vecinos afectados a la policía local. La respuesta fue «otorgar un margen de tiempo para que la clientela se dispersara», ya que a esta hora se recorren este tipo de locales para verificar su cierre. Efectivamente, 15 minutos después un vehículo policial recorría la calle y a su paso provocaba el impostado silencio, así como la rápida ocultación de las bebidas alcohólicas que los clientes que habían salido al exterior portaban en sus manos. Tras el paso policial, el alboroto regresó de nuevo, pero en esta ocasión algún vecino toma la iniciativa de lanzar un objeto a los ruidosos clientes, por lo que se rompió la juerga, esta vez acompañada de insultos, aunque la finalidad del lanzamiento causó el efecto deseado. Añadir que resultó lamentable comprobar como quedaron depositadas bolsas de basura a la irregular entrada del local (se accede por una puerta de emergencia que da a la calle), cuando a escasos metros del mismo todos los demás locales de restauración de la zona trasladan sus desechos a los contenedores ubicados para tal finalidad.

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Violencia en la Gran Vía de Majadahonda: 4 intervenciones en 1 sola noche

Serían aproximadamente las 2:00 horas de la madrugada cuando aún con el sueño alterado volvió a escucharse griterío en la calle. En esta ocasión se vio a un hombre «a cuatro patas» en el centro de la Gran Vía, que parecía haber recibido los golpes de otro que estaba a su lado. Sin tiempo para realizar el pertinente aviso a las fuerzas de seguridad, un vehículo policial se acercó al lugar y minutos después se escuchó claramente como ante la negativa de los presentes a reconocer lo sucedido, el policía confirmó que desde su posición vio lo que en un principio le pareció el maltrato a un animal doméstico. Su confesada sorpresa fue que al acercarse verificó que se trataba de una persona en la posición mencionada. El altercado atrajo la presencia de otros vehículos policiales locales y de la Guardia Civil y tras las denuncias pertinentes se retiraron las fuerzas de seguridad.

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La violencia afectó a una mujer con su conviviente. Hubo además dos peleas

Minutos después tuvo lugar el suceso más despreciable e impactante de la noche. Eran aproximadamente las 3:00 horas de la madrugada cuando un individuo en estado de embriaguez solicitó a una patrulla de la Guardia Civil su atención. Con dificultad les explicó que no tenía las llaves de su casa y les rogó que le acompañasen hasta su domicilio porque no le querían abrir la puerta. Con extremada educación, los agentes accedieron a la petición. Ante la puerta del portal le pidieron que pulsase el botón del portero automático de su vivienda pero tras varias llamadas otros vecinos alertaron que estaba pulsando a dos viviendas diferentes. Tras un corto espacio de tiempo se escuchó como se le daba acceso al portal, momento en el que los agentes se introdujeron en su vehículo y se retiraron.

Incivismo y violencia: basura en Gran Vía 33

Lo imprevisto ocurrió cuando por falta de habilidad fruto de la embriaguez en la que se encontraba la puerta se cerró, momento en que el sujeto la emprendió a patadas con la misma, provocando la rotura de los cristales. De nuevo los vecinos le abrieron la puerta y el borracho, enfurecido, accedió al portal. Tras ello se escuchó la voz de una mujer que insistentemente rogaba: “¡No, no, no lo hagas…!” , tras lo cual se oyeron unos tremendos golpes y el llanto de la mujer pidiendo que cesara. Los gritos alertaron a una persona que lo estaba escuchando y mientras marcaba el número de la policía local se vio como otro vehículo se acercaba.

Policía Municipal y Guardia Civil disuadieron con su presencia los conatos de violencia callejera

Se trataba de la Guardia Civil. A voces desde la vivienda del agresivo maltratador, alguien les alerta de que algo está sucediendo, pero no debió explicarse con claridad ya que se vio como el vehículo se alejó del lugar. En ese momento el vecino autor de la llamada de alerta a los policías locales les explicó lo que acaba de escuchar. Al no estar demasiado lejanos al lugar de los incidentes antes mencionados, los policías municipales se personaron rápidamente. Una sola indicación sobre la puerta con los cristales rotos bastó para que identificasen el lugar. Tras varios minutos en el domicilio, al cual se acercaron familiares de la persona agredida alertados por la llamada de esta, fue duro comprobar como no se efectuó ninguna detención. El motivo estaba claro: la víctima no denunció.

Julia Bachiller

Julia Bachiller

OPINION. Relacionar estos sucesos con el conocido local ruidoso y problemático ante el cual el Ayuntamiento de Majadahonda hace la «vista gorda» a pesar de las innumerables denuncias de los vecinos que recibe, puede parecer una idea descabellada y absurda: nunca se podrá verificar del todo que algunos de estos individuos agresivos y alcoholizados procedieran del lugar. Lo que es evidente es que existen focos y lugares problemáticos donde el Ayuntamiento debería actuar para minimizar consecuencias. Al Gobierno municipal PP-Vox se le llena la boca de elogios a la hora de hablar del trabajo de funcionarios como la Policía Local y Guardia Civil, pero no ponen los medios para facilitar su trabajo, como sería al menos someter al cierre a las zonas y locales problemáticos. Es indignante ver como las normas de respeto y convivencia se transforman durante la noche. El alcohol y otras sustancias colaboran en ello y los que velan por nuestra seguridad son los que reciben la agresión por parte del infractor, con lo que crece la sensación de desesperanza e impunidad en el vecino desesperado que reclama la presencia policial.

Majadahonda Magazin