ZACARÍAS M. MAILLO. Dos son, a mi juicio, los elementos que condicionan a priori la campaña electoral local en Majadahonda: la situación interna de los partidos políticos y de sus grupos municipales y los resultados de las elecciones generales del pasado 28 de abril. Con respecto al primer elemento, cabe destacar el hecho de que el PP ha llegado al final de esta legislatura completamente exhausto y su grupo municipal roto por el «traslado» a Las Rozas de su número 2 (R. Riquelme), la salida de su número 3 en el Consistorio (Manu Ortiz), las últimas y extrañas reorganizaciones competenciales (Victoria Palacios, Africa Sánchez y Fátima Núñez) y las noticias en prensa sobre determinados contratos vinculados a la operación Púnica (Laura Nistal). Ciudadanos no ha llegado mejor, puesto que su grupo municipal, después del cambio de portavoz a mitad de legislatura (Ana Elliot por A. Reina), ha visto cómo se rompía en dos (A. Rodríguez y Mariene Moreno) y ya al final uno de sus concejales abandonaba el grupo para sentarse en el Pleno como no adscrito (David Ayuso). Además, desde el punto de vista político, firmar un documento de apoyo al gobierno del PP en 2015 y terminar la legislatura criticando la acción de dicho gobierno, no parece el mejor punto de partida para las elecciones de 2019.


Zacarías M. Maillo

Objetivamente la izquierda tampoco lo ha hecho bien. El PSOE vio como uno de sus tres concejales dejaba el Ayuntamiento a solo 6 meses de los comicios, después de que hubiese sido destituido como portavoz un año antes (créanme que sé bien lo que me digo y escribo con conocimiento de causa). Y por si fuera poco, se ha desangrado en unas primarias como mínimo controvertidas (ídem). A su izquierda, la antigua coalición Somos Majadahonda, que obtuvo un extraordinario resultado en 2015, con tres concejales, a punto del sorpasso al PSOE, se ha hecho jirones y ahora se presenta en sus dos modalidades: Somos y Podemos. El único partido que parece haber terminado esta etapa con tranquilidad ha sido IU, realizando sin aspavientos una transición en su candidatura, si prescindimos de esa anécdota electoral llamada «Actúa», escisión de Gaspar Llamazares y de la hija de Baltasar Garzón que también se presenta en Majadahonda.

En cuanto a los resultados electorales generales del 28 de abril, lo más relevante es el estado de ánimo de las organizaciones de cara a los comicios locales como consecuencia de aquéllos: la reaparición de un PSOE ganador, un PP abatido, un Cs en crecimiento sostenido, un Unidas Podemos en franco declive y un Vox con los pies en el suelo después de creerse unas estimaciones disparatadas. En mi opinión, la situación interna de los partidos no afecta tanto de forma directa a sus posibilidades reales sino a la capacidad de movilización de sus militantes y seguidores, si bien ésta redunda en una campaña más bien plana y poco estimulante. No hay más que ver el acto de presentación del candidato del PSOE, al que acudieron menos de 50 personas, o el pinchazo de Albert Rivera en la majariega Plaza de Colón, las intervenciones de sus disidentes en redes sociales, o los microactos del PP en la calle donde no van más de 10 ó 15 personas. En otras palabras, he visto a los partidos tradicionales (PSOE, PP, Cs, Somos, etc) con el ánimo más bien decaído, en contraposición con la hiperactividad de Vox y Vecinos por Majadahonda (VpMJ) y la tranquilidad de Centristas.

Por otro lado, tengo mis dudas sobre el impacto de los resultados de las elecciones generales. ¿Veremos un efecto arrastre que consolide e incluso impulse a los que entonces obtuvieron buenos resultados (PSOE, Cs y discretamente Vox) y hunda aún más a los perdedores (PP y Unidas Podemos)? O bien ¿seremos testigos de una suerte de relax ciudadano, en virtud del cual se dará por bien hecho el trabajo de premio y castigo del 28/A y, por tanto, muchos se quedarán en casa?. Las respuestas, mañana viernes (segunda parte).

Majadahonda Magazin