JORGE RUBIO. Los toros de Macua son muy populares en las festividades de Navarra, Madrid, La Rioja, Cantabria, País Vasco y Aragón, donde protagonizan las actividades taurinas y novilladas en multitud de festividades. Dicen que son los futuros sustitutos de los Vitorinos y que son reses muy «saltarinas», como se vio en Majadahonda, cuando una de ellos brincó hasta el burladero. Uno de los hitos de esta ganadería fue el de protagonizar con sus toros el primer encierro celebrado en Francia. Un evento clave para la trayectoria de Macua, que también cuenta con una gran presencia internacional gracias a sus reses. Pero la actividad de esta ganadería no se resumen únicamente en la crianza de toros y reses, ya que también pone a disposición de los aficionados a la tauromaquia diversos servicios como alquileres de toros y vacas para capeas y encierros, exhibiciones de recortadores o alquileres de cabestros para encierros, desencajonamientos y manejo en plazas de toros.
La clave del comportamiento de los toros de Macua parte de los propios orígenes de esta ganadería. «Después de hacer una gran selección de vacas y sementales, las vacas serán cubiertas por los sementales, toros dedicados en exclusiva a la reproducción. Dentro de los primeros días del nacimiento de los becerros, se les identifica colocándoles en ambas orejas unas crotales de plástico de color naranja que indican el número de registro en el libro del ganadero y los números de control hereditario. Durante sus primeros meses de vida, el becerro es totalmente dependiente de su madre ya que le protege y le alimenta con su leche. Entre siete y once meses de edad se le separa de su madre, es decir se produce el ahijado. Es una labor ganadera que consiste en apartar a los becerros de sus madres, esto se produce antes del herradero. Un poco antes de cumplir el año de edad los becerros pasan por el herradero, que consiste en marcar a fuego sobre su piel unos datos imprescindibles para entrar a formar parte del libro genealógico. Dichos hierros identifican el año de nacimiento, llamado guarismo, situado en la paletilla, el hierro de la ganadería y las siglas de la asociación a la que pertenece la ganadería en el anca. Por último, el número correlativo al herraje va en el costillar. También se les hace un corte en la oreja que identifica a la ganadería. El herraje se realiza en la estación invernal. Becerros y becerras conviven durante un tiempo, pasados unos meses serán separados en corrales independientes», según detalla la ganadería Macua.
Tras todo este proceso llega la denominada como «tienta» o prueba de bravura con la que los ganaderos determinan aquellos ejemplares que pueden ser buenos reproductores. «Es una de las actividades más importantes que se llevan a cabo en una ganadería, ya que a través de él se observa la bravura y la toreabilidad del ganado. Gracias a esta prueba se observa las condiciones del ganado y así poder elegir las que serán cubiertas por los sementales, o serán destinadas a los diferentes festejos taurinos. El tentadero se realiza en la plaza de tientas, lugar donde el ganadero prueba la bravura de las reses con el objeto de buscar en la tienta de las hembras a las futuras madres. El ganadero observa a la vaca primero en el caballo de picar y luego en la muleta y va tomando notas del comportamiento de cada una de ellas. En la tienta de machos se prueban los futuros sementales. La selección del ganado es fundamental, para la obtención de buenas reses y asegurar la continuidad de la ganadería»
«A lo largo de la vida del animal se tiene un especial cuidado en su alimentación y salud. La alimentación del ganado consta del pasto natural y de la implantación de praderas más nutritivas como puede ser los tréboles, alfalfa, ensilados de maíz y paja, avena, cebada y también se suelen complementar con alimentos concentrados, vitaminas y minerales». Todos estos elementos son los que han configurado a las reses de Macua como unas de las más bravas del panorama del toro español. Una bravura que ha configurado una leyenda de la que son un testimonio viviente sus toros, cuyo impacto en aquellos que los contemplan es difícil de olvidar y que de vez en cuando se encargan de recordar con cornadas como la sufrida por Jorge Rosco en las pasadas fiestas patronales de Majadahonda.
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