«En estos días se habla un poco más que de costumbre de Cervantes, –tampoco en exceso, desengañémonos–, a propósito de “El Cautivo”, la película de Amenábar, tan exitosa como se esperaba, y me apetece recordar que en Majadahonda tenemos un Bulevar, ni más ni menos, dedicado al mayor narrador que hayan dado los siglos». En la imagen, el cineasta en el estreno de este jueves en los Cines Zoco de Majadahonda

VICENTE ARAGUAS. (Majadahonda, 10 de octubre de 2025). Bulevar Cervantes. Es natural que Majadahonda (si conocida en todo el mundo, bien que con “ele”, donde nuestra primera “de”, gracias a él (Majalahonda) saldase la deuda con Miguel de Cervantes dando su nombre a un lugar hermoso. Que no era nada allá por 1979 y unos cuantos años sucesivos, cuando yo comenzaba a licenciarme en “majarieguidades”. Ahora me hallo en fase doctorado. Pero sin prisas (ni pausas). Y pues estos días se habla un poco más que de costumbre de Cervantes, –tampoco en exceso, desengañémonos–, a propósito de “El Cautivo”, la película de Amenábar, tan exitosa como se esperaba, me apetece recordar que en Majadahonda tenemos un bulevar, ni más ni menos, dedicado al mayor narrador que hayan dado los siglos (concedamos, sí, a William Shakespeare la corona de la dramaturgia). Y a otra cosa, mariposa. Que, por cierto, al bueno de Don Guillermo, “Will” para los más confianzudos, también se le han atribuido afinidades con “el amor oscuro” lorquiano. Y ello a santo de poemas muy concretamente opacos de la maravillosa colección de sonetos shakesperianos. Y hubo quien quiso situar a Cervantes y Shakespeare juntos en Valladolid, 1604.

Vicente Araguas

ESTADO DEL BULEVAR CERVANTES DE MAJADAHONDA. Cervantes vivía en la entonces capital de España y Shakespeare habría venido a ella acompañando una delegación muy nutrida de ingleses de buena voluntad en tiempos belicosos. Nada seguro tampoco en este caso, mera suposición. Pero no que Majadahonda homenajea a su ilustre portavoz en un libro traducido a todos los idiomas cual es “El Quijote”. Y en el Bulevar, nombre inexacto, demasiadas cosas para dejarlo transitable como un bulevar debe ser, está de más, sobre todo, un estafermo cuadrangular, grande como un furgón bélico o un armón funerario, que si tuvo alguna función hostelera hace tiempo que no es sino resto de un pasado poco glorioso, me temo. Y, por supuesto, sobra el monstruo vecino, mitad dando al Bulevar, la otra porción a Hernán Cortés, del edificio que jamás se acabó y hoy apenas sirve como jardín botánico a lo bestia y colonia felina atendida por damas meritísimas o meritorias que se preocupan, incluso, de medicar propiamente a los mininos (además de alimentarlos, naturalmente).

Elogio a los Independientes y Emprendedores: “¡Venturoso aquel a quien el cielo dio un pedazo de pan sin que le quede obligación de agradecérselo a otro que al mismo cielo!”

ALGO MUY INTERESANTE DEL BULEVAR CERVANTES SON LOS RELIEVES A PARTIR DE CITAS TOMADAS DE “EL QUIJOTE”; aquí conviene decir que lo abras por donde lo abras siempre hallarás en este libro algo digno de cita y recuerdo. Y aun así bueno es que quien fuese, del Ayuntamiento de Majadahonda, diera en extraer semejantes joyas del cofre cervantino para que el personal tome la nota oportuna. Por ejemplo la que reza: “¡Venturoso aquel a quien el cielo dio un pedazo de pan sin que le quede obligación de agradecérselo a otro que al mismo cielo!” Y que a mí me trae a la mente aquella copla que dice: “Desgraciaíto el que come/ el pan de la mano ajena/ siempre mirando a la cara/ si la pone mala o güena.”.

Descrédito del cotilleo: “…que más sabe el necio en su casa que el cuerdo en la ajena”, “Eso no, Sancho…que el necio ni en su casa ni en la ajena sabe nada…”

ESTE RELIEVE, DETERIORADO, DEL BULEVAR PIDE ARREGLO INMEDIATO, POR FAVOR. Otro señala: “…que más sabe el necio en su casa que el cuerdo en la ajena”, palabra de Sancho, a lo que replica Don Quijote: “Eso no, Sancho…que el necio ni en su casa ni en la ajena sabe nada…” De nuevo oímos a Sancho en el tercer relieve: “Dos linajes solos hay en el mundo, como decía una agüela mía, que son el tener y el no tener…” El relieve cuarto indica: “…la buena y verdadera amistad no puede ni debe ser sospechosa de nada…” Y un quinto, o el primero, si empezamos abajo, reitera el comienzo de libro tan maravilloso. Ya se sabe: “En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor..” Vengan a ver, sí, el Bulevar Cervantes. Y quienes pueden corrijan sus defectos. Por favor.

 

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