«En mis paseos casi diarios, he visto, o por lo menos me lo ha parecido, que algo se mueve y ya no huele tan mal en Dinamarca, como escribió aquél dramaturgo llamado Shakespeare en su «Hamlet». Al pasar por nuestra Joya de la Corona (la Gran Vía), me ha parecido ver que a los grandes tiestos apostados en ella les han lavado la cara y ya brillan de otra manera»

JOSE Mª BABOT. (Majadahonda, 18 de noviembre de 2025). Parece que se mueve algo. En mis paseos casi diarios, he visto, o por lo menos me lo ha parecido, que algo se mueve y ya no huele tan mal en Dinamarca, como escribió aquél dramaturgo llamado Shakespeare en su «Hamlet«. Al pasar por nuestra Joya de la Corona (la Gran Vía), me ha parecido ver que a los grandes tiestos apostados en ella les han lavado la cara y ya brillan de otra manera, ahora solo falta su colocación para cumplir con la idea con la que fueron instalados allí: evitar que algún perturbado mental inicie la caza de personas en coche. Eso está pero que muy bien. ¡Ay! pero quedan los consabidos setos, que no hay manera de que la alcaldesa que nos han metido de clavo se digne dar la consabida orden de poda de los mismos. Y no venga, ni ella ni sus acólitos, a decirnos que si sí o que si no, pues eso no se traga. ¿Por qué no piensa serenamente, Doña Lola, mientras come en la calle o plaza Pizarro, serenamente, en cómo se debe hacer para que las personas que viven en esas viviendas le tomen cariño a las tijeras de podar? Y si el Ayuntamiento no lo hace, al menos permita que ellos mismos, en sus ratos de asueto, vayan recortando poco a poco, sin prisas pero sin pausas, sus correspondientes ramajes de toda índole, que se salen de lo corriente y normal. Los que no pasan asiduamente por esas viviendas no saben lo que es tener que inclinar, de vez en cuando, la cerviz para que una ramita no se te meta en un ojo, o, simplemente, te moleste bastante, como es el caso, al pasar. 

A Babot y Estribor, la columna de José María Babot Vizcaíno sobre asuntos de Majadahonda

OBRAS EN EL INSTITUTO CARLOS III- Ahora he visto, mejor dicho, no se ve porque han puesto una valla para que no trascienda lo que se hace, que en el llamado Instituto Carlos III están haciendo algo, no sé si de obra o para recortar los árboles que ya traspasan la verja de separación de los límites del Instituto con la parcela peatonal. Ya se verá, pero no por ser un centro público se le ha de perdonar todo lo que haga mal o muy mal. Ha de pasar por el aro, como cualquier persona. Y a los que menosprecian o critican con mala baba mis escritos, les invito primero a que se identifiquen como Dios manda, ¿o es que se avergüenzan de sus apellidos?. Yo admito todo, pero mejor sería sin insultos de cualquier tipo. Y si uno o una no tiene la educación suficiente, también se lo admito, sin enfados ni nada parecido, porque para eso estamos los que nos atrevemos a ponernos delante de un teclado o coger un bolígrafo para, penosamente por razones de edad, dar nuestra sincera opinión, esté bien o mal. Y aunque algunos lectores sostengan lo contrario argumentando que es una cuestión de punto de vista, siguen por supuesto estando al revés las letras J y D del tan polémico letrero en la Gran Vía con la palabra «Majadahonda«, infornando al que pasa por ahí la perogrullada de que está en Majadahonda, como si no lo supieran o supiéramos. ¡Vaya tela!. Y puesto que las letras, en todo el mundo menos los que escriben por dibujos o signos, se leen de izquierda a derecha, no hay que ponerse de ninguna forma especial para leer lo que no está bien escrito.

LOS FANTOCHES. Algunos se preguntaran, ¿qué y quiénes son los fantoches?. Es una palabreja que no corre mucho de boca en boca, pero que sí existen, sí los hay. Aquí, en Majadahonda, hace unos dos años los tenemos y les pagamos un salario, que se lo llevan a gastar fuera de nuestra ciudad y lo consumen en donde viven, fuera de Majadahonda. Los fantoches son aquéllos que no hacen nada de lo que dicen hacer por sus propias palabras. Deberían estar obligados a hacer lo que dicen, y no lo hacen, por eso se les dice que son unos fantoches, unos fantasmas, y que no se les ve por ninguna parte. ¿Cuánto tiempo llevamos los majariegos quejándonos de lo que no hacen los concejales, con su «mestressa» a la cabeza?. Yo llevo algo más de una año desde que empecé, educadamente, a enviar correos al Ayuntamiento. Y no he recibido contestación alguna de la persona a la que iban dirigidos los mismos. Esa persona demuestra una muy mala, yo diría que pésima educación, y la sigue desarrollando en la actualidad, pero hay que comprender (aunque yo no lo comprendo) que por poco que crea que la debemos pagar no merece la pena trabajar en las componendas que exige gestionar una ciudad. Seguro que debe pensar esta «mestressa» que «no se ha hecho la miel para la boca del asno», y por eso no piensa, ni está en su hoja de ruta, arreglar los problemas de los que nos quejamos los majariegos. No me cabe la menor duda, dado el aspecto que ha tomado la que agarró con fuerza e ímpetu el bastón de mando en el año 2023. 

A ALGUNOS DE LOS CONCEJALES DEL PP EN MAJADAHONDA yo los he criticado en otras cartas por su inacción en la gestión de la ciudad y ahora los estamos padeciendo. Alguien dijo esta oportuna frase: «los hipócritas se alimentan del chisme, se destruyen de envidia y se mueren sin amigos». De este perfil por supuesto haylos a mogollón, para definir a las personas que así lo sean, incluso a mí mismo. Solo hay que saber encontrarlos y mantenerse alejados de ellos. Y si no contesta a las cartas, a esta mujer que tenemos como alcaldesa, se le diga lo que se le diga, significa que su municipio de adopción se la trae al pairo y por eso pienso que en realidad, en lo más hondo de su intimidad, se ríe de todos nosotros.

Majadahonda Magazin