Que el capitán Jorge Casado, brioso central, sea el máximo goleador del equipo dice mucho de lo que está pasando en el Rayo Majadahonda

ANALISIS. Muy mal lo tiene el Rayo Majadahonda tras la derrota en Salamanca a orillas del Tormes, aunque antes naufragó igualmente en el Guadalquivir (Córdoba), ante los del Estrecho (Algeciras y Ceuta) o con los del norte del Atlántico (Racing de Ferrol). Con ello quiero decir que no hace falta ser un visionario para saber que este equipo hace aguas por todos lados a causa de esa enloquecida planificación de plantilla que hizo el director deportivo y de los continuos cambios que hace el entrenador. Esta vez modificó la portería (entró Lucho por Alvaro), al lateral Rahim se le vio deambular la primera parte por el centro del campo y luego regresó a la banda y el equipo salió con 1 medio ofensivo (Sergio Llamas) y 4 delanteros (Nando, Alvaro Portero, David Rodríguez y Alayeto), a cual más desafortunado. Si se trataba de contener los primeros arreones de un equipo salmantino que siempre sale mordiendo por el empuje de su tremenda afición, el plan no salió precisamente a las mil maravillas (2-0).


J. Federico Mtnez en la grada del Cerro

Ojalá Diego Nogales acierte ante el Depor -quizás el peor rival en el peor momento– porque el crédito se acaba y el equipo tiene una vía de agua importante. Algún día habrá que explicarse como un plantel que fue capaz de ganar fuera de casa el muy competido Trofeo Federación (con el Linares y el Sanse) en la víspera de inaugurar la Liga, luego se ha estrellado de forma tan calamitosa cuando arrancó la competición. Cambios y más cambios sobre algo que más o menos funcionaba podrían tener la solución al acertijo porque al entrenador no le falta preparación ni le sobra aplomo. Sin embargo, hay decisiones inexplicables que no se ven desde fuera, por más que los arcanos de los vestuarios las aconsejen. Y a la vista está que, una y otra vez, no dan resultado. Es incomprensible que grandísimos jugadores como tiene esta plantilla (la número 11º por valor financiero según la auditoría independiente de Transfermarkt) fallan pases cortos y largos, lanzan balones altos al área a dos delanteros tan habilidosos y expertos veteranos como escasos de estatura. Se planean jugadas de balón parado y estrategia -algunas desde casi el centro del campo, algo inaudito- que luego no son capaces de superar una lejana barrera. Y además dedican a ello dos futbolistas -uno se supone que para amagar y engañar– que le ponen tan poca convicción y fe que solo se distraen a sí mismos.


Los jugadores del Rayo Majadahonda no aciertan a comprender lo que pasa y calidad no le falta a esta plantilla: puesto 11º por valor de mercado

Para colmo de males, el guardameta no es capaz de sacar con el pie dentro del campo (en estas condiciones mentales, salir con el balón jugado es un suicidio). Los duelos de «uno contra uno» en la primera parte se perdieron todos. Los delanteros fueron incapaces de tirar a puerta y los estrategas encargados de sacar un corner no sirvieron ni uno en condiciones. El centro del campo estuvo siempre desdibujado y si falla el director de orquesta la sinfonía es inaudible: se vio la peor versión de un Mario fuera del partido por su mala cabeza, un Sergio Llamas que tras tropecientos partidos sigue sin aparecer y… poco más, porque el resto se suponía que eran delanteros a los que nada potable les llegaba. Ansias atolondradas de ganar se llama eso. La defensa tan sólida de Casado y Ofoli se mostró incluso desconcertada: todos los remates llegaban con atacantes en solitario. Si a eso unimos la mala suerte con los dos palos tenemos los ingredientes de una «tormenta perfecta» que explican lo que a todos parece inexplicable.

El planteamiento de Nogales falló en la primera parte de Salamanca: los cambios mejoraron al equipo

A Diego Nogales le queda la baza de ganarle -o al menos empatarle– al Depor pero en este caos generalizado de equipo, si cambia de nuevo volverá a tropezarse con los fantasmas del pasado. Y si no lo hace, corre el riesgo de repetir lo que volvió a ocurrir en Salamanca. En estos casos donde todo se desmorona se recomienda encomendarse al santoral y el domingo próximo se celebra San Abraham, que es patriarca y padre de todos los creyentes. Una figura bíblica que salió de su patria y peregrinó por la tierra que Dios había prometido a él y a sus descendientes. Quiera el cielo que los hados del esférico se tornen proclives porque va a hacer falta mucha fe -y bastante oficio y veteranía- para sacar adelante este entuerto en el que el equipo se halla metido.

Majadahonda Magazin