Las flores de «pensamientos» plantadas en la Gran Vía de Majadahonda: «según me enseñaron en mi niñez, es la «flor de los muertos», ya que se siembra en el mes de noviembre, que es el mes de los difuntos. No sé en qué se han debido basar los mandatarios de esta decisión, o los que, ya por norma, lo tienen planificado, pero es una bella flor que anuncia malos presagios o hace que la época en que se planta sea un poco aciaga».

JOSE Mª BABOT. (22 de diciembre de 2025). ¡Muchísimas felicidades majariegos!. Ya se nos están echando encima las celebérimas fiestas navideñas 2025 y ya nos sentimos, queramos o no, más distendidos, más sueltos de todo, más amiguetes, más cordiales, con menos mala leche (aunque parezca mentira) y más seres humanos. Faltan escasísimos días para celebrar estas frías y alegres fiestas y espero que todos, todos, todos, seamos y estemos con una alegría desbordante y no veamos, en nadie, lo peor que cada uno tenemos dentro de nosotros mismos. La alegría nos ha de desbordar por doquier y los parabienes han de salir de nuestro cuerpo, sin forzar nada. Y que este Nuevo Año 2026 que se nos avecina sea cumplidor de todos nuestros deseos. Así lo espero y así os lo deseo. ¡Felices Fiestas Navideñas Majariegos!

A Babot y Estribor, la columna de José María Babot Vizcaíno sobre asuntos de Majadahonda

LO QUE SUELTAN LAS LENGUAS VIPERINAS. Ajenos como siempre al buen ambiente de nuestra ciudad y a este espíritu navideño que respiramos se han leído en el Magazin de Majadahonda las sucias y feas palabras de un concejal del PP contra los dos concejales de «Vecinos por Majadahonda«, el mismo que siempre obsequia a esta alcaldesa –que nos han colocado mientras dormíamos– sus más aduladoras palabras. Este concejal del PP, que tengo muy entendido que es uno de los Judas del partido en Majadahonda que se pliega a nuestros «invasores», es uno de los que yo he escrito en mis cartas-quejas en esta revista, que no solo no es capaz de decir, a lo vivo, que sus jefes que ahora nos mandan ni siquiera viven aquí, sino que se rebela incluso contra quienes sí lo hacen, diciéndoles: «Ustedes no tienen ni coherencia ni discurso». Estas sucias, feas e insultantes palabras las ha escupido el concejal que vive entre nosotros como un Judas, por lo tanto, hay que decir que se llama Ignacio Silván, y escribo su nombre porque ya que ha querido saltar a la palestra en el Magazin de Majadahonda por sus descalificaciones, es justo que también a él también lo califiquen. 

¿Se ha visto usted la jeta que tiene? ¿Cómo viviendo en Majadahonda tiene la cara dura de ir contra sus propios vecinos? ¿Quién se ha creído usted qué es y quien es?. Usted piensa menos menos que los pensamientos sembrados recientemente en los tiestos de la Gran Vía, sobre los que ahora volveré. Usted, que vota todo en contra de lo que se quiera hacer para mejorar nuestra Majadahonda, que es la suya, porque creo que vive aquí, por lo que se lee y se escucha, se distingue como un gran halagador de su jefa, y por eso está usted en contra de todo lo que no sea hacerle la pelota a ella. Que sepa usted, por si no se ha dado cuenta, que creo que no por el caletre que se le ve, que es usted un personaje tan zalamero que raya en lo pelota, y así me dicen los funcionarios que lo conocen en el Ayuntamiento majariego. Se ha vendido usted por un simple plato de lentejas, aunque esto sea lo normal, un salario que nunca más volverá a tener, porque ganar un sueldo con palabras y actos como el que ha hecho usted, según sus palabras, no son dignos de un concejal, son palabras de un indigente político que actúa así para que no le quiten su sueldazo. Y lo dejo porque me está subiendo la bilirrubina…

LOS PENSAMIENTOS PLANTADOS EN NOVIEMBRE. Estos días atrás he ido a mis cosas por nuestra Joya de la Corona, esa Gran Vía que era más que maravillosa y que desde hace unos años está más que revuelta y hecha una desdicha, una verdadera pena comparándola con la de fechas anteriores. Desde que esta señora que nos gobierna está en la silla de alcalde y sigue los pasos de su antecesor –no nos olvidemos de él– tomando a Majadahonda casi al asalto, se está viendo como hacen con la ciudad de su capa un sayo, como vulgarmente se dice. La alcaldesa apenas habla en los plenos (y por eso corta siempre a los demás concejales y no les deja hablar o terminar sus discursos), mientras que a ella lo poco que dice se lo escriben para que lo lea. Por eso de esta alcaldesa muda, poco educada y ausente habrá que interpretar sus gestos. Y por ellos he reparado en las plantas de esos tiestos enormes, renovados pero bastante mal cuidados, porque he visto con agrado que se han plantado unos pensamientos en ellos. Bien, muy bien, pero… siempre hay un pero. Esta más que bonita flor, por lo menos a mí me gusta bastante, según me enseñaron en mi niñez, es la «flor de los muertos«, ya que se siembra en el mes de noviembre, que es el mes de los difuntos. No sé en qué se han debido de basar los mandatarios de esta decisión, o los que, ya por norma, lo tienen planificado, pero es una bella flor que anuncia malos presagios o hace que la época en que se planta sea un poco aciaga. 

Esta flor, al plantarla, avisa del mes en el que estamos, y, a mí, me ha dado que pensar, que si ha sido esta mujer que debiera estar al servicio y cuidado de los majariegos quien la ha mandado plantar en los tiestos de la Gran Vía, lo ha hecho para avisarnos de que ha pasado el mes de los difuntos o para anunciarnos que van a venirnos malos meses a los majariegos. No me da buena espina, me huele mal. No sé si está iniciando, aunque sea muy poco a poco, el arreglo de Majadahonda, o si se cachondea de nosotros o qué, de verdad lo digo. Yo no la entiendo pero mientras, esta insigne madame se está saliendo con la suya manteniendo lo que más feo hace a Majadahonda, según lo veo yo, que son los consabidos setos sin recortar, la escalera sin barandillas del parque de Colón, el deteriorado adoquinado de ciertas calles, el necesario repintado de los pasos de cebra, etc, etc, etc., objeto de mis quejas contra su gestión. Eso sí, con estos pensamientos recientemente plantados quieren quitar otros deshechos arbustos de nuestra ciudad para ver si así se distraen las quejas de quienes nos dedicamos a criticar los desperfectos y otras cosas que afean nuestro municipio. Mientras, los concejales foráneos del PP y algunos de sus Judas que cohabitan entre ellos, van pasando los días para llegar al final de su mandato de cuatro años.  A mí, sin embargo, los bonitos pensamientos plantados no me quitan de la cabeza los desórdenes medioambientales y de mantenimiento de la ciudad que tenemos en Majadahonda y así lo digo y lo escribo.

Majadahonda Magazin