VICENTE ARAGUAS (Julio de 2024). Después de la etapa reina, cuando la adrenalina se dispara, y las endorfinas, esas drogas maravillosas creadas por el cuerpo en ejercicio, hacen su aparición, viene la “pájara”. En el argot ciclista ese declive corporal cuando las fuerzas parecen irse a tomar viento, y no el del Mesón que ayer coronábamos sin mayor esfuerzo. A mí, por lo menos, tal me ocurre. Más acusadamente si cuando, como otros años, la etapa reina superaba los 40 quilómetros (con llegada a Ordes), y la “caída” al día posterior era más dura. Bueno, tampoco exageremos, que se trata -hoy- de hacer veinticuatro quilómetros. Sin cuestas considerables, apenas algún repecho. Siempre por la Galicia interior, entre carballos (robles, para entendernos, aunque la palabra carbajo siga todavía viva, bien que en ámbitos estrictamente rurales) hayas y demás árboles ajenos a esos eucaliptales que abruman la Galicia costera, donde solo faltan los koalas para parecernos un poco más a Australia. Pero por aquí, entre Ordes y Oroso (núcleo urbano más importante Sigüeiro, orillas del Tambre), la naturaleza conserva autonomía o carácter autóctono.
Me sobra, sin embargo, una parte importante del Camino Inglés, que viaja en paralelo con la Autopista del Atlántico, consecuencia de la mala idea que tuvo algún diseñador o ideólogo que decidió abandonar parte del trazado original o primitivo. Como estamos a tiempo de volver a ello, tal como lo conocí en mis primeros años como habitante enamorado de esta ruta, aconsejo, no beber hilo, como Gloria Fuertes, sino volver al redil. Háganme caso, por favor, si leen estas líneas “ventureiras” cual esos gatos independientes, por encima incluso de lo debido en la naturaleza felina, que eso somos o debiéramos los peregrinos auténticos, los que no nos ajustamos a modas ni a más regulaciones que las dictadas por el sentido común. Ese del que carecieron los “cráneos privilegiados” (¡Viva Valle-Inclán!) que desviaron el Camino Inglés, entre Bruma o Mesón do Vento y Sigúeiro, para que emulase el asfalto autoviario. Por lo demás, todo bien en un recorrido que nos lleva al Concello de Sigüeiro, regado por el Tambre, río con vitola histórica, pues no es es otro que el Tamara que dio nombre a la Casa de Trastamara, más allá del Tambre (o Tamara).
Ya se sabe: Enrique II, Juan I, Enrique III, Juan II y Enrique IV. De este, de su polémica descendencia, que nunca llegó a reinar (la llamada Juana la Beltraneja), brota el reinado en Castilla de su medio hermana, Isabel I (“La Católica”) de donde la España que hasta aquí ha llegado, Quiero decir que el Camino, entre sus múltiples utilidades, tiene un aspecto docente nada desdeñable. Aprendan, insisto, los peregrinofobos, incapaces de mirar o aorender otra cosa que no sea el perímetro de sus ombligos. El Tambre tiene en SIgúeiro un parque fluvial estupendo donde pasar parte de una tarde, compatible también con una piscina municipal abietta a todos. Como lo es el Pabellón Juanito Amigo, jugador que fuera, entre otros equipos, del Racing de Ferrol de mi parcialidad. Como lo es el Albergue Ultreia et Suseia, antiguo Fogar da Chisca, donde la hospitalidad de Chisca se prodiga con viejos profesores que aquí llegan con cierto cansancio consecuencia de la “pájara” del día después de la etapa reina. Tampoco está mal el Bar Cortés, para ver como España se llevas por delante a Alemania. Al son vacilón de una camarera con su aquel valleinclanesco, que Don Ramón –ya se sabe- se inspiraba en Galicia. Y Galicia en él. Que la naturaleza, ya se sabe, imita al Arte. Y Oroso, en fin, tiene un alcalde joven, Don Alexánder Doval, que ya nos recibió el añp pasado. Y este año ha vuelto a hacer lo propio, Con un sentido generoso, esto es, liberal, de la hospitalidad, muy, muy de agradecer. Orillas del Tambre, o Tamara, en Sigüeiro. (Continuará).*Vicente Araguas es poeta y escritor majariego, autor de “Enseñando Poesía en la Escuela” (Magíster/ Pigmalión).
Este medio dia, ca familia, na churrascada do Pateiro con motivo da Festividade da Virxe das Dores de Oroso.
Muchísimas gracias querido Vicente por tus amables palabras por volver a poner nuestro municipio (Oroso) en el mapa y por haberme permitido pasar, un año más, un ratito con vosotros.
Esta es vuestra casa, un fuerte abrazo.
Pois agardo que viñera boa esa churrascada. E Viva a Virxe das Dores!!!
Álex: manifiesto de nuevo nuestra gratitud a Oroso, por su magnífica acogida, año tras año. Y a ti, en particular, por ser tan liberal, sentido lato. Fuerte abrazo, amigo. Nos vemos el año que viene. Sí.