«Alicia en el país de las maravillas» es una novela de fantasía escrita por el matemático, lógico, fotógrafo y escritor británico Charles Lutwidge Dodgson, bajo el seudónimo de Lewis Carroll, publicada en 1865. La historia cuenta cómo una niña llamada Alicia cae por un agujero, encontrándose en un mundo peculiar y extraño, una de las mejores novelas del género del Sinsentido.

MIGUEL SANCHIZ (Majadahonda, 8 de noviembre de 2025). Manual de malos ejemplos: la infancia según los cuentos. Una irónica reflexión. Nos empeñamos en que nuestros pequeños sean buenos, obedientes y responsables… pero ¿qué referentes les damos? Basta abrir el cofre de los cuentos y héroes de infancia para descubrir que, en realidad, crecimos rodeados de auténticos manuales de “malas costumbres”. Ahí está Tarzán, que vive casi desnudo y se balancea por la selva sin preocuparse por la etiqueta. Cenicienta se escapa de casa y regresa a medianoche, como si el toque de queda para los niños no existiera. Blancanieves convive con siete mineros bajitos sin contrato de alquiler ni supervisión adulta. Y la Bella Durmiente se pasa la vida dormida, demostrando que la pereza también tiene su recompensa. Caperucita Roja desobedece a su madre y se mete en líos con desconocidos. Pinocho es un embustero profesional. Hansel y Gretel no solo se pierden en el bosque: acaban incendiando la casa de una pobre anciana. Astérix se da unos chutes de poción mágica elaborada por un druida, y Batman conduce a 300 km/h en la ciudad, sin multa ni puntos del carné. La lista sigue: Aladino roba lámparas y se hace millonario gracias a un genio. La Sirenita abandona a su familia y cambia su cuerpo por un príncipe que ni la conoce. Ricitos de Oro entra en casa ajena, se come la comida de otros y se echa la siesta en camas que no son suyas. Peter Pan secuestra niños para que no crezcan y vivan en su isla sin responsabilidades.

Miguel Sanchiz y sus Encuentros con la Historia

Los tres cerditos especulan con la construcción hasta que uno invierte en ladrillo. Harry Potter se pasa la adolescencia saltándose las normas del colegio y enfrentándose a asesinos en serie. Y si nos ponemos oscuros, hasta Drácula se cuela en versiones infantiles, enseñando que vivir de chupar la sangre ajena puede ser un estilo de vida. Con semejante panorama, la moraleja parece clara: haz lo que quieras, pero que quede entretenido.Y para rematar, recordemos a la Reina de Corazones de Alicia en el País de las Maravillas, que resolvía cualquier problema con un grito: “¡Que le corten la cabeza!”. Una figura que, vista desde hoy, nos recuerda a más de una política de nuestro tiempo: autoritaria en el gesto, teatral en la amenaza, y siempre convencida de que la solución pasa por imponer miedo antes que diálogo. Quizá la verdadera enseñanza de los cuentos no sea la obediencia, sino la ironía: crecer sabiendo que los modelos perfectos no existen, y que incluso los héroes más entrañables tienen mucho de pícaros.

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