JULIA BACHILLER. El programa «Madrid Directo» de Telemadrid entrevistó esta semana a Enrique Mijallo, vecino de Las Rozas. El principal motivo era dar a conocer la obra de este artista autodidacta, desde una maqueta del municipio a pequeña escala, hasta unas enormes esculturas de más de dos metros de altura como «La cigüeña María”, emblema de la ciudad, o la enorme «Ballena» situada en el lago del Parque París, situado en la Avenida de España de la localidad vecina a Majadahonda. Sobre la citada ballena, que es un símbolo muy vinculado a Majadahonda, como luego se verá, le hacía constar el entrevistador: “alguna de tus obras de arte incluso está a remojo”, a lo que Enrique Mijallo respondía: “porque es una ballena”. Y seguidamente añadía: “esto tenía que haber ido a Majadahonda, lo que pasa es que cuando estaba hecha, el alcalde (de Las Rozas) dijo que no iba a Majadahonda, que se quedaba aquí en Las Rozas”. Desconocemos el motivo que tuvo el alcalde en su día al tomar dicha decisión, pero a riesgo de equivocación al no verificar los hechos, en mi opinión es fácil deducir cuales fueron, por la información que el artista ofrece y la que obtenemos a través de las redes sociales.


Julia Bachiller.

Las obras de Mijallo están realizadas con materiales reciclados del mundo del automóvil, “piezas de coche que desguazábamos, después de hacer prácticas, soldadas unas con otras de forma magistral para obtener la forma deseada, utensilios y piezas como una llave inglesa, zapatas de freno, radiadores, tornillos, un embrague…”. Al ser preguntado por el número de piezas con las que realizó la ballena responde: “infinidad de piezas. Los ojos eran faros de un 600”. Pero el verdadero mérito no está en el aprovechamiento de estos materiales sino en algo más. Enrique Mijallo, como él reconoce, se autobiografía: “Soy nacido y criado en Las Rozas, y en mi familia todos somos roceños, roceños auténticos”.

En cuanto a su verdadera profesión, revela que “estaba trabajando de mecánico en la Renault, pero lo dejé todo y abrí una escuela taller de formación“, a la cual hizo referencia el periodista Juan Francés en un artículo publicado el 9 de abril de 1997 en el periódico El País, bajo el titular “La ballena de hierro“, del cual destacamos: “No quieren saber nada de libros de texto, profesores ni escuelas. Eso no va con ellos. Lo que les gusta es ponerse el mono azul, meterle mano a un motor de coche y acabar de grasa hasta los codos. Son los 20 jóvenes del Taller de Automoción de Las Rozas (45.000 habitantes), chicos con problemas familiares y escolares que han abandonado los estudios para dedicarse al aprendizaje de diversos oficios, como la mecánica, la fontanería o la electricidad. El taller depende de la Concejalía de Educación. Una de sus prácticas ha sido la construcción de una ballena de 3.500 kilos soldando piezas sacadas de los desguaces”.

Retomando el contenido de esa entrevista, el propio artista afirma: “se pueden hacer muchas cosas sin ser ingeniero, ni ser nada, pero hay que tener constancia para hacerlas”. Y lee una frase que dice así: “si en los peores momentos de tu vida alguien te tiende la mano, nunca olvides tan sublime acción. Y si se te presenta el momento, procura igualarla. Y si pudiera ser mejorarla”. Su mayor satisfacción ahora es «cuando me llevo las ilusiones y me encuentro con muchos chicos, con 35 y 40 años, que me ven por la calle… la alegría que me dan ellos no tiene precio. Porque salieron de mi taller trabajando”.

Dice un refrán: “la intención es lo que cuenta“. Y que un vecino de Las Rozas se acuerde de Majadahonda al elaborar una de sus obras con la ayuda de unos alumnos destacados, tiene mucho valor. El Arte contribuye a olvidar las rencillas que antaño nos cuentan había entre las dos localidades, y espero que el fútbol no sea una de las causas que las vuelva a reavivar esta temporada por lo que sería obligación de los dos clubes estrechar relaciones.

En Majadahonda siempre recordaremos la leyenda de la ballena, que como en su día rememoraba Isidoro Bustillo, tiene un origen popular: “La famosa ballena de la laguna, que luego resultó ser una albarda, a la que los majariegos acudían a observar y cazar con palos y escopetas”, es un mito que no se hace constar en el escudo, pero que aún mantiene como logotipo una de las peñas más antiguas de Majadahonda, la denominada precisamente así, «Peña de la Albarda» fundada en el año 1976. Así que si en verano e invierno Madrid tiene «playa», Las Rozas y Majadahonda también tienen ballena.

 

Majadahonda Magazin