CRESCENCIO BUSTILLO. El Pueblo: enclavamiento, costumbres, su vida, peculiaridades, economía, etc. Antes y después de la Guerra Civil. Según datos o documentos que pude constatar y por otras fuentes de información, el pueblo debe su origen y su nombre a que había una vaguada o valle donde convergían las “pasadas” antiguas (aun hoy hay parte de esa hondonada en el sitio llamado de los “Morrones” con tendencia hacia abajo, y eso que la parte superior ha sido soterrada con tierras echadizas). Dicha hondonada servía de refugio al ganado lanar trashumante. Parece ser que en los siglos XVII y XVIII estas “pasadas” jugaron un papel muy importante en la conducción o paso de estos ganados, hasta que en el siglo XIX fueron suplantadas por las “Cañadas”, de más anchura y que servían para transitar toda clase de ganado por ellas. Esta hondonada tenía la particularidad de ofrecer abrigo, descanso y seguridad, tanto a las reses como a sus conductores o pastores. Abrigo porque les reservaba del viento frío del norte y nordeste. Descanso porque después de varios días de viaje agotador reponían fuerzas (no olvidemos que transitaban en primavera y en otoño). En primavera desde Extremadura a las montañas de Castilla la Vieja y León, y en otoño regresaban a la inversa.

Crescencio Bustillo con su perro

Por ultimo encontraban seguridad, lo mismo las ovejas que los pastores, dentro de esta hondonada, y reunían los rebaños más compactos en la oscuridad. El que está en el valle tiene la ventaja de ver mejor las siluetas, se asomen por la loma o cerro, que el que desde el cerro quiera percibir lo que pasa en el barranco. Esto es aplicable lo mismo a personas que animales. Por tanto, aquellos hombres no tenían nada de tontos, ya que poniendo en vigilancia a los enormes perros que siempre les acompañaban era muy difícil que les pudieran sorprender. Ni los ladrones de ganado ni los lobos, que habían venido siguiendo a distancia los rebaños esperando la oportunidad de atacarlos cuando estuvieran más tranquilos descansando. Todos sabemos que el lugar donde pernocta el ganado lanar se le llama “majada”: si a esto le añadimos la hondonada donde se concentraban, tenemos la solución de la palabra conjunta: Majadahonda. No en dos porciones con un espacio intercalado sino en un vocablo conjunto. Este es el nombre que dieron los primeros pobladores, y que aún perdura, a un hecho sencillo y natural como es el de la circunstancia de converger en un sitio determinado: la orografía del terreno, los caminos o “pasadas” que bifurcaban allí y las personas y el ganado que tuvieron que utilizar dicho sitio.

Majadahonda Magazin