Ayoub, Iriondo y Tony del Valle

TONY DEL VALLE. En el mundo del fútbol habitamos toda clase de personas: buenas, malas, ignorantes, listos, tontos, muy tontos, entendidos, sabelotodo, dictadores, demócratas, de derechas, de izquierdas… Solo hay que echar un vistazo a los canales de televisión para ver y observar los programas de fútbol: la mayoría son lo más parecido a discusiones de taberna. Está claro que el Rayo Majadahonda no se libra de esta fauna futbolística, empezando por el Personaje y terminando por mí. Dentro de este mundo, algunos se olvidan o no quieren darse cuenta que el fútbol es solo un deporte y no va más allá de ver a dos equipos luchando, jugando y dejándose la piel en el campo para que su preferido se lleve la victoria, apoyados siempre por una afición que daría cualquier cosa por ver ganar a su club.


Y siempre hay una persona que está en el ojo del huracán: el entrenador. Es muy difícil ver a un técnico más de tres años seguidos en un banquillo del mismo equipo pero por suerte en el Rayo Majadahonda tenemos al maestro Antonio Iriondo, de 64 años, nacido en Moscú e hijo de los niños de la guerra que fueron evacuados a Rusia durante la guerra civil española. La mayoría de estos niños eran vascos y asturianos. Y entre los años 1957 y 1958 volvieron a España, ignorando lo que les esperaba aquí. Si allí las criaturas lo pasaron fatal, con una segunda guerra mundial, aquí se encontraron con el rechazo de muchos sectores de la sociedad civil, al considerarles que ya venían adoctrinados por el comunismo.

Se instalaron en el País Vasco y unos años después se vinieron a Madrid. Este cambio supuso una modificación radical en la vida de Antonio Iriondo, pasó de los verdes valles de Euskadi al desolador paisaje del Gran San Blas, barrio creado por la dictadura para el realojo de miles de familias españolas. Aunque su gran afición era el ciclismo, aquí en Madrid se decantó por el fútbol y a los 17 años debutó en la 3ª División Nacional con el histórico equipo madrileño C.D. Moscardó. Yo he visto jugar al fútbol a Iriondo hasta que en el año 1982 se retiró en el Tomelloso C.F. como futbolista.

Como entrenador debutó en la temporada 1991/1992 en el C.D. Móstoles hasta debutar como profesional 2 meses en el Rayo Vallecano de 1ª División, pasando por más de una docena de equipos de la 3ª División y 2ª División-B. En la temporada 2012/2013 vuelve para entrenar al Rayo Majadahonda, ya había sido entrenador del equipo durante casi 4 temporadas 1994/1998. Y digo «casi» porque fue cesado por el Personaje. En la temporada 2017/2018, el maestro Antonio Iriondo tiene que rehacer un equipo nuevo como máximo responsable deportivo de la primera plantilla y consigue ensamblar un excelente grupo de jugadores. Queda campeón del grupo I de la 2ªB, juega el «play off» ante el Cartagena y después de un partido agónico en el Cerro del Espino, el Rayo Majadahonda gana el partido por 1-0 en el minuto 97, lo que supone, el ascenso automático del equipo a la 2ª División Nacional del fútbol profesional.

Después de su debut como entrenador en el año 1991, el maestro Antonio Iriondo es historia viva del fútbol madrileño y del Rayo Majadahonda, un icono para el fútbol aficionado y para miles de aficionados. Su forma totalmente atípica de leer los partidos, innovando planteamientos técnicos que luego se pusieron de moda mucho antes que Johan Cruyff trajera a la escena la defensa de 3 y dos falsos laterales, él ya lo practicaba en los equipos que dirigía. Está forma de ver y entender el fútbol siempre le creó mucha controversia en el mundo del fútbol. Quizás esto le privó de llegar más lejos en el fútbol profesional. Solo a tres entrenadores se les permitieron innovar en este deporte para deleite de millones de espectadores y aficionados: Joan Cruyff, Arrigo Sacchi y Josep Guardiola.

El maestro Antonio Iriondo ha sido un adelantado a su tiempo, los que estamos metidos en el fútbol de una manera u otra, tenemos la gran suerte de disfrutar y verle entrenar al Rayo Majadahonda, disfrutar con su filosofía del fútbol, ver al equipo como la toca, no arrugarse nunca, quitar un medio centro y poner un delantero con el marcador a favor con un 2-0. Esto solo lo hacen los grandes maestros, aunque los mediocres, siempre lo verán como una temeridad. Como él dice: «el fútbol no son 24 horas al día». Y dice la verdad: «fútbol es fútbol».

Majadahonda Magazin