ELENA MARTICORENA. Su exposición se clausura este sábado 25 de noviembre (2025) y en esta segunda y última parte de la entrevista realizada a Santiago Esteban González y publicada este mes de noviembre (2023), el productor, realizador y pintor cuenta a Majadahonda Magazin que está trabajando en una colección de piezas más directas y desgarradas: «Por ahora la colección tiene un título descorazonador, una frase que decía mi abuelo materno día tras día, “un día menos para morirnos”. Muestra la necesidad de volcarnos en el momento, expresándome únicamente con el espacio». Y cuando se le pregunta por su trayectoria como realizador y productor, Santiago Esteban responde: «He tenido mucha suerte como realizador a partir de vincularme a la productora Lucky Village, ya que con ella hemos hecho muchos documentales, varios de los cuales se han proyectado en el Festival de Málaga. Las temáticas han sido variadas, lo cual es muy enriquecedor. Un proyecto muy interesante fue hacer la serie documental «Rodar en Andaluz». Se trataba de diferentes capítulos sobre el cine que se hacía y aun se hace en Andalucía. Rodamos cuatro piezas, recogiendo testimonios y documentación sobre diferentes décadas, los años 70, 80, 90 y los 2000. Otro proyecto que personalmente disfruté mucho fue hacer de productor en el documental «El Bosque Zurdo». En esta ocasión la temática fue musical, en concreto, el proyecto versaba sobre Fernando Márquez, el líder de Paraíso y de La Mode, que han sido dos de mis grupos de música de cabecera. Ultimamente, y al margen de proyectos externos, me estoy interesando bastante por el videoarte como parte de una disciplina artística nueva para mí. Una de mis últimas piezas se llama Turned Off, habla de la contaminación lumínica que poco a poco nos está impidiendo ver las estrellas en las ciudades.
¿Y como pintor? ¿Qué pasos te llevaron a formarte en estas disciplinas?–Aunque es verdad que desde niño he pintado y que siempre he estado vinculado con el arte, hubo unos años en los que la pintura estuvo aparcada en mi carrera profesional. Un periodo de tiempo en el que me dediqué por completo a la realización y producción audiovisual. Fue a partir de un momento de transición personal, una enfermedad, en el sentía que la vida necesitaba tener algo más de sentido. El cáncer es una enfermedad que, si se tiene la fortuna de sobrevivir, pone las cosas en su sitio, nos hace relativizar lo que queremos y lo que no para nuestra vida. Este momento me llevó a volver a pintar, lo que pasa es que cambié mi técnica y le di un enfoque digital, volví a sentir que mis obras conectaban con el espectado. Digamos que fue un forma de volver a mi adolescencia. Eso me ha traído hasta aquí ahora.
¿Cómo te defines y cuál es tu principal signo de identidad como pintor? –Si tuviese que definir mi trabajo rápidamente sería «explosión de color en formato digital». Yo me expreso igual que cuando lo hacía con la pintura más tradicional (acrílico u oleo) pero ahora usando los dedos en una pantalla. Mezclo los colores como si lo hiciese con una paleta y voy superponiendo capas. De vez en cuando vuelvo a trabajar sobre mis cuadros con acrílico y óleos, pero donde vuelvo a mi esencia es frente a la pantalla. Siempre he estado ligado a la pantalla, desde mi paso por la Facultad de Comunicación Audiovisual, los masters de escenografía, los documentales y ahora con la pintura, digamos que uno siempre vuelve a su esencia.