MANU RAMOS. La investigación sobre el crimen del Día de los Enamorados (14 de febrero 2021) que tuvo lugar en Majadahonda (Madrid) a manos de un rico chatarrero de etnia gitana y orígen portugués que vivía en el exclusivo barrio de chalés lindante con el Pinar de Fuente Marcela la dirige el grupo de homicidios de Guardia Civil. «De momento no hay nada hasta que no se aclaren las circunstancias, no se puede aportar nada nuevo», indicaron fuentes policiales a MJD Magazin, que desveló como las desavenencias podrían proceder de la posible venta del chalet familiar. Lo único que se conoce es que «la mujer falleció de un disparo en el pecho, la hija tiene uno en la pierna y el varón presenta varios disparos (podrían ser 4) por el cuerpo», añaden estas mismas fuentes. También se saben las iniciales del asesino (J. A. F.), que sigue muy grave en el Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda custodiado día y noche por la Guardia Civil. Incluso el nombre de la víctima y de su hija homónima (Alicia), la primera trabajaba en un conocido supermercado de la zona, donde era muy querida por el resto de los empleados y clientes. Y de él ha transcendido que era un tipo violento que tenía amedrentada a toda su familia, parte de la cual vivía en otro chalet cercano.


ABC. «Pasaba ya una hora de la medianoche de San Valentín cuando la tragedia, en forma de crimen machista, se cernió sobre Alicia P., una mujer de 54 años de origen portugués que se ha convertido en la segunda víctima mortal de este tipo en Madrid en lo que va de año. El regalo que le tenía preparado su marido, identificado como J. A., de 62 años y español, era un tiro en el pecho que acabó con su vida una hora después. De nada valieron los espantosos gritos de socorro de la única hija, del mismo nombre que la finada y de 22 años, la única que había aguantado residiendo en el pequeño chalé familiar».

EL MUNDO. «Los residentes en la misma zona sí que recuerdan, hace años, episodios de violencia entre los cónyuges. Existen diligencias de prevención de violencia machista. Un equipo de violencia de género se entrevistó con la mujer, que puso de manifiesto que sufría malos tratos pero no quiso ni presentar denuncia ni facilitar datos de identificación del autor. Los vecinos califican al hombre como una persona introvertida, incluso «huraña», pero de la mujer afirman que era «agradable» y trabajaba en un supermercado de la zona. «Eran ruidosos, se dedicaban al negocio de la chatarra e incluso trabajaban en casa con las piezas que recolectaban», señalan.

Majadahonda Magazin