JOSE Mª BABOT VIZCAINO. Hace ya aproximadamente cerca de un mes que estoy intentando que el alcalde Álvarez de Majadahonda diga algo, se manifieste y conteste, con un Sí o un No, a la pregunta que le llevo haciendo y le hago sobre el tema de los jubilados: ¿va a hacer algo en favor de los pensionistas, subvencionando con el descuento que ya tenía este grupo el ticket del autobús?. Es un beneficio adquirido, supongo, que el otrora alcalde, innombrable para mí, lo quitó de un plumazo. Dando la callada por respuesta, este alcalde demuestra muy claramente que los jubilados le sobran, le inquietan, le molestan, ya que es un muy numeroso grupo (aproximadamente debe ser sobre un 20% de la población) que no trabaja, no da beneficio interesante al Ayuntamiento y sí mucho gasto. Y presumiblemente (por lo que se debe ver o debe ver el Sr. Álvarez), porque no se mueven y por no molestar no merecen mucha atención. Supongo que por esa actitud es lo que supuestamente debe pensar el Sr. Álvarez.


Babot Vizcaino

Usted, Sr. Álvarez, manifestó esto antes de las elecciones: “Quiero mantener este modelo de ciudad que trae progreso y bienestar y que ha hecho que Majadahonda sea el mejor lugar de la Comunidad de Madrid para vivir. Además, apostaré de forma firme y decidida por la Familia como eje central y vertebrador de la sociedad. Y por el Deporte, presentando a los majariegos un proyecto innovador”. ¿Se acuerda Sr. Álvarez?. Pues ahí, en la familia, entran los jubilados, por si no lo sabe. Usted ningunea a este grupo, no le importan nada, no le gusta, según demuestra con las no contestaciones a lo que se le pregunta sobre ellos. Y según pasan los días, no hace nada, ni hará nada por ellos, o muy poca cosa, tan poca, que ni lo notan, (obras son amores y no buenas razones, dice el refrán), excepto darles palmadas en las espaldas para que se conformen. Los jubilados son, como digo antes, un grupo muy numeroso que tiene un poderío fuerte en cuanto dicen «aquí estamos«. Y sin embargo, con la altanería que caracteriza a los mandamases, en determinadas ciudades, y, por desgracia, Majadahonda parece que es una de ellas, se les niega casi todo. No se acuerdan los de la vara que este grupo, si bajara los brazos, algunas ciudades posiblemente casi se pararían. Sin las ayudas de toda índole que dan a sus familias, con ganas, sin cansarse, con grandes atenciones a los menores (nietos) y buscando donde no hay, con todo su empeño a su servicio, incluso no teniendo, dejarían de ser lo que son ahora.

Los que ahora trabajan lo hacen para pagar, entre otras cosas, los salarios de estos políticos que ningunean a los jubilados, como a todas luces, según su actitud, hace este alcalde. A él le basta con oír, ver y callar: estoy seguro que si calla es por vergüenza de no hacer nada por ellos, paseando su garbo con descaro, como diciendo: «aquí estoy yo». Sr. Álvarez, le pregunto, con todo mi respeto, si se va a hacer algo a favor de este numeroso y necesitado grupo de pensionistas, sobre un descuento en los tickets de los autobuses, como otrora tenían. Se sabe, por datos aparecidos, sin que quiera afirmar que sean contrastados, que el Ayuntamiento tiene dinero y superávit. Según noticias, este año pasado 2018 ha registrado en sus arcas a final de año, presuntamente y de forma no oficial, la cantidad de 50 millones de euros aproximadamente. ¿Cree de verdad que no es de su consideración contribuir a que los jubilados tengan parte de esos beneficios, que, al fin y al cabo, han colaborado con sus impuestos a recaudar?. Espero que esta carta toque su sensibilidad y haga un gesto, por lo menos contestando algo y no escondiendo la cabeza bajo el ala. Conteste, por favor, por lo menos para que los jubilados sepan a qué atenerse. Un silencio por su parte indicará que la contestación será más que negativa, y me pesará mucho, porque este colectivo merece mucha más atención de la que se le da.

Majadahonda Magazin