Un recién nacido se encuentra frente a un mundo nuevo y desconocido, sin aún las habilidades necesarias para comunicar directamente sus necesidades y frustraciones. Como resultado, es común que los bebes lloren y se quejen para comunicar su angustia. En este artículo, exploraremos las situaciones que pueden causar más estrés a un recién nacido y brindaremos algunos consejos útiles sobre cómo calmarlo y tranquilizarlo.
Situaciones estresantes para un bebé
Hay varias situaciones que pueden provocar estrés en un recién nacido y provocar que llore y se agite. El hambre es una de las razones más comunes: un recién nacido necesita tomas frecuentes para su crecimiento y para su sistema digestivo aún inmaduro. Cuando se salta o se retrasa una comida, el bebé puede sentirse inseguro y nervioso, y llorará a causa de esto. Otro factor estresante para un recién nacido es la necesidad de que lo limpien y lo cambien; La sensación de humedad o suciedad causada por un pañal mojado o sucio puede ser extremadamente incómoda. Es importante comprobar periódicamente si el bebé necesita un cambio de pañal para reducir sus molestias.
El cansancio es otra causa común de agitación en los recién nacidos. Debido a que su sistema de sueño aún está en desarrollo, los recién nacidos pueden cansarse fácilmente y sentirse sobre estimulados por el entorno. Un bebé agotado puede volverse inquieto y llorar desconsoladamente, en estos casos es importante ofrecerle un ambiente tranquilo y silencioso que le ayude a relajarse. La estimulación excesiva es otra fuente de estrés para los recién nacidos. De hecho, son extremadamente sensibles a estímulos externos como la luz, el ruido y la confusión. Demasiada estimulación puede sobrecargar su sistema sensorial, provocando ansiedad y agitación. También aquí se vuelve fundamental crear un ambiente tranquilo y silencioso para reducir su estrés y devolverle a un estado de calma.
Consejos para calmar a bebé que llora
Para calmar a un recién nacido agitado, se pueden adoptar varias estrategias. El contacto físico es fundamental: sostener al recién nacido en contacto piel con piel o mecerlo suavemente puede proporcionarle una sensación de seguridad y comodidad. La cercanía física ayuda a regular la temperatura corporal y estabilizar los latidos del corazón del bebé. Los movimientos suaves tienen un efecto calmante en un recién nacido: mecer al bebé suavemente en sus brazos, usar una hamaca o una mecedora puede ayudar a calmarlo y favorecer el sueño.
Envolver al recién nacido en una manta ligera y segura es un método muy eficaz para calmarlo. De hecho, la sensación de estar envuelto recuerda a la que se siente en el útero materno. Para arropar al recién nacido lo mejor es elegir mantas ligeras, transpirables y de algodón. De las mejores marcas especializadas en artículos para bebé, como Mimuselina por nombrar una, podrás adquirir una muselina bebe de gran tamaño, perfecta para envolver al recién nacido cómodamente. Además, los ruidos blancos, como el tictac de un reloj o el zumbido de un ventilador, pueden crear un ambiente relajante para un bebé. Estos sonidos constantes y monótonos pueden enmascarar otros ruidos y brindar una sensación de comodidad, y recuerdan el ruido blanco que escuchó su bebé durante nueve meses en el útero. Por último, el masaje también puede ser una forma eficaz de calmar a un bebé agitado. Mediante movimientos suaves y relajantes se puede estimular la liberación de endorfinas y favorecer una sensación de bienestar.
Calmar a un bebé agitado requiere comprensión, paciencia y un trato amable. Reconocer situaciones estresantes y adoptar los consejos mencionados anteriormente puede ayudar a crear un ambiente tranquilo y tranquilizador. Recuerda que cada recién nacido es un individuo único, por lo que es posible que tengas que experimentar con diferentes estrategias para encontrar las que funcionen mejor para él.