Laura Alvarez Bustillo: «vivió toda su vida en Majadahonda y casó a sus 4 hijos en la parroquia de Santa María. Tuvo una vida plena hasta que la enfermedad del alzheimer no le dejó disfrutar de sus 5 nietos como a ella le hubiera gustado».
IÑAKI ESTÉVEZ ÁLVAREZ. (17 de octubre de 2024). Obituario. Laura Álvarez Bustillo, mi madre, nació el 16 de septiembre de 1946 en la calle San Isidro, en el número 9 de una casa de Regiones. Hija de Pedro Álvarez Labrandero y Hermina Bustillo Bustillo, junto a su hermana María Lina y su tía Sagrario, vivían y despachaban en la lechería que se encontraba en dicha calle, donde guardaban vacas y un toro (El Pirulo). Tras una infancia feliz, estudió magisterio infantil en Segovia y ejerció para el servicio social. Se casó con José Estévez (jugador y socio fundador del Rayo Majadahonda) y tuvieron 4 hijos. Vivió toda su vida en Majadahonda y casó a sus 4 hijos en la parroquia de Santa María. Tuvo una vida plena hasta que la enfermedad del alzheimer no le dejó disfrutar de sus 5 nietos como a ella le hubiera gustado. Este 12 de octubre de 2024 falleció a los 78 años debido al deterioro producido por dicha enfermedad, pero descansó en su casa y rodeada de los suyos, que nunca la olvidarán. Sobre el día y la hora de la misa será en la parroquia de Santa Catalina el lunes 18 de noviembre a las 19 horas en la iglesia de Santa Catalina. Gracias a todos de antemano.
Laura Alvarez Bustillo era muy conocida y apreciada en la ciudad de Majadahonda
Laura Alvarez Bustillo con José Estévez en unas vacaciones
La afición del Rayo Majadahonda guardó un minuto de silencio y le rindió un homenaje
Laura Alvarez Bustillo en su boda
Laura Alvarez Bustillo con sus padres
Su ahora viudo, el ex jugador rayista y socio, José Estévez, se mostró agradecido y emocionado con el homenaje que le rindió la afición a su esposa y familia
Renuevo el abrazo que le di el otro día a José Estévez, un hombre bueno en el sentido machadiano de la palabra. Qué extiendo a sus familiares ante tan sensible pérdida.
Gracias Don Vicente, nos vemos por el Cerro