«¡Pícaro progreso que trajo los ferrocarriles en lugar de las cómodas escobas sobre las que cruzaban el aire nuestras respetables abuelas¡», decía Colombine. Y sí, en efecto, nos falta una mirada más larga y unas ambiciones más globales y generosas para mejorar aún más el futuro de la Humanidad, añade Federico Utrera: «Los precursores de Miguel Ángel fueron los hombres que hicieron con el puño las primeras vasijas de barro… No verlo… ¿Que importa sabiendo que ha de venir?. Hay que ser buenos y leales. Vale más ser buenos que ser artistas». También es una frase suya, no mía. Yo solo me he limitado a transcribirla…»

MIGUEL SANCHIZ. (29 de junio de 2025). En el corazón de la historia española hay figuras que caminaron por delante de su tiempo y que, sin embargo, fueron empujadas a los márgenes de la memoria. Una de ellas fue Carmen de Burgos, la primera mujer redactora en un periódico nacional, escritora prolífica, activista infatigable y figura clave del feminismo español de comienzos del siglo XX. Durante décadas, su pseudónimo —»Colombine«, como firmaba sus artículos— fue prácticamente olvidado. Hasta que un investigador tenaz, sensible y lúcido decidió rescatar su legado del silencio. Federico Martínez Utrera es el autor del libro “Memorias de Colombine. La primera periodista”, un trabajo recomendable que no solo reconstruye con rigor documental la trayectoria vital de esta mujer extraordinaria, sino que también le devuelve la palabra, el lugar y la luz que la historia le negó. Su obra ha sido celebrada por su profundidad, su belleza literaria y su capacidad de reivindicar a una mujer que no buscó acompañamiento, sino transformación.

Atlas de Geografía Humana, por el periodista Miguel Sanchiz

A LO LARGO DE LOS AÑOS, UTRERA HA PERSEGUIDO LA HUELLA DE COLOMBINE en archivos, hemerotecas, manuscritos y cartas. Ha trazado su paso por Almería, Madrid y los escenarios de una Europa convulsa. Y ha conseguido algo más difícil todavía: mostrar a la mujer completa, contradictoria, libre y vibrante que fue Carmen de Burgos, sin reducirla a símbolo ni idealizarla. Desde Majadahonda Magazin tenemos el privilegio de conversar con él. No solo porque el 26 de mayo (2025) pronunció una conferencia en el Centro Cultural Carmen Conde de Majadahonda, sino porque su mirada sobre Colombine nos interpela a todos: ¿qué figuras hemos silenciado? ¿A cuántas mujeres seguimos sin ver aunque vuelen?. Oyendo a Federico Utrera, esta duda nos envuelve y para ello le realizamos esta entrevista. Y le agradecemos profundamente no solo su tiempo y generosidad, sino también su mirada lúcida, comprometida y profundamente humana. Gracias a investigadores como él, figuras como Carmen de Burgos —Colombine— regresan al lugar que les corresponde: no como un pie de página en la historia, sino como protagonistas plenas de una España que aún sigue despertando su pasado y su deuda con las mujeres que le abrieron camino.

Federico Utrera ha grabado varias películas y documentales sobre la vida de Colombine en TVE y Canal Sur, momento que recoge la imagen del que se rodó en Majadahonda

¿Cómo descubriste a Colombine? –Por una feliz casualidad. Yo trabajaba en el diario «El Sol», que tenía su sede en la plaza de Colón de Madrid y los tiempos muertos los pasaba en esa vidriera del conocimiento que es la Biblioteca Nacional. A salto de mata entre libro y libro me topé con ella. ¿Qué fue lo que te atrajo de su figura para dedicarle un libro tan completo y 30 años de tu vida? – Indudablemente su faceta de periodista. Ya es una profesión de titanes y siempre he admirado a las mujeres que se dedican a ella cuando descubrí que en su época fue la pionera. ¡Y no se sabía! Se la reivindicaba como feminista y novelista, pero no como periodista. Y decidí biografiarla a fondo. Tanto, que han pasado 30 años y el libro sigue volando tras dos ediciones, cien recensiones científicas en todo el mundo –que tuve que recopilar para la ANECA del Ministerio de Educación– 3 películas y documentales y centenares de reseñas periodísticas en prensa, radio y TV, de todo eso se ha hablado en Majadahonda. ¿Crees que la historia ha sido injusta con Carmen de Burgos? –No es un tópico: lo fue en su época, sobre todo después de su muerte, lo fue en la dictadura de Franco y lo es ahora todavía en democracia. Expuse ejemplos concretos en la conferencia sobre como se la ha marginado, tanto por progresistas como por conservadores, como pionera en la demanda del voto para la mujer.

«Por una feliz casualidad me topé con Colombine: yo trabajaba en el diario «El Sol», que tenía su sede en la plaza de Colón de Madrid y los tiempos muertos los pasaba en esa vidriera del conocimiento que es la Biblioteca Nacional. A salto de mata entre libro y libro me topé con ella»

¿Por qué su nombre no ha resonado con la fuerza de otras figuras del feminismo, pese a su inmensa labor? –Por esta misma razón. La profesora Sonia Núñez Puente, que me dio clase en mi doctorado, diferenció el feminismo que excluye al hombre y el que integra a la mujer. Colombine era integradora, progresista, librepensadora… Las feministas radicales se lo perdonaron por pionera pero cuando publiqué sus Memorias, que recogen su pluralismo y sus matices, ya la sacaron de sus bibliotecas y exposiciones. Dí ejemplos concretos en la conferencia de Majadahonda. Como primera mujer periodista profesional en España, ¿qué obstáculos tuvo que vencer Colombine y cómo supo usar la palabra como herramienta de transformación social? –Obstáculos muchos: a otro periodista que la insultó y se mofó de ella por ir a las redacciones lo retó a una pelea. Como ella era algo voluminosa, ni apareció. También se enfrentó a la policía alemana en la primera guerra mundial para poder escapar porque le sorprendió allí… Tuvo coraje, sí, el periodismo sin él no es nada, eso lo aprendí yo también muy pronto cuando con 19 años ya tuve que sentarme delante de un juez por una crónica local… Terminé mi carrera en el equipo de investigación de la revista «Interviú«, jugándomela con terroristas, narcos y políticos corruptos. «La libertad tiene un precio, amigo Sancho» vino a decir Cervantes. ¡Cuánta razón tenía!

«Una feminista del PSOE también la marginó en una exposición por considerarla librepensadora, algo que pude trasladarle en persona a Alfonso Guerra cuando yo era corresponsal parlamentario. Me dio la razón y me confesó que algunas feministas de su partido eran más dogmáticas que la propia derecha.»

¿Qué significado tenía para ella escribir bajo el seudónimo de “Colombine”? –Nada especial… supongo. La «bautizó» otro periodista jefe suyo por un personaje de «La Comedia del Arte» y acertó de pleno: es un contrapunto de la grácil bailarina con un nombre escasamente femenino además. Dio en el clavo. ¿El pseudónimo era una estrategia de supervivencia en un mundo hostil o una forma de libertad? –¡Buff!, difícil pregunta. «Colombine» solo fue un secreto al principio, luego todo el mundo supo que era Carmen de Burgos. Ella escribió como «Perico de los Palotes»,​ «Gabriel Luna», «Raquel», «Marianela»... ¿Libertad, supervivencia o impunidad? Hoy el pseudónimo se ha trasladado a los comentarios de los lectores en artículos y noticias pero leyendo a José Mª Babot quejarse de las críticas que recibe en MJD Magazin por lectores anónimos confirmo que la polémica sobre los pseudónimos no ha acabado ni acabará nunca. Has retratado a una mujer múltiple: escritora, periodista, pedagoga, activista, amante, madre, exiliada emocional… ¿Cuál de esas facetas crees que resume mejor su esencia?. –Todas y ninguna en exclusiva. Ella misma solía decir que tenía muchos yoes, como todo el mundo, algo que pocas personas reconocen.

La sala de la Casa de la Cultura se llenó para oír la conferencia sobre Carmen de Burgos de Federico Utrera, autor de «Memorias de Colombine»

Colombine tuvo una relación larga e intensa con Ramón Gómez de la Serna. ¿Fue una historia de amor entre iguales o también hubo sombras como ocurre a veces entre genios? –Luces y sombras hay en todas las relaciones humanas, mi maestro Juan Goytisolo me confió que lo relevante no son las contradicciones sino saber convivir con ellas. Colombine y Ramón terminaron hablando todos los domingos por teléfono, como un ritual. Ella lo había perdonado del romance con su hija y él reconocía así el afecto y admiración que siempre le tuvo. En tus investigaciones, ¿te has topado con resistencias al reivindicar a Carmen de Burgos?. –Sí, varias veces. Una profesora a la que ni conozco me dicen que me odia porque mi libro se adelantó al suyo, una feminista del PSOE también la marginó en una exposición por librepensadora, algo que pude trasladarle en persona a Alfonso Guerra cuando yo era corresponsal parlamentario. Me dio la razón y me confesó que algunas feministas de su partido eran más dogmáticas que la propia derecha.

«Colombine ya no es patrimonio de ninguna ideología ni de nadie, ahora se le pone su nombre a colegios en Málaga, Córdoba, premios literarios, calles por toda España… En Madrid hay placas donde vivió y en Almería el paseo marítimo lleva su nombre. El periodista José Antonio Martínez Soler, que también fue maestro mío, está promoviendo que la futura estación del AVE en Almería lleve también su nombre»

¿Ha cambiado algo en la recepción de su figura en los últimos años? –Si, mucho. Ya no es patrimonio de ninguna ideología ni de nadie, ahora se le pone su nombre a colegios en Málaga, Córdoba, premios literarios, calles por toda España… En Madrid hay placas donde vivió y en Almería el paseo marítimo lleva su nombre. El periodista José Antonio Martínez Soler, que también fue maestro mío, está promoviendo que la futura estación del AVE en Almería lleve también su nombre. ¿Qué legado nos deja Colombine en este siglo XXI, tan distinto en apariencia, pero todavía con tantos techos de cristal? –Para mí el principal es su reivindicación de la libertad y eso comenzó con la conquista del voto para la mujer. Hoy ya nadie lo discute pero queda pendiente la lacra de la violencia de género y preservar el embarazo como algo intocable laboralmente, pues todavía se incumple en las pymes más precarias si no lo salvaguarda el Estado. ¿Cómo crees que leería hoy Colombine los periódicos actuales? –Con alborozo. Al igual que en su época, vivimos uno de esos raros momentos de la Historia con una expansión de la libertad de prensa gracias a internet, como en la época de Lutero también. Ojalá sea irreversible.

«Colombine se fijaría hoy en los marginados: desempleados, inmigrantes desamparados, mujeres, mayores, discapacitados…»

¿Dónde estaría su pluma, su voz, su mirada? –En los marginados siempre. En su época fueron los judíos inmigrantes, las mujeres, las madres y las trabajadoras. Hoy siguen siendo los desempleados, los inmigrantes más desamparados, las mujeres, los mayores, los discapacitados, los marginados… ¿Qué puede aprender una joven periodista de hoy de una mujer como ella, que luchó sin miedo pero también con inteligencia, con ternura y con pasión? –Tantas cosas, pero podríamos resumirlas en unas cuantas: lectura, rigor, interés, minuciosidad, revisión, tenacidad y mirada crítica. Hoy ser periodista, requiere ser «superwoman» o «superman», quedamos pocos supervivientes de la Edad de Hielo y al que lo logre le espera un paraíso, pero plagado de trampas que ha de superar con constante responsabilidad.

«Hoy ser periodista, requiere ser «superwoman» o «superman», quedamos pocos supervivientes de la Edad de Hielo y al que lo logre le espera un paraíso, pero plagado de trampas que ha de superar con constante responsabilidad.

Federico, tú has dicho en tu conferencia de Majadahonda que “las mujeres como Colombine no se arrastran: vuelan, aunque nadie las vea”. ¿Crees que nuestra historia sigue escrita por quienes no saben —o no quieren— levantar la vista para verlas pasar? –Realmente la frase textual que escribió ella fue: «Eso de hacerse un palacio, con cementerio y todo, para vivir y morir en un mismo sitio, me parece que nos asemeja a los moluscos. ¡Pícaro progreso que trajo los ferrocarriles en lugar de las cómodas escobas sobre las que cruzaban el aire nuestras respetables abuelas¡». Y sí, en efecto, nos falta una mirada más larga y unas ambiciones más globales y generosas para mejorar aún más el futuro de la Humanidad. «Los precursores de Miguel Ángel fueron los hombres que hicieron con el puño las primeras vasijas de barro… No verlo… ¿Que importa sabiendo que ha de venir?. Hay que ser buenos y leales. Vale más ser buenos que ser artistas». También es una frase suya, no mía. Yo solo me he limitado a transcribirla…

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