Fernando Arrabal concede la entrevista a Majadahonda Magazin desde su residencia en Paris

ELENA MARTICORENA. Majadahonda Magazin tiene el placer de publicar una entrevista que nos concede Fernando Arrabal, amigo querido de este diario digital y de su editor, Federico Utrera. El prolífico artista conoció Majadahonda tras la guerra civil española, tal y como reflejan sus palabras: «Llegamos a Madrid al final de la incivil guerra como consecuencia de la ‘ayuda oficial ‘ por mi concurso de superdotados. En aquel momento precisamente el municipio de Majadahonda, destruido durante los tres años de defensa de Madrid, se convirtió en el sueño inaccesible (17 km sin vehículo) de mi abuelo, apasionado de la arquitectura en general y de las «obras»; como había bautizado al pomposo y oficial Plan de Regiones Devastadas. Acordémonos del olvido cuando deseamos brincar por encima de (una a una) todas las perspectivas». La editorial Hijos de Muley Rubio (HMR) de Majadahonda le publicó su libro «¡Houellebecq!». Pasado el tiempo (el libro se editó en el año 2005 y fue presentado en París y en Madrid) ¿Qué recuerdos tiene de aquella aventura editorial? FA. –Majadahonda resucitó tan rumbosa que no sabíamos si llamarla cercanía, villa o ciudad (olvidando lo de arrabal) cuando todo surgía en ella fulgurosamente (¿Silicon-Valley-carpetovetónicamente?). Como la indescifrable aventura de ‘Hijos de Muley Rubio’ y una Televisión que brilla ya como ‘los-tres-jueves-que relumbran-más-que-el-sol’ .Todo libro es una aventura editorial y en especial un primer libro, banderas al viento, sobre Houellebecq. Se puede pensar que él sería el Baudelaire de hoy si las circunstancias no le distrajeran tanto.


Elena Marticorena

Usted es dramaturgo, poeta, novelista, cineasta, ensayista, videoartista y de esa larga lista artística que es difícil condensar en una sola frase, en este momento, ¿con qué título se siente más identificado?  FA.–Ninguno de ellos me hubiera encantado tanto como ser un pintor como mi hermano, mi padre, mi abuelo, mi tatarabuelo… O tener desde mi nacimiento el talento de los  jugadores de ajedrez Sergey Karjakin, Bobby, Magnus… O haber conseguido alguno de los 18  torneos de ajedrez del club El Molinillo de Majadahonda. Donde todas las lenguas son arcaicas. ¿Está trabajando en algún proyecto en la actualidad? FA. –Desgraciada o afortunadamente los cuatro años que trabajé me mostraron que la realidad solo puede ser ‘lagunaria’ y que el tiempo nos mira pasar. A menudo se le ha tachado incorrectamente de “provocador” ¿La sinceridad es una provocación? FA .-¿Parece incongruente e incoherente esta imputación? La provocación al ser imprevisible fue y es reprobada por Tales de Mileto o Benoît Mandelbrot e incluso por mÍ sin tratar de compararme a ellos siempre que el Diablo se conforme con las válvulas. ¿Cómo es su visión hoy de España y de la sociedad española, de cuya nacionalidad nunca ha abjurado pese a vivir «exiliado» en París? FA.-  ¿España? ¿Todos hemos crecido al sudor de sus repudios? ¿Algo mejor que el de los francos especialistas? No supieron -y se comprende-  si el municipio se llamaba  Majadahonda  o Maxa-honda  o Majada-honda. Por ello no pudo figurar con letras de molde (con las mismas razones que Ciudad Rodrigo) en El Arco de Triunfo de París. Próximo capítulo: «Inmerecidos son todos los premios cuando se está solo en medio de los demás».

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