Fue algo más que un partido de rugby: era una fiesta para ver un espectáculo donde la fiereza en el campo de juego se transforma en nobleza al término del partido. Pero eso sí: sin concesiones. Dos lesionados (uno por cada equipo) terminaron en el hospital pero la grada se divirtió de lo lindo, fue el lleno más memorable que ha tenido el equipo masculino durante toda la temporada y las aficiones de ambos equipos pusieron la nota de color. Bajo un solo de justicia que alcanzó los 33º grados en Majadahonda, los seguidores no solo aguantaron estoicamente sino que animaron a sus respectivas escuadras y después brindaron con ellas en el «tercer tiempo» durante el cual confraternizan ambas plantillas. Exito de organización y de público, derrota deportiva pero esperanza competitiva porque el CR Majadahonda se acercó a la igualada y llegó a poner nervioso al excelente equipo granadino del «Uni». Y acudió mucha gente por vez primera a un partido de rugby, según confesaban con entusiasmo. Por ahí puede crecer esta afición, pues ya varias disciplinas pugnan por alzarse con el favor del público deportivo de la ciudad gracias a sus éxitos de carácter nacional. MJD Magazin estuvo allí y captó estas curiosas imágenes: