
Ortografía y Estética. «Parándome a ver con detalle ese amasijo de hierro mohoso (por lo menos a mí me lo parece), descubrí con gran sorpresa que ese letrero está equivocadamente mal, puesto que las letras J y D, están colocadas al revés. Es decir, la Jota ha de tener, como simplemente se ve y escribimos, la curva hacia la izquierda, no hacia la derecha como la colocaron en los tiempos del anterior alcalde. Y la D ha de tener el palo vertical en el lado izquierdo de la letra y no en la derecha, como la colocaron».
JOSE Mª BABOT. ¡Lo que nos faltaba!. El otro día, leyendo el Magazin de Majadahonda me paré, sin pensarlo, a ver con detalle la foto del director de esta revista, Manuel Ramos, al lado mismo del celebérrimo letrero que mandó colocar el otrora alcalde de Majadahonda en plena Gran Vía, como si todos los que vivimos aquí, más los forasteros que nos visitan, no supiéramos que estando ahí mismo esto que pisamos se llama Majadahonda. Es para echarse a llorar, pero ese no es la cuestión. El caso es que parándome, esta vez, a ver con detalle ese amasijo de hierro mohoso (por lo menos a mí me lo parece), descubrí con gran sorpresa, y me llamé tontucio por no haberlo descubierto antes, que ese letrero está equivocadamente mal, puesto que las letras J y D, están colocadas al revés. Es decir, la Jota ha de tener, como simplemente se ve y escribimos, la curva hacia la izquierda, no hacia la derecha como la colocaron en los tiempos del anterior alcalde. Y la D ha de tener el palo vertical en el lado izquierdo de la letra y no en la derecha, como la colocaron. Cualquier persona que preste detalle al letrerito de marras, si es forastero, se reirá, primero a mandíbula batiente por recordarle que ya sabe en donde está, que no es un palurdo. A nosotros, si se dan cuenta, por supuesto, nos llamarán «analfabestias» por no saber colocar bien las letras en su justa posición, que es lo normal en todos los idiomas mundiales. Los que colocaron el letrero fueron, o son unos incultos, los que vigilaban su colocación, unos analfabetos, y los que dieron el visto y bueno, unos «analfabestias«. Y yo, previendo lo que se nos puede avecinar por parte de los forasteros, y entre nosotros mismos en forma de juerga, no dejarán de llamarnos lo mismo los roceños, y los de los pueblos de alrededor con casi toda la razón. Emplazo a nuestra alcaldesa y a sus acólitos, así como a los demás grupos municipales, a que se pongan manos a la obra y subsanen el tremendo error del anterior alcalde, que con esto se cubrió, y no de gloria precisamente. Esperemos que la actual alcaldesa haga caso de esta denuncia y coloque bien las letras de la supuesta escultura, o la quite por no ser ni necesaria ni orientativa, ni nada de nada, evitando así en la medida de lo posible esta degradación ortográfica que padecemos los majariegos. No dejo de lado los setos, parterres de la Joya de la Corona (Gran Vía), el suelo de las marquesinas de los autobuses, el pintado y los resaltos de los pasos de cebra, las escaleritas del Parque de Colón, el cuidado de las banderas de España, la remodelación de la estación del ferrocarril, el estudio peatonal de la Gran Vía, pues dentro de poco deberemos andar en fila india como los indios por este excelente paseo, por el poco espacio que poco a poco nos van dejando, etc, etc, etc… pero ahora toca el letrerito de marras.
DESDE QUE EL ANTERIOR ALCALDÍN O ALCADAZO QUE TUVIMOS AQUÍ, y tuvo la interesantísima ocurrencia de colocar ese cartel de hierro oxidado en la Gran Vía para que fuera más «joya de la corona» que nadie, ni yo mismo ni ningún otro vecino nos hemos dado cuenta de la agresión ortográfica que supone. Y eso que cada vez que paso por ahí, lo miro y remiro para darme verdadera cuenta de lo ridículo que está ese «letrero». Poner las letras J y D de la palabra «Majadahonda» al revés, porque están pegadas al suelo, solo se le ocurre al que asó la manteca. Este consistorio del PP que gobierna con mayoría absoluta, de tan listos que se les supone, de lo que patean las calles y miran, de ese mirar y no ver, lo que deben hacer es vigilar, estudiar y arreglar o cambiar lo que está mal. Y esta es una agresión visual de primer orden. Ahora, eso sí, supongo que cuando nuestra alcaldesa se desplaza a comer a la Plaza de Pizarro, lo que ve a sus alrededores debe estar como una patena. Y no lo está. A nuestros mandamases no les da la real gana de adecentar nuestra ciudad, mandando recortar, podar o lo que sea, los setos, y demás yerbajos que estorban a los peatones al pasar y que se han pasado de los lindes de construcción, molestándonos cada día más. El otro día escribí una carta sobre lo mismo, pero en catalán, pero ni así se le caen los anillos para, bien hacer algo o contestar al menos unas letritas. No pido mucho sobre el particular. Yo, lo digo con toda sinceridad, prefiero caer mal, por sincero, que caer bien por hipócrita, como ella y ellos están demostrando con su silencio sepulcral sobre estas quejas.

«Hubo un gran poeta, Gustavo Adolfo Bécquer, que escribió una enorme poesía a la que yo le voy a dar la vuelta para decir: «¿qué es «limpieza»?, me preguntas, fijando en mí tu pupila azul. ¿Y tú me lo preguntas?. «limpieza no eres tú».
¿QUÉ ES LIMPIEZA?. Estoy tocando todos los pitos y flautas para ver si nuestra alcaldesa, tocando ya la cincuentena de años, incluye en su gestión municipal colocar una barandilla en las escalinatas del Parque de Colón, por lo menos para los mayores. Podría hacerlo para que eso vea la luz y nos olvidemos de estos asuntos, que ya, incluso, huelen muy mal, pues nuestra mala fama en términos de limpieza está llegando al término de su mandato hasta algunas poblaciones limítrofes. Hubo un gran poeta, Gustavo Adolfo Bécquer, que escribió una enorme poesía a la que yo le voy a dar la vuelta para decir: «¿qué es «limpieza»?, me preguntas, fijando en mí tu pupila azul. ¿Y tú me lo preguntas?. «limpieza no eres tú». Si cambiamos la palabra «poesía» por «limpieza», que no la escribió Bécquer, y poniendo el «no» de «no eres tú», actualizaremos ese poema para darle todo su esplendor. La palabra limpieza es cualidad de limpio, y, por lo que estamos viendo, desde hace ya unos añitos, aquí, en Majadahonda esa palabra ni está, ni se la conoce, ni se emplea. También es verdad que la persona que no limpia su casa, en términos vulgares pero existentes, se la denomina «guarra» y ese «sambenito», una vez que se le aplica a algo o a alguien, es muy difícil quitarselo de encima. De momento yo no lo aplico a nadie, a no ser que alguien encargado de ello no limpie mi casa. Y si Majadahonda está sin limpiar y verdaderamente un poco guarra, entonces deberíamos meditar si se aplica o no dicho calificativo.







Qué atrevido decir hierro mohoso, cuando es un acabado de hierro oxidado, hecho intencionadamente. Y luego, si lo lees desde el sitio correcto, lo leerás de forma correcta.
Se lee desde, como en la foto, está el periodista. ¿qué quiere V d., colocarse boca abajo, Señora Tapada?
Detestable artículo. Este señor parece que ha confundido, al menos, los puntos cardinales.
Usted no hace más que el ridículo con sus bobadas que escribe sin contrastar.
Si antes de escribir comprobará que éstas letras están hechas de hierro envejecido y que si pisará por allí y se pusiera del otro lado vería están correctas.
Dejé tanta inquina y maldad que arrastra de forma continua.
Majadahonda magazín un poco más de profesionalidad de quien escribe y contraste la noticia.
El ridículo lo hace Vd. Sr. Tapado, que ¿por qué le da vergüenza decir cómo se llama entero, o no quiere que se sepa quien escribe para que no le conozcan sus allegados?
Sigan con chorradas de estas, en vez de denunciar que los 180 pisos de alquiler del Ayuntamiento se los darán a las del «velo» antes que a españoles…
En esto le doy enteramente la razón, Sr. Tapado, pero no por eso vamos a dejar las otras cosas que hierven y huelan mal en Majadahonda ¿no?
En todos los municipios de España les ha dado por poner su nombre en un sitio fotogénico del mismo, y no solo en Majadahonda, así que según el señor Babot, todos los que conforman los cabildos municipales de España son una panda de necios. Señor Babot, aburre usted mucho.
Comprese un loro, si es que se aburre