La doctora Sara Alcántara

LIDIA GARCIA. La doctora Sara Alcántara, del Servicio de Medicina Intensiva del Hospital Puerta de Hierro-Majadahonda, ha alertado sobre los tres bloques de secuelas post-UCI que presentan los pacientes que han sufrido coronavirus: de tipo respiratorio, polineuropatías relacionadas con la inmovilidad y las alteraciones cognitivas (percepción, atención, lenguaje o memoria) y de dolor. Así resume a las periodistas de El Mundo, Raquel Serrano y Cristina G. Lucio, las secuelas a las que se enfrentan todos los días, incluso muchos meses después, los pacientes con Covid-19 que han sido ingresados en la UCI para poder combatir al virus que les llevó hasta ellas. «Aunque, lógicamente, a mayor edad más frágiles nos volvemos, pueden afectar a gente joven. Pensar: «es que tengo 30 años y voy a salir de la UCI con mis 30 mismos años y me voy a recuperar rápido y muy bien«, a veces, no se cumple. Nunca se sabe», advierte la médico.


La Dra. Alcántara, como todos los profesionales de la sanidad española, ha vivido en primera persona el embate y los estragos que el SARS-CoV-2 ha ocasionado en miles de personas y las posteriores dobles secuelas -las del Covid-19 y las de la UCI- que han padecido y seguirán padeciendo durante mucho tiempo. Ahora, cuando ya están fuera de la UCI y, según explican, «este ha sido un año casi borrado, desaparecido, como si hubiera dado un salto de la Navidad de 2020 a la de 2021». Si no fuera por todas las secuelas que el virus ha dejado en su cuerpo, no podrían creer lo que le dicen. «Son precisamente esas alteraciones -una mezcla de las derivadas de la estancia en UCI y bien conocidas por los intensivistas, pero también de la propia infección viral- a las que, a partir de ahora, Sergio y todos los miles de afectados por este coronavirus deberán hacer frente para poder recuperarse.

Porque, según la Dra. Alcántara, este tipo de secuelas no son privativas de la edad. La estancia media de los pacientes afectados de Covid-19 en UCI suele ser, «si van bien», dice Alcántara, en torno a los 24-30 días. Pero esta ventana puede alargarse meses, llegando a los 328 días del caso de Sergio Casinelli (Villanueva de la Cañada), pero incluso alargarse al año. «Si la recuperación no continúa, todo el esfuerzo que se ha hecho en la asistencia aguda puede no servir de mucho», señala la Dra. Alcántara, quien sostiene que la solución pasaría por potenciar la atención de los enfermos en centros de crónicos. «En España, la asistencia a la enfermedad aguda es fantástica, pero se olvida la atención al enfermo crónico cuando sale del hospital».

 

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