«En el hospital privado, con una retórica estudiada el médico me mandaba a tomar por saco (In die Hölle schicken), es decir a que siguiera esperando en el hospital público donde había iniciado trámites, allá para el próximo año 2026 y donde una abnegada secretaria levantó los ojos del ordenador para decirme que tampoco me hiciera ilusiones. Al médico privado le expliqué que la rotura era la de hernia abdominal, que él era responsable de realizar su trabajo, o sea operaciones, y que yo contaba con una póliza privada vigente que me daba derecho a una operación que subsanara la anterior que había salido mal en ese hospital privado, gajes del oficio»

HANS WHITEMAYER. *Empresario y vecino de Majadahonda (Madrid). La hernia de Hans Whitemayer. Carta digital abierta a la ministra de Sanidad sobre el funcionamiento médico en España. La asistencia sanitaria en Alemania es «sehr gut» pero en España resulta ser un poco «kaputt». Querida Dame Ministra, ¿por qué es tan difícil ser operado de una hernia abdominal en Spanien? Tengo una póliza privada de la compañía Adeslas que cuesta 250 euros mensuales. El pasado mes de octubre de 2024 una doctora en el Departamento de Cirugía General de un hospital privado en Madrid me detectó una hernia abdominal. Aparentemente una operación anterior de eventración había salido mal debido a que la malla implantada era pequeña. Gajes del oficio. El mismo mes de octubre otro solícito cirujano comprobó el TAC tridimensional afirmando que era una intervención complicada, consultó con otro colega más familiarizado con ese tipo de operaciones sugiriendo que la nueva intervención debía programarse para después de Navidad del 2025 debido a la lista de espera en el Servicio de Cirugía del hospital.

Hans Whitemayer

PASÓ INEXORABLEMENTE EL TIEMPO y a principios de marzo solicité una nueva cita con el mismo cirujano para insistir en la promesa realizada pero eternamente pospuesta quien me aseguró que sería el primero después de las vacaciones de Pascua de 2025. Como todo fluye, llegó el mes de junio y la hernia seguía en la misma cavidad torácica. Un poco cansado por la demora de 9 meses envié una queja al Colegio de Médicos y al hospital privado, un procedimiento rutinario en Alemania porque la gente se queja cuando las cosas no funcionan. Debido a esa queja, que al parecer llegó a altas instancias y levantó ampollas, otro cirujano del mismo Servicio me telefoneó en junio para que se realizara finalmente la operación retrasada durante tantos meses. Le explique que ya me había pasado a la competencia, a la Seguridad Social Pública donde, después de otros 4 meses, –de junio a setiembre– una nueva cirujana había tenido la gentileza de concederme una cita, solicitó un nuevo TAC y una prueba de Rayos X indicándome además que volviera a pedir cita con los resultados en el mismo hospital público.

CON LAS PRUEBAS CALIENTES EN LA MANO ni corto ni perezoso me dirigí a solicitar lo que se me pedía. En el hospital público bullían los pasillos de pacientes de todas las edades, nacionalidades y tamaños. En la oficina 311 una abnegada secretaria levantó los ojos del ordenador para decirme que no me hiciera ilusiones ya que las nuevas citas se estaban dando para enero del 2026. Con ese gerundio y el transcurrir del tiempo en la cabeza se me ocurrió volver a las andadas para recoger el relevo del otro hospital privado donde me habían hecho promesas incumplidas hasta que saltó la chispa de la queja cuando, –por tal motivo– me dieron ya facilidades. Solicité una nueva cita, –que para mi gran sorpresa me concedieron al día siguiente– para entrevistarme con un nuevo cirujano del Servicio que había dado ya por perdido. Este nuevo galeno, con gran seriedad, me explicó que mi queja había rebotado en todas las paredes del hospital ocasionando una grieta en el edificio. Todos habían temblado por un terremoto que jamás habían sentido en décadas.

«Me ha dicho mi prima Birgitte por teléfono que me opere en Köln en un hospital donde además ofrecen rosquillas dulces y chocolate caliente en el desayuno»

EL BUEN MÉDICO ME EXPLICÓ QUE PARA ÉL SE HABÍA ROTO IRREMISIBLEMENTE LA CONFIANZA ENTRE MÉDICO-PACIENTE y con una retórica estudiada me mandaba a tomar por saco (In die Hölle schicken), es decir a que siguiera esperando en el hospital público donde había iniciado trámites, allá para el próximo año 2026. Le expliqué que la rotura era la de hernia abdominal, que él era un médico responsable de realizar su trabajo, o sea operaciones, y que yo contaba con una póliza privada vigente que me daba derecho a una operación que subsanara la anterior que había salido mal en ese hospital privado, gajes del oficio. Me ha dicho mi prima Birgitte por teléfono que me opere en Köln en un hospital donde además ofrecen rosquillas dulces y chocolate caliente en el desayuno.