
«Cosmopolita, además, y no solo por su mestizaje bellíísimo hispano-marroquí que casi que nos lleva a aquel poema memorable de Manuel Machado, “Adelfos”, Y es que yo veo en Naïma Amsif la misma claridad que encuentro en aquel Machado al que decían Manolo y al que solo la estulticia de una parte del mundillo cultural condena al ostracismo»
VICENTE ARAGUAS. (20 de octubre de 2025). Naïma Amsif: Memoria y Pasión. Naïma Amsif, vecina de Las Rozas, esa ciudad cercana con gente que sigue, con fruición, me dicen, Majadahonda Magazin. Y yo me lo creo, si fuese roceño o agregado haría lo mismo. Y la cosa es que voy adonde aparezca la pintura de Naïma. Y si es con ella, explicada por ella, mejor. Esa posibilidad que tienen los que vayan al Espacio Jovellanos, hasta el 26 de octubre, a las 19:00; visita guiada. Y verán una pintura tan llena de autenticidad, misterio y ternura, como solo la puede ofrecer una artista tocada por el don de la lírica. Pero ese instinto lírico remontado por la épica que bien conoce Naïma, nacida en Rabat en 1968, pero criada y aun recriada en nuestro Norte. Y casada con todo un gallego, llamado Alfonso Iglesia: consecuencia de lo cual se agitan por ahí dos pares de gemelas, a quienes algo instruí o ellas me instruyeron. Pero no quiero hacer crónica familiar sino expresar mi admiración ante quien ultrapasa la realidad con una inspiración suavísima (nunca pegajosa ni adocenada) donde seda y laca jamás son anécdota sino categoría. Categórica esta mujer que se sumerge en tintas al alcohol mientras que vuela en abstracto matérico. Sin olvidar la figuración, teñida de un cierto posimpresionismo donde vuela el mundo y gira la materia y se dejan ver unos niños-poema, caminando con (in)cierta dulzura por los patios escolares. Por el camino de los escolares, si se me permite calcar y aun transitar desde el francés. Lo único que en este caso ello sería hacer novillos, lo que jamás se permite NaÏma Amsif, impecable artesana del trabajo, laboradora perenne de cuanto hace.

«Embriagado de los azules de Naïma, al salir de Jovellanos, 6, entre Zorrilla y Los Madrazo, a un paso del Congreso de los Diputados, con esa alegría melancólica que me deja en la retina y el corazón la pintura de Naïma Ansif».
TAMBIÉN DESDE ESA GALERÍA-ESTUDIO QUE DIRIGE EN EL ZOCO DE LAS ROZAS, ágora infinita para la práctica pictórica y la enseñanza de ella y en la que tuve el honor de presentar algún libro poético bajo la férula de esta pintora-maga. Cosmopolita, además, y no solo por su mestizaje bellíísimo hispano-marroquí que casi que nos lleva a aquel poema memorable de Manuel Machado, “Adelfos”, Y es que yo veo en Naïma Amsif la misma claridad que encuentro en aquel Machado al que decían Manolo y al que solo la estulticia de una parte del mundillo cultural condena al ostracismo. Pero esta es otra historia para otro día. Que yo escribo en domingo, cuando embriagado de los azules de Naïma en su cuadro “Praga”, yo que dejé mi corazón en el Moldava, al salir de Jovellanos, 6, entre Zorrilla y Los Madrazo, a un paso del Congreso de los Diputados, me fui a la Puerta del Sol y calle de Alcalá adelante llegué de un tirón a Pueblo Nuevo, con esa alegría melancólica, –valga el oxímoron, que la hermosura no solo ha de ser pleonasmo–, que me deja en la retina y el corazón la pintura de Naïma Ansif.

«Y dice la pintora que “Passione” es el tatuaje en el brazo de dos de sus hijas luego de un viaje a Italia»
MEMORIA DETENIDA EN EL MOMENTO. “PALABRA EN EL TIEMPO”, y ahora sí cito a Antonio Machado para que la hermandad poética más importante no cojee. Y digo, también, que Naïma Anmsif bautiza su muestra como “Passione”, que eso refleja igualmente su arte: pasión en el sentido lato. Que la autenticidadd y el misterio y la vida misma piden pasión. Y dice la pintora que “Passione” es el tatuaje en el brazo de dos de sus hijas luego de un viaje a Italia. Si fue un “giro” escolar por ahí andaba yo por el medio. Si no tanto tiene, el arte es arte con pasiòn “in situ” o demorada. La mía enardecida luego de pasar por Jovellanos, 6. Haced lo propio y veréis lo que es bueno. Sí.