
«Esta tasa se convertirá no en un paso hacia una economía circular, sino en un símbolo de desconfianza y desconexión con nuestros actuales gobernantes municipales: no se trata de oponerse al reciclaje ni a la sostenibilidad, que todos compartimos. Se trata de implantar medidas con justicia social, proporcionalidad y respeto a los contribuyentes. Recaudar primero y explicar después no es un modo aceptable de gobernar»
MIGUEL SANCHIZ. (Majadahonda, 10 de diciembre de 2025). Lo que merecemos los vecinos de Majadahonda ante la “tasa de basuras”. En Majadahonda se ha abierto un debate que va más allá de una simple ordenanza fiscal: la llamada “tasa de basuras”. Lo que podría presentarse como un ajuste técnico, una obligación derivada de la normativa europea o un paso más en la llamada economía circular, ha acabado convirtiéndose en lo que los vecinos ya califican de “basurazo”. Y lo cierto es que, al analizar la forma en que se ha implantado, cuesta no darles la razón. Los ciudadanos nos hemos visto sorprendidos por un cargo elevado, recibido en muchos casos por correo certificado y sin la debida información previa. La primera reacción, lógica y comprensible, ha sido la de la protesta. No porque los vecinos de Majadahonda rechacemos contribuir al sostenimiento de los servicios públicos —lo venimos haciendo desde hace décadas con sus impuestos—, sino porque la medida se ha implantado sin sensibilidad social ni transparencia informativa.
EL GRUPO MUNICIPAL DE VECINOS POR MAJADAHONDA ha canalizado estas quejas, formulando alegaciones que se han debatido en el pleno. En ellas recuerdan que esta tasa, más que un requisito ineludible de Bruselas, es una decisión política modulable, que en muchos municipios se ha suavizado o incluso reducido a la mínima expresión. En cambio, aquí se ha optado por la vía más directa: imponerla con escasas bonificaciones, apenas un 10%, y con escasa atención a las circunstancias concretas de miles de hogares. EL PRINCIPIO CONSTITUCIONAL DE PROGRESIVIDAD FISCAL está precisamente para esto: para que quien menos genera, menos pague, y quien más recursos tiene, asuma más carga. En Majadahonda vivimos más de 14.000 mayores, muchos solos o en pareja, con una generación de residuos mínima y un poder adquisitivo mermado respecto a su etapa laboral. ¿No sería justo contemplar para ellos bonificaciones del 80% o 90%? ¿No es de sentido común que familias monoparentales, viviendas de un solo ocupante o locales vacíos —que no generan basura— tengan un trato diferenciado?.

«Merecemos un Ayuntamiento que explique con transparencia por qué cobra lo que cobra y para qué lo cobra. Y, sobre todo, merecemos que la política fiscal no se convierta en una carga más para quienes menos tienen, sino en un instrumento de solidaridad y equilibrio»
LO MISMO OCURRE CON LAS FAMILIAS NUMEROSAS, que deberían ver ajustada la tasa no en función de los metros cuadrados de la vivienda, sino del número real de personas empadronadas y de su capacidad económica. Existen instrumentos fiables, como el Padrón Municipal, para medirlo. Sin embargo, se ha preferido aplicar un criterio rígido que se siente injusto y recaudatorio. A ELLO SE SUMA EL IMPACTO SOBRE CLUBES Y ENTIDADES DEPORTIVAS, con recibos que alcanzan cifras desorbitadas. El caso del Club Internacional de Tenis (16.000 euros) o de la Escuela Municipal de Tenis y Pádel (8.000 euros) es ilustrativo: no hablamos de un pequeño ajuste, sino de cantidades que amenazan la viabilidad de actividades que benefician a miles de vecinos. El Ayuntamiento debería rectificar y escuchar todas estas alegaciones para corregir el rumbo. No se trata de oponerse al reciclaje ni a la sostenibilidad, que todos compartimos. Se trata de implantar medidas con justicia social, proporcionalidad y respeto a los contribuyentes. Recaudar primero y explicar después no es un modo aceptable de gobernar. LOS VECINOS DE MAJADAHONDA MERECEMOS SER TRATADOS CON CLARIDAD Y EQUIDAD. Merecemos un Ayuntamiento que explique con transparencia por qué cobra lo que cobra y para qué lo cobra. Y, sobre todo, merecemos que la política fiscal no se convierta en una carga más para quienes menos tienen, sino en un instrumento de solidaridad y equilibrio. De lo contrario, esta tasa se convertirá no en un paso hacia una economía circular, sino en un símbolo de desconfianza y desconexión entre nuestros actuales gobernantes municipales y los gobernados, a quienes nos consideran solo como meros paganos.





Miguel Sanchiz pone el dedo en la llaga, esa tasa es una nueva imposicion autoritaria y arbitraria, e injusta.
Si hubiera concejales con etica, como los de VpM, denunciarian este decretazo autoritario
En el futuro voten a VpM
Me gustaría saber lo recaudado con esta TASA. supongo que varios millones de € y sobre todo saber el destino de los mismos y el beneficio que tendrán para los vecinos.