
«Había 13 quioscos en Majadahonda, tal vez más, en el ámbito majariego, empezando la década de los ochenta. En esos años los quioscos eran guarida o cueva de los milagros y la prensa en papel vendía y las revistas del corazón no habían sido suplantadas por esos programas basura que inundan las parrillas televisivas»
VICENTE ARAGUAS. (22 de enero de 2025). Elegía Quiosquera. Eran trece quioscos de prensa, creo, de prensa y chucherías, cosas musicales, libros, todo aquello para los “flaneurs”, paseantes urbanos a lo Baudelaire, que amamos curiosear en estos refugios de la cultura callejera. Había trece, tal vez más, en el ámbito majariego, –me encanta que sigamos dándole vueltas a Majada/ Majala, sí, camarada Federico Utrera–, empezando la década de los ochenta. Cuando Majadahonda exploraba el aumento de población, y por lo tanto, explotaba de vitalidad. Quioscos y quiosqueros, Jardinillos, Avenida España, Reyes Católicos, bifurcación de La Ermita y échale cuerda a la cometa quiosquera. Quiosqueros laboriosos que aconsejaban y con quienes podías echar un palique, –no, de política, no, que en aquellos entonces la gente se encendía más que hoy–, y llevar el ABC o El País bajo el brazo tenía un aquel de (a)ventura. En esos años los quioscos eran, ya se dijo, guarida o cueva de los milagros y la prensa en papel vendía y las revistas del corazón (las había también políticas, “ubi sunt” (¿donde están?) no habían sido suplantadas por esos programas basura que inundan las parrillas televisivas. Al paso se me ocurre que la tertulias políticas, en los medios, digo, adolecen de gente maleducada, que confunde, machadianamente, voces con ecos. Aunque bien pensado el Congreso o el Senado no son ejemplo de nada, sino grilleras, de aquellas de plástico, que llenaban de grillerías, y grillados, la España autárquica.
LOS GRILLOS HAN VUELTO, CON UN CRI-CRI ESTREPITOSO, y lo malo es que aquellos grillos domésticos, –de sus partidos, claro–, no se conforman con la clásica lechuguita en los barrotes, que quieren más y más. “Todos queremos más”, cantábamos en los años de penuria, en la provincia, con sabañones cuando venía el invierno. Y ahora que a este lo tenemos con nosotros, y hace frío cuando el sol se va para Portugal, veo que el quiosco de Fermín, Avenida de España, se nos ha ido de las manos. Sigue ahí, la estructura, como un lobo solitario que se valiese por sí mismo. Pero ya no está quien lo regentaba. Se habrá jubilado, me imagino, y con él un fragmento de la alegría quiosquera en un lugar de paso. Fermín ponía libros y revistas y suplementos en una mesita ante el mostrador de su recinto milagroso. No, ya no está y me lo dice un señor alemán cultísimo, con el que viajo en transporte público, (no conozco otro sino el coche de San Fernando, óptimo para el bípedo implume que soy, como todos ustedes aunque estoy seguro de que algún gato me lee (aunque sea el último del dicho, o el que mató la curiosidad del cuento consabido).

«Eran 13 quioscos de prensa, creo, de prensa y chucherías, cosas musicales, libros, todo aquello para los “flaneurs”, paseantes urbanos a lo Baudelaire, que amamos curiosear en estos refugios de la cultura callejera»
Y ANTES DE FERMÍN YA HABÍA CERRADO EL QUIOSCO DE RAFA, la estructura sigue, al borde casi de La Ermita o según entramos por el oeste (del Edén) al Parque Colón. Me temo que en este caso por motivo triste. Y recuerdo a Don Rafael, interior de su negocio, lector siempre, –de qué lo ignoro–, era hombre de palabra tan amable como justa o precisa, lector, digo, en su tableta. Para este quiosco, también, mi elegía más sentida. Porque hay lugares tan imprescindibles y dignos de ser amados, y por lo tanto, cuidados, que duele tanto que se esfumen. Y pasen al señorío del olvido, luego de una muerte lenta. Nos queda el quiosco Manuel, en la Gran Vía, con Sergio al frente, prensa, variedades y, por supuesto, libros de segunda mano (y alguna joyita como un “Canto General”, con dedicatoria autógrafa del inmenso Pablo Neruda). Y aunque no me muevo por allí, sé que hay en Doctor Fleming con Arcipreste de Hita, o viceversa, cerca de un Mercadona, otro Robinsón de la quiosquería armada (de buenas intenciones). Lo que queda, algún centro comercial aparte, de lo que hubo. Y ya no hay. Sniff, sniff.
Hay que leer prensa. Los kioscos vacios podrian convertirse en quioscos de propaganda politica de los partidos, con altavoces y pantallas digitales. Poca gente lee y menos prensa, y menos piensa o se rebela contra los desatinos del ayuntamiento
No, por favor! No queremos más propaganda politica y menos en los quioscos abandonados
Yo los reconvertiria a food trucks. La prensa a muerto.
Qué pesaos estais con los food truks y todo lo que tiene que ver gastronomía…
Muy buena idea! 👌
Yo desde que desapareció
«El Alcázar» no leo ningún periódico.
Lo que ha muerto es la ortografía
Efectivamente la ortografía como se puede ver en los comentarios, ya no forma parte de nuestro día a día.
Un consejo aunque sea el periódico, cualquier libro etc., se aprende mucho incluso a escribir correctamente. Leamos
Cierto, la falta de corrección escrita, el mal hablar, la grosería, la prepotencia de los concejales, la falta de dignidad son también males que habría que erradicar
Hay una solicitud para el de la derecha que el ayuntamiento después de dos meses y medio aún no a revisado esa solicitud
Los quioscos poco a poco están desapareciendo, todo es por internet ahora, hasta los periódicos los leo.
Te molestan los quioscos para pasar por la acera??
El quiosco ultimo al que se refiere ha desaparecido tambien físicamente
En principio, NO
Siete?
José Antonio, del quiosco de Mercadona, un luchador!
Y digo yo, cuántos de éstos que se quejan han pisado barro en la Gran Vía, o, han conocido el kiosco del señor Manolo en los jardinillos viejos? Entre otros puestos que había.
Y sigue estando…. fue el primer Quiosco que puso mi padre Manuel y donde yo con 13 años repartía Prensa por las urbanizaciones con un vespino, de hecho se llama Quiosco Manuel, fue el primero que se puso y el último que queda, ahora va por la tercera generación que es mi hijo Sergio….. en ese kiosco he pasado toda una vida llena de anécdotas y conociendo a gente famosa… y si se sigue vendiendo Prensa y como anécdota os diré q he vendido el periódico al doctor bastos a su hija Victoria y ahora a su nieta(todo un orgullo de ser quiosquera de mi pueblo….Majadahonda
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Yo creo que ya poca prensa o revistas vende. Probablemente lo que más compra la gente son pasatiempos y coleccionables. Antes, hasta tabaco. Creo que con su prohibición ya perdieron bastante.
Dejemos las criticas a la ortografía y la política, no todos somos tan listos ni tan sabios, los kioscos no son del ayuntamiento, el ayuntamiento solo tiene el terreno y se paga por estar hay
Bueno, CAPI su mujer, tiene mucho mérito
Ya desaparecido
Siii, ahí estaba