
«Y lamento que la calle Benavente siga siendo trinchera de desidias con esas losas arrancadas del la acera, y que mes tras mes continúe en el mismo estado de abandono. Lo denuncio aquí, mes tras mes y todo sigue igual. ¡Ay, esos vecinos de verdad, majariegos de cuna o no, que han de luchar, de verdad, por nuestra Majada! Y en el Go Fit, mientras, disfruto de la compañía vigilante de Javi, Elena, Christian, Bibi y la Doctora Yari, que vino de Venezuela y tiene un niño tierno como su edad, con la que a veces me encuentro al borde de de la piscina o en los buses y hablamos de qué pena esa Venezuela, que debiendo de ser próspera tiene a sus hijos, por millones, ganando el pan amargo del destierro»
VICENTE ARAGUAS. (Majadahonda, 23 de noviembre de 2025). Un año ya separados. Y no diré que en el corazón las heridas abiertas, como en aquella canción del otro lado del mar, más que cantada, interpretada por María Dolores Pradera. Se fue hace años, ya no está con nosotros, pero sigue. En cambio el Muladhara ya no vuelve, tan fantasma como los cines urbanos de pueblo, cuando la Majada pueblo era. Tenemos el Zoco, naturalmente, otra cosa, y los multicines del Carralero. Otra historia, también. El Muladhara, lo que quedaba de él, se nos fue hace un año casi. El 6 de diciembre primer aniversario del luto y naufragio, de la isla con palmerita y náufrago barbudo con caña de pescar improvisada, y tiburones alrededor al acecho, siempre acechando. Lo que de nuestro gimnasio queda, un páramo muerto de risa donde nadie hace nada. Un aparcamiento, se dijo, pero no, que aquí reina la soledad más absoluta, cuando no el olvido. Y la gente que lo poblaba, me dicen, por gimnasios de la zona, uno de ellos, sin piscina, claro, regentado por Macu y Mario; amigos os recuerdo con el mayor de los cariños. No os veo, no, pero os siento, al cabo, lo mismo, casi. Yo me fui, hace un año pronto, al Go Fit. Y debo decir que me siento feliz. A mis años, muchos, casi los de Carracuca porque Matusalén me queda lejísimo, sigo nadando. Bastante. Descargando endorfinas y mucho mejor cuando salgo del agua que al entrar en ella. Unos mil metros diarios. Y no más porque debo llegar al Carralero, caminando o en autobús, en guagua como dicen canarios o cubanos. Y nado y me siento auxiliado por esa espléndida panda de monitores, socorristas, doctoras, incluso, que pululan por Go Fit y que me hacen mucho más amable el tránsito de hombre atribulado por las ocupaciones al ser feliz que se sumerge y nada, crol espalda y braza, la mariposa para la juventud avezada y que se contorsiona, para salir después hecho un brazo de mar, y nunca mejor dicho. Y dejar que entonces lo sacudan los cañones de agua, un poco como aquellos con que los “grises” nos atizaban en las manifestaciones insurgentes, cuando el mundo era la naranja del poeta Esenin pidiendo que nos la comiésemos a bocados y la dictadura, oxidada, no terminaba de caer. Tiempos. Los de hoy piden que seamos los vecinos los que arreglemos lo que los foráneos no quieren (más que no pueden).

«Lo que de nuestro gimnasio queda, un páramo muerto de risa donde nadie hace nada. Un aparcamiento, se dijo, pero no, que aquí reina la soledad más absoluta, cuando no el olvido. Y la gente que lo poblaba, me dicen, por gimnasios de la zona, uno de ellos, sin piscina, claro, regentado por Macu y Mario»
Y LAMENTO QUE LA CALLE BENAVENTE SIGA SIENDO TRINCHERA DE DESIDIAS CON ESAS LOSAS ARRANCADAS DEL LA ACERA, y que mes tras mes continúe en el mismo estado de abandono. Lo denuncio aquí, mes tras mes y todo sigue igual. Como el local donde estaba el Muladhara, esperando aquella mano de nieve becqueriana que sepa ejercer sobre ella el mítico “levántate y anda”. ¡Ay, esos vecinos de verdad, majariegos de cuna o no, que han de luchar, de verdad, por nuestra Majada! Y en el Go Fit, mientras, disfruto de la compañía vigilante de Javi, Elena, Christian, Bibi y la Doctora Yari, que vino de Venezuela y tiene un niño tierno como su edad, con la que a veces me encuentro al borde de de la piscina o en los buses y hablamos de qué pena esa Venezuela, que debiendo de ser próspera tiene a sus hijos, por millones, ganando el pan amargo del destierro. Y qué pena, sí. Pero qué alegría ese ejército de buena gente que nos cuidan en Go Fit. Javier, que veraneaba en A Toxa, y Christian, tan eficaz y amable y Bibi, dulzura y Elena todo corazón amable. Y los precios están bien. No superiores a Muladhara. Que no. Y un año ya separados, y yo melancólicamente contento en Go Fit. Sí.







Este municipio con los concejales del PP no tiene arreglo!
Voten a VpM
Ya lo vengo diciendo yo hace más de un año y es lo mismo que predicar en el desierto. Con esta paya que nos han metido de clavo y sus acólitos. Incluidos los Judas del PP no avanzaremos en esto no