Majadahonda celebró este domingo 22 de junio (2025) la misa y procesión del Corpus Christi, desde la Parroquia de Santa Catalina hasta la Ermita del Santísimo Cristo de los Remedios con la Gran Vía bellamente engalanada de cruces y flores: 15 fotografías recogen a sus organizadores junto al discurso del arzobispo de Madrid, que recuerda a las 106.000 personas más vulnerables que viven en la región

JOSÉ COBO. *Cardenal y arzobispo de Madrid. Este domingo 22 de junio (2025) celebramos el Corpus Christi, Día de la Caridad, un día para salir juntos a dar un mensaje único y ser signo de Cristo en medio de esta amplia ciudad plural y sedienta de sentido. La Solemnidad del Corpus Christi es una celebración que expresa la presencia viva de Jesús entre nosotros y su permanente llamado a la unidad. Es una invitación a caminar juntos como Iglesia diocesana, no solo como expresión de fe personal, sino como comunidad comprometida que se hace presente allí donde nos necesiten. La Eucaristía, como “alimento de esperanza”, nos impulsa a salir al encuentro del otro, a ser testigos activos del amor de Dios. Esta llamada a salir al encuentro del otro conecta directamente con la labor social de Cáritas Madrid, que ha acompañado este año a más de 106.000 personas en situación de vulnerabilidad. El compromiso eucarístico no se queda en la adoración, sino que se traduce en acciones concretas de cercanía, acompañamiento y escucha hacia quienes sufren soledad, pobreza, exclusión o falta de sentido. Reconocer el Cuerpo de Cristo también implica descubrirlo en el rostro del hermano roto, del joven desorientado, del mayor abandonado o de la familia herida. Al igual que Cáritas diocesana de Madrid trabaja en red con parroquias y comunidades, esta celebración fortalece el sentido de pertenencia a un único cuerpo que camina unido. Seamos, en este año jubilar, expresión viva de una Iglesia que acompaña, sostiene y transforma desde los gestos sencillos hasta la esperanza compartida.

CUANDO SE ACERCA LA SOLEMNIDAD DEL CORPUS CHRISTI, fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo, lo hace una fiesta grande, luminosa, que nos recuerda una verdad inmensa que con fe sostenemos: Jesús está vivo y camina con nosotros. Él nos llama a la unidad y a ser sacramento vivo de su presencia en nuestro mundo. Por eso se ha quedado para siempre con nosotros, no nos ha dejado nunca solos. En este año jubilar quisiera invitar intensamente a cada familia, a cada comunidad creyente, a que podamos celebrar juntos, como Iglesia diocesana, esta fiesta con alegría y compromiso. La Eucaristía no es sólo un tesoro para guardar, sino una fuerza para salir. No es algo para encerrarnos en nuestros espacios, sino el “alimento de esperanza”, como dice el lema de este año, de los que caminamos como Pueblo de Dios. Una forma de expresar esto es participar en la procesión diocesana del Corpus como un gesto profético: caminar juntos para llevar esperanza a nuestras calles y decirle a nuestra ciudad, no solo como parroquia en nuestro barrio sino como Iglesia diocesana, que Dios está en medio de su pueblo y que es Él quien alimenta nuestra esperanza.

SABEMOS QUE LA FE NO SE PUEDE VIVIR ENCERRADA, NO PUEDE QUEDARSE SOLO EN LO ÍNTIMO DE NUESTRAS VIDAS O COMUNIDADES NI SE PUEDE VIVIR DE FORMA ANÓNIMA NI AISLADA. Necesitamos salir juntos para dar un mensaje único y ser signo de Cristo en medio de esta amplia ciudad plural y sedienta de sentido. La procesión del Corpus es una expresión de la Iglesia que, en su diversidad, sale a anunciar de forma orante, una Iglesia que no se encierra en sí misma, sino que camina unida dando testimonio de Cristo. La Iglesia universal se prepara para celebrar la solemnidad del Corpus Christi, una fiesta grande, luminosa que recuerda una verdad inmensa que con fe sostenemos: Jesús está vivo y camina con nosotros. Jesucristo nos llama a la unidad y a ser sacramento vivo de su presencia en nuestro mundo. Por eso se ha quedado para siempre con nosotros, no nos ha dejado nunca solos. Invito a las familias y a las comunidades creyentes a celebrar juntos, como Iglesia diocesana, la fiesta del Corpus. La Eucaristía nos empuja a la unidad, a la fraternidad y, cómo no, al compromiso con los que más sufren. ¿Cómo podemos adorar el Cuerpo de Cristo en el altar y no reconocerlo en la comunidad diocesana, en el hermano que está solo, en la familia rota, en el joven sin sentido, en el pobre que pasa hambre de pan y de dignidad?.

LA PROCESIÓN DEL CORPUS SE CELEBRA TAMBIÉN EL DOMINGO 22 DE JUNIO DESDE LA CATEDRAL DE LA ALMUDENA con el fin de visibilizar la unidad diocesana. Invito a todas las parroquias a participar en la comitiva con su cruz parroquial, signo de identidad, de historia y de fe compartida que contribuye y sostiene a este pueblo de Dios. Cada comunidad está presente con sus niños, especialmente los que han recibido la Primera Comunión, jóvenes, adultos, sacerdotes, consagrados y laicos, signo de unidad y de fe viva; nadie está de más, todos somos necesarios. Así, os espero con alegría, invitando a priorizar esta fiesta de familia diocesana con vuestra presencia y vuestras cruces. Hagamos que la procesión de este año jubilar sea un gesto profético de unidad y un canto de esperanza desde la experiencia de sentirnos el pueblo de Dios que camina en Madrid. Corpus Christi es un sí a la presencia real de Jesús y un sí a la comunidad que camina unida como peregrinos de esperanza.

Majadahonda Magazin