El retrete moderno comenzó a popularizarse en el siglo XIX, con el desarrollo de los sistemas de saneamiento y agua corriente. Mantenerlo limpio era un desafío. El agua sola no bastaba, y limpiar a mano era impensable. Surgía la necesidad de una herramienta práctica, resistente y discreta. En Africa se reclama como un Derecho Humano, ya que no todo el mundo lo tiene, lo que da lugar a enfermedades y miserias

MIGUEL SANCHIZ. (Majadahonda, 25 de septiembre de 2025). Vuelve el Ingenio Invisible: La Escobilla del retrete: el vigilante silencioso de la decencia. Las exigencias de limpieza e higiene pública y privada en las sociedades modernas son cada vez más altas y ahí está el rechazo a la nueva tasa de basura que se está produciendo en muchos Ayuntamientos de España a consecuencia de la deficiente gestión de este servicio en calles y aceras de las ciudades o de un afán recaudador desmedido y a veces hasta exagerado. A veces se pierde la perspectiva de que la limpieza y la higiene es un hábito personal y una exigencia social y en este último caso corresponde a los poderes públicos velar por ella y por su cumplimiento, con multas y penalidades a los que las infrinjan o a las empresas concesionarias de las mismas, que no son ni mucho menos baratas. En cuanto a la higiene privada, si existe un objeto indispensable y poco apreciado ese es la escobilla del retrete. No brilla ni se exhibe, pero es esencial para la higiene moderna. Su función es simple, incómoda de nombrar pero irremplazable. Es uno de los héroes anónimos de la revolución sanitaria.

Atlas de Geografía Humana, por el periodista Miguel Sanchiz

UN PROBLEMA UNIVERSAL: El retrete moderno comenzó a popularizarse en el siglo XIX, con el desarrollo de los sistemas de saneamiento y agua corriente. Mantenerlo limpio era un desafío. El agua sola no bastaba, y limpiar a mano era impensable. Surgía la necesidad de una herramienta práctica, resistente y discreta. NACE EL HÉROE ANÓNIMO: La escobilla moderna fue patentada en 1932 por William C. Schopp, con un diseño casi idéntico al que usamos hoy: mango largo, cabeza de cerdas radiales y base para guardarla. Con el tiempo, las mejoras incluyeron cerdas antibacterianas, cabezales reemplazables y diseños más estéticos. HIGIENE Y CULTURA: Más que un utensilio, la escobilla simboliza una conquista cultural: la conciencia de que la limpieza del baño es una responsabilidad personal. Enseñar a los niños a usarla es una lección de civismo y respeto por los demás. EL TABÚ SILENCIOSO: Pocas herramientas tan útiles generan tanto rechazo. Nadie quiere verla usada, tocarla ni hablar de ella. Pero su ausencia se nota: un baño sin escobilla es casi sinónimo de descuido. En su discreción reside su valor. La escobilla del retrete no adorna ni presume, pero asegura limpieza y decoro. Como todo ingenio invisible, solo pide reconocimiento cuando falta. Tal vez, en justicia, merezca este elogio escrito.

Dondoungou Hanadoun, de 46 años, vive en el pueblo de Kongolekan (Ghana), en la comuna de Koumbia. Sin letrinas en el complejo familiar, Dondoungou, que tiene discapacidades físicas, solía tener que viajar en su triciclo motorizado por una carretera principal y un terreno peligroso para encontrar un lugar al que ir en los arbustos. “Fue peligroso y difícil cruzar la calle principal, pero no tuve otra opción. Defecar al lado de mi casa sin un lugar donde esconderme de las miradas de la gente era vergonzoso”. Ahora, tiene un baño al lado de su casa y diseñado para sus necesidades.

LA ONG «WATER AID» REIVINDICA EL URINARIO COMO UN DERECHO HUMANO. Mientras se inicia otro Día de los Derechos Humanos con 256 millones de personas en África Occidental que carecen de un baño decente, Kiné Fatim Diop y Akosua Ogyiri establecen cómo los líderes políticos tienen el poder de cambiar esto. «Como mujeres de África Occidental, no somos ajenas a los baños de mala calidad, especialmente en los espacios públicos. A menudo nos negamos a comer o beber en lugares públicos, ya sea en la escuela, el mercado o el estadio, solo porque queremos evitar usar los baños. Incluso evitamos ciertos lugares cuando es nuestra época del mes porque la mayoría de los baños públicos no son aptos para su uso durante nuestro ciclo menstrual. Simplemente pidan a algunos amigos que compartan sus historias y las respuestas serán las mismas: historias de baños sucios, malolientes y mal administrados, sin mencionar las cerraduras rotas, los grifos dañados y los pisos con lodo. Para muchos africanos occidentales, estas experiencias desagradables no se limitan a lugares públicos, sino que se experimentan todos los días en casa, señala esta ONG. LA FALTA DE SANEAMIENTO ES UNA NEGACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS: «Al conmemorar el Día de los Derechos Humanos, se nos recuerda que, en 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó una resolución histórica declarando “el derecho al agua potable y al saneamiento seguros y limpios como un derecho humano que es esencial para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos”. Este derecho concede a todos a un saneamiento seguro, asequible, privado y digno sin discriminación. Sin embargo, casi 256 millones de personas en África Occidental no tienen acceso a ninguna instalación básica. La falta de saneamiento es una afrenta a la dignidad de una persona, con su efecto dominó como las principales fuentes de enfermedades diarreicas que resultan en muertes y enfermedades generalizadas. También impacta en otros derechos, incluyendo la educación y la igualdad de género. Las niñas tienen menos probabilidades de asistir a la escuela cuando no hay instalaciones de saneamiento limpias y seguras, lo que amplía la brecha entre niños y niñas en lo que respecta a la capacidad de alcanzar su máximo potencial. La búsqueda de un lugar para defecar hace que las mujeres sean vulnerables a la violencia y el abuso sexuales, y puede aumentar la marginación social».

 

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