
«En Majadahonda, como en tantas otras comunidades, vemos cada vez más padres implicados en la crianza, abuelos que ejercen una ternura sin reservas, jóvenes que se atreven a hablar de sus emociones y hombres mayores que buscan reinventarse tras la jubilación. Estos ejemplos cotidianos son semillas de una nueva narrativa masculina, más libre y más consciente».
MIGUEL SÁNCHIZ. (Majadahonda, 19 de noviembre de 2025). Cada 19 de noviembre se celebra el Día Internacional del Hombre, una efeméride que, aunque menos conocida que su contraparte femenina, merece una reflexión serena y profunda. No se trata de una reacción ni de una competencia, sino de una oportunidad para abordar con honestidad los desafíos, vulnerabilidades y transformaciones que atraviesan los varones en el siglo XXI. El Día Internacional del Hombre fue instaurado en 1999 por iniciativa del doctor Jerome Teelucksingh en Trinidad y Tobago, con el objetivo de promover modelos masculinos positivos, fomentar la salud integral de los hombres y visibilizar su contribución a la sociedad, la familia y la comunidad. Desde entonces, ha ido ganando reconocimiento en más de 80 países, aunque aún con escasa repercusión mediática o institucional.¿Por qué es importante hablar del hombre hoy? Porque, en un contexto de cambios culturales profundos, el modelo tradicional de masculinidad —basado en la fuerza, la autosuficiencia emocional y la competitividad— ha mostrado sus límites. Las estadísticas son elocuentes: los hombres tienen una esperanza de vida menor que las mujeres, son más propensos al suicidio, al consumo de sustancias tóxicas, adictivas o estupefacientes y a la violencia, tanto como víctimas como perpetradores. Muchos de estos males están vinculados a una educación emocional deficiente, a la represión de la vulnerabilidad y a la presión de cumplir con estereotipos rígidos. Este día invita, por tanto, a repensar la masculinidad desde una perspectiva más humana, inclusiva y saludable. No se trata de negar las diferencias entre géneros, sino de desmontar aquellas construcciones culturales que dañan a unos y a otros. Reconocer que los hombres también sufren, también cuidan, también dudan, también necesitan apoyo, es un acto de justicia y de madurez social.
EN MAJADAHONDA, como en tantas otras comunidades, vemos cada vez más padres implicados en la crianza, abuelos que ejercen una ternura sin reservas, jóvenes que se atreven a hablar de sus emociones y hombres mayores que buscan reinventarse tras la jubilación. Estos ejemplos cotidianos son semillas de una nueva narrativa masculina, más libre y más consciente. El Día Internacional del Hombre no es una trinchera, sino un puente. Un puente hacia el diálogo intergeneracional, hacia la corresponsabilidad en el hogar, hacia la salud mental sin estigmas, hacia una convivencia más empática. Celebrarlo no significa desplazar otras luchas, sino sumar una voz más al coro de la igualdad y el respeto mutuo. Quizá el mayor desafío sea aprender a escuchar. Escuchar a los hombres que callan por miedo, por vergüenza o por costumbre. Escuchar sin juzgar, sin ridiculizar, sin imponer. Porque solo desde la escucha nace la transformación. Este miércoles 19 de noviembre de 2025 no se trata de felicitar al hombre por serlo, sino de invitarlo —invitarnos— a serlo de otra manera: más plena, más auténtica, más humana.







Gracias. Siempre tan acertados tus artículos. Una fan ;)