Arrabal con Pollux

FEDERICO UTRERA. Conocí a Pollux Hernúñez, traductor de profesión y editor literario de Fernando Arrabal, hace 6 años en la Librería Lé, del Paseo de la Castellana de Madrid, con gentes célebres del mundo del teatro como la actriz Emma Cohen y los integrantes de la Compañía La Tarada, que estrenaba “Fando y Lis” en el teatro Muñoz Seca de Madrid. Arrabal presentaba “El Greco” y “Dalí versus Picasso” en una visita clandestina a Madrid desde París y con la reseña de aquel acto estrené mi blog «federicoutrera.com» en wordpress (carezco de dominio propio). Muchos lectores pensarán que Pollux es un pseudónimo y yo al principio creía que era así hasta que el propio Pollux me deshizo el malentendido. Tras mucho tiempo sin saber de él y a propósito de la aparición del libro ¡Pintapollos trotskistas!, que también él ha editado, surge el reencuentro, aunque sea digital: «Buenas noches Federico y muchas gracias por tu mensaje. Me alegro saber que sigues al pie del cañón y acabo de enviarle lo de tu curso a un amigo de Alicante que está haciendo algo sobre el cine de Fernando y a otro, actor, que va mucho por Almería. Espero que sea un éxito. Ahora respondo a tus preguntas». Y aquí están sus respuestas:


¿Por qué se decidió a editar este libro de título tan llamativo como es ¡Pintapollos trotskistas!» en la exquisita editorial «Reino de Cordelia», ubicada en la calle Alberto Alcocer de Madrid y premiada en Salamanca?
Arrabal es un creador todo terreno: dramaturgo, poeta, novelista, ensayista, publicista, cineasta, etc., pero sus numerosos artículos (unos 12.000, según el hispanista flamenco De Leugenaar), se han ido dispersando en la prensa y me parecía oportuno recoger un puñado de ellos en un volumen para que el lector pueda juzgarlo como el autor sabio, clarividente y sorprendente que siempre es.

¿Que articulo le sorprendió más?
–Hay varios, como «La casilla cárcel» o «¡Pintapollos trotskistas!», aunque me quedaría con «El placer doloroso de llorar», un conmovedor monumento a la amistad, que recibió el premio Mariano de Cavia en 1997.
¿Que idea intenta transmitir en su prólogo?
-Únicamente que se trata de uno de los grandes creadores de nuestra literatura y que es una pena que en España no se le conozca como merece, cuando en Francia es un referente de la vanguardia literaria y artística desde hace 60 años. Aunque también hay que decir que, tras la publicación de este libro, el Gobierno español ha reconocido su fecunda trayectoria concediéndole la Orden de Alfonso X el Sabio.

Usted toca la faceta de Arrabal periodista como articulista en la línea del ancestral periodismo literario. ¿Qué destacaría de esa faceta suya?
–Arrabal ha hecho periodismo literario porque es un creador nato: las ideas, las emociones y las imágenes le nacen de la pluma como a otros los lugares comunes, pero también ha cultivado el periodismo apotegmático: durante muchos años publicó miles de «arrabalescos» (sentencias breves en las que juega con la paradoja, el doble sentido o la alusión surrealista). Y también ha escrito muchísimos artículos (unos 1.500) sobre ajedrez, como experto que es de este arte. En todos hay un brillo especial típico de un gran poeta.

¿Qué proyectos tiene ahora por delante?
–En relación con Arrabal, acabo de terminar la edición de una serie de textos autobiográficos suyos en los que habla de su familia y amigos, y que en principio se publicará antes de fin de año. Por otra parte dentro de unos meses sacaré la correspondencia entre los Machado y Unamuno, sobre la que llevo trabajando dos años.

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