SONIA BLUE. El conocido restaurante «El Urogallo» de Majadahonda (junto al centro comercial La Bolsa), la Farmacia Avenida (situada junto al auditorio Alfredo Kraus) y el restaurante-cafetería «La Ermita«, ubicado frente al templo religioso del mismo nombre y al lado de la copistería Carlín (y cuyos desperfectos muestra la imagen), han sido atracados esta semana, según trasladaron a MJD Magazin varios lectores que presenciaron los desperfectos de los mismos y pudo corroborar este periódico entre algunas de las víctimas de los locales afectados. «El Urogallo» resistió en la madrugada de este jueves 30 de mayo (2019) el quinto intento de robo en el último año desde que inició su apertura en la ciudad en febrero de 2018 y los ladrones solo causaron desperfectos. La Farmacia Avenida, situada en la Avenida España entre las calles Flor de Lis y Las Norias, sufrió la rotura del cristal y forzamiento de la reja de seguridad. Por último en el caso del bar-restaurante «La Ermita» también se produjo un fuerte impacto que produjo la rotura del cristal que da a la calle. El robo, por fortuna frustrado, en «El Urogallo» se realizó por los procedimientos habituales de los 4 anteriores: los asaltantes intentaron «reventar» el cierre de la persiana blindada de seguridad por procedimientos «profesionales», lo que de nuevo hizo saltar la alarma. Los ladrones sabían una vez más que contaban con unos minutos desde que la Central de Alarmas de la empresa de Seguridad avisara a la Guardia Civil y esta se desplazase hasta el local, pero el persistente sonido que despierta a todo el vecindario no les disuadió de sus intenciones. Y lo que es más sorprendente: tampoco el hecho de que dentro del local se encontrase, como siempre, un guardia de seguridad privado que a gritos advertía de su presencia y de la inminente llegada de las fuerzas de seguridad.


El Urogallo: 5 asaltos en 1 año

La rápida llegada de la Guardia Civil al recinto así como sus permanentes rondas nocturnas disuade la mayor parte de las veces la presencia de los agazapados malhechores pero el crecimiento de la ciudad y su amplio diámetro entre urbanizaciones y centros comerciales a veces hace más difícil su prevención, seguimiento y captura. Y es que no es casualidad que el último informe oficial del Ministerio del Interior revele que Majadahonda es la tercera ciudad más insegura de la Comunidad de Madrid. La desfachatez de los malhechores llega al punto de que aún sabiendo que existe un guardia de seguridad dentro del local –que en el caso de «El Urogallo» vigila toda la noche desde dentro del recinto– su presencia no les disuade y aún así intentan acceder al mismo para reducirlo y acceder al supuesto botín, lo que denota el carácter violento y profesional de los agresores, que suelen actuar con los mismos procedimientos que una banda armada. En el caso de «El Urogallo» y de la mayoría de los locales de restauración, las recaudaciones no se dejan en el interior del local, que no posee ninguna clase de dinero en efectivo, lo que también revela hasta que punto los delincuentes se arriesgan a cometer el robo, que en caso de no tener resultado, solo les penaliza en grado de tentativa si son detenidos, lo que aminora mucho las condenas de cárcel. A veces asaltan solamente las máquinas tragaperras o de tabaco, aunque a los comerciantes y restauradores les supone graves daños por los destrozos, que redundan finalmente en las compañías de seguros, que también están dando la voz de alarma.

Farmacia Avenida: asalto nocturno

LOS LADRONES INTENTAN ACCEDER A LOS LOCALES AUN SABIENDO QUE DENTRO HAY UN VIGILANTE DE SEGURIDAD. ¿POR QUÉ? Fuentes cercanas a los cuerpos y fuerzas de seguridad de Majadahonda señalan que los ladrones se arriesgan a asaltar locales con guardias de seguridad dentro porque confían en que «no lleven armas». Y es que la legislación española restringe mucho el acceso a las mismas por parte de la seguridad privada, dejando a veces indefensos a quienes defienden el patrimonio de estos locales. Los vigilantes privados que pueden portar armas son únicamente los que poseen el correspondiente permiso clase C, al que se accede con un examen teórico y práctico y que se obtiene a través de su empresa. El arma la tienen para toda su vida profesional, solamente hay que ir renovándola documentalmente en el tiempo establecido, con prácticas de tiro periódicas que demuestren su habilidad en el manejo de las pistolas. El problema es que el Ministerio del Interior no permite portarlas en las vigilancias de hostelería, ni siquiera las nocturnas, que concede con muy raras escepciones.


Restaurante cafeteria La Ermita: asaltado

El vigilante de seguridad, que puede acceder a otras titulaciones como «vigilante de explosivos» o «escolta privado» obtiene su titulación en centros de formación homologados por el Ministerio del Interior. La normativa de estos centros de formación regula los conocimientos que deben poseer para obtener la licencia de armas. Allí aprenden la legislación y reglamento así como las habilidades pertinentes para no cometer ninguna torpeza ni imprudencia en el uso de las armas ni tampoco errores con ellas. El instrumento de defensa más usual es el revólver 38, que se desarma y se analiza parte por parte. En el caso del escolta son pistolas. Furgones de seguridad, joyerías, escoltas, vigilantes de seguridad, de explosivos y de fondos son los que facilitan estos permisos con armas, aunque es la Dirección General de Policía, en su departamento de Seguridad Privada, quien faculta a otros vigilantes de locales a poseerlos pero rara vez se concede a los establecimientos de hostelería. Tiro deportivo (clase C), caza (clase E y B) y seguridad privada son las otras áreas a las que acceden los permisos de armas, además de los cuerpos de seguridad y ejército (clase A).

Majadahonda Magazin