TAMARA KONDRATYUK. (6 de enero de 2025). El tercer aniversario de la guerra de Ucrania se conmemora el 23 de febrero (23-F) de 2025. He abierto el arcón de madera para sacar el viejo documento que he conservado de milagro, pero antes de volver a tenerlo en las manos y leerlo, quiero contemplar el mar, ese azul cambiante que siempre está ahí y me acompaña como un brazo amigo. He vuelto a releer esta página amarillenta que resume casi todo mi pasado en Ucrania, además de mis recuerdos de niña. Un papel que en un lenguaje administrativo frío condenaba a mi padre a trabajos forzados en Kazajistán, esa lejana república poblada por descendientes de mongoles. Mi padre luchó en la Resistencia, primero contra los nazis y luego contra los soviéticos. Y vivió escondido en los bosques durante años, hasta que lo atraparon en 1948 y fue condenado, primero a 6 años de prisión, y después a un exilio forzoso. El Ejército Rojo iba visitando casa por casa toda Ucrania sacando a la fuerza a médicos, maestros, concejales o intelectuales para asesinarlos. A mi tío abuelo Ivan, maestro de escuela, lo sacaron a culatazos para lanzarlo al pozo de la granja. Y a su aterrorizada madre le dijeron que volverían a por sus otros hijos si protestaba. Además, confiscaron todas nuestras pertenencias de la granja de Rivne, se llevaron todos nuestros animales y el trigo. Fueron años de terror, de miedo, primero hacia los alemanes y luego hacia los rusos, que jamás han sido camaradas o hermanos nuestros, como pregonan. Ahora, cuando ha sobrevenido de nuevo el terror en mi país, preferimos estar sin casa pero sin rusos, unos seres abominables que creen poseer todo aquello que pisotean.
YO NACÍ EN KAZAJISTÁN PORQUE MI MADRE SIGUIÓ A MI PADRE A LA GRANJA DE TRABAJOS FORZADOS para acarrear ladrillos como mulas durante años y malviviendo con raciones nauseabundas. Y cuando yo nací me envolvieron en una caja de cartón abrigada con paja y camisas usadas, como si fuera un animal. Fue una época de horror ruso. A los 7 años mis padres me mandaron de vuelta a la granja materna en Rivne, con mi abuela, y allí crecí bajo la bota soviética. Estudié en el instituto y con el tiempo terminé los estudios con excelentes notas en Ciencias. Aspiraba a estudiar ingeniería en la Politécnica de Vinnitsia, pero al ser hija de un ex convicto, me impidieron el ingreso 8 veces, hasta que por fin pude ingresar y graduarme en Ingeniería Electrónica. Conseguí trabajo en una empresa de suministros militares hasta que con la Perestroika la URSS se disolvió. Entonces perdí mi trabajo y me quedé sin dinero. Malviví años con sueldos miserables trabajando en el Ayuntamiento de Rivne, manteniendo a mi hijo pero sin expectativas de un futuro digno. Hasta que en el año 2.000 decidí emigrar a España. Fue una decisión casi impulsiva, me habían dicho que era un país bonito, con buen clima, eso era todo. A primeros de año compré un billete de ida a Madrid. En el hostal donde me hospedaba leí con dificultades un anuncio en la prensa que buscaba secretaria y niñera en la casa de un conocido escritor. Una mujer elegante me hizo una entrevista y más tarde me confesaría que entre todas las candidatas españolas yo había sido la que mejor tenía cuidadas las uñas. Un azar del destino. En esa casa hice de todo, hasta la comida para la familia, y pronto aprendí español. Me trataron como una más.
AL CABO DE UNOS AÑOS ME OFRECIERON TRABAJO EN LA EMPRESA YORCLIN FINAS LTD EN MARBELLA, con un contrato fijo en el departamento de marketing, así que me mudé al sur donde he vivido todos estos años. Hace 7 me casé con un andaluz de Málaga pero el matrimonio se fue a pique porque me consideraba propiedad suya y no ha aceptado el divorcio. El caso lleva 3 años en los tribunales. La granja de mis padres la he cedido a 8 refugiados que la cuidan y cultivan un huerto comunal, y cuando falta comida siempre aparecen viandas de los vecinos a la puerta de la casa. Además les he cedido mi pensión del Estado ucraniano que, aunque es poco, les sirve para cubrir las necesidades mínimas. Hace 2 años sufrí un desmayo en la calle, todo daba vueltas a mi alrededor; la guerra, el recuerdo del pasado, un divorcio doloroso con un maltratador y la certeza de que mi país, Ucrania, padece años convulsos, aunque mi hijo y yo estemos a salvo en este país de acogida que siempre nos ha tratado bien. Soy una extranjera, sí, pero también me siento española, parte de una gran familia que me ha ofrecido un nuevo hogar.
HE REGRESADO HACE POCO DE RIVNE, DESPUÉS DE VIAJAR 500 KM HASTA CRACOVIA Y DESDE POLONIA A MÁLAGA. No tengo palabras para describir el llanto y el sufrimiento de mis compatriotas; los túneles subterráneos donde se imparten clases a los niños; el silencio de las madres que cuidan de sus hijos; las mujeres que trabajan en los puestos que han dejado vacíos los hombres, maridos, hijos o hermanos, para luchar en el frente. He visto edificios y carreteras destruidos, he escuchado como la gente canta al anochecer canciones populares para mitigar la tristeza y el dolor por los caídos. Cuando en una ciudad cruza un cortejo fúnebre con los féretros de los soldados caídos en el frente, es solo entonces cuando nos arrodillamos y rezamos por sus almas en un silencio que sobrecoge. Y quizás lo que más me heló la sangre fue respirar esa embriaguez en la que han caído los rusos cuando entienden que pueden matar sin castigo ni culpa. La guerra solamente sirve para romper corazones. *Tamara Kondratyuk presentó el libro «Sobre la Historia y la Guerra en Ucrania» del catedrático emérito jubilado y escritor hispano-islandés afincado en Majadahonda, Eythor Yraola, acto celebrado en la Biblioteca Francisco Umbral el 27 de setiembre de 2024 y sobre el que concedió a MJD Magazin la siguiente entrevista.
Trump dice que «comprende los sentimientos de Rusia» sobre la entrada de Ucrania a la OTAN la cual la ve inadmisable. Desde antes de campaña, Trump esta diciendo que todo el apoyo a Ucrania es un completo derroche.
Los que se golpean el pecho y se dicen patriotas, nacionalistas, etc., son los primeros que huyen cuando hay guerra y cuando se quedan, abren las piernas al invasor y colaboran con todo. Vea al mariscal Petain en Francia y a Stepan Bandera en Ucrania después de ser invadido por los nazis.
Y qué importa lo que diga Trump sobre los sentimientos de nadie? Qué importa hoy lo que hizo Petain en la Francia ocupada, o Bandera en Ucrania? Qué importa la OTAN? Lo que se dirime hoy es una agresion brutal de un tirano contra un pueblo soberano. Parece que algunos lectores se van por las ramas en lugar de ver la cruda realidad
Perdona lo que ha dicho exactamente Trump es lo siguiente: «Trump dice que entiende a Rusia al no querer que Ucrania se una a la OTAN y culpa a Joe Biden por la guerra en Ucrania. «Rusia durante muchos años dijo que Ucrania nunca podría formar parte de la OTAN. Eso ha sido como algo escrito en piedra. Y Biden dijo que no, que deberían poder unirse a la OTAN». «Entonces Rusia tiene a alguien justo en sus fronteras. Puedo entender sus sentimientos al respecto».