Una obra de teatro sobre el poeta Antonio Machado: «Y yo iba a Las Rozas, el otro día, acompañando a los chiquitos de Colegio Logos, y acompañado, bien acompañado, de los profes, Cris, Silvia y Álex, para ver una función sumamente didáctica, que le encantó a la muchachada»

VICENTE ARAGUAS. (15 de noviembre de 2025). Machado en Las Rozas. Ojo, digo Machado, por Antonio, pero también podría decir Manuel. Pena que la guerra civil (los que la llaman incivil no hacen sino camuflar semejante tragedia a través de un pleonasmo) separase a dos hermanos tan liberalmente unidos; el poema de Manuel a Franco no fue sino subterfugio y el de Antonio a Líster un remedo poético. Pero la cosa es que la biografía del mayor de los Machado da para poco, la de Antonio para mucho. Tal como volvimos a ver el otro día, en el Auditorio Joaquín Rodrigo de Las Rozas, en espectáculo muy surtido, a cargo de la Compañía Ibérica de Danza, “residente” en dicho auditorio. Muy variado, digo, bien que el baile sea elemento central en la función titulada: “Se hace camino al andar…” Título, ya se ve, previsible pero, queramos o no, inevitable al citar a Don Antonio. De manera que al final, con los siglos, se acabará perdiendo el nombre del autor, incorporada al acervo popular. Y es que, ya lo dijo Manuel Machado: “Hasta que el pueblo las canta/ las coplas, coplas no son/ y cuando las canta el pueblo,/ ya nadie sabe el autor.” Pero, ya se sabe, al personal hay que darle, al menos de entrada, lo consabido. Y yo iba a Las Rozas, el otro día, acompañando a los chiquitos de Colegio Logos, y acompañado, bien acompañado, de los profes, Cris, Silvia y Álex. Para ver una función sumamente didáctica, que le encantó a la muchachada. Porque combina música, textos, poemas, dicción, locución y, sobre todo, danza, a cargo de tres danzarines: una muchacha, espléndida, también cuando para ilustrar la estancia machadiana en París se toca con la boina tan francamente nerudiana del Poema VI de los “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”: “Te recuerdo como eras en el último otoño/ eras la boina gris y el corazón en calma…”. Su “partenaire”, igualmente acertado a la hora de encarrilar tangos o chotis por la vía correcta.

Vicente Araguas

Y POCO QUE LE HUBIESE GUSTADO AL POETA, TORPÓN DE MOVIMIENTOS Y ZAMBO, bailar con la ligereza con que lo hace su intérprete en esta función, dirigida por Manuel Segovia, con dirección ejecutiva a cargo de Violeta Ruiz del Valle. Y quisiera decir que en un país como el nuestro donde si se baila es a la pata la llana, o alrededor de una piñata hasta que empiecen los estacazos, magnificar a Terpsícore me parece estupendo. “Se hace camino al andar…” cuenta, como es natural, con poemas dichos, bien dichos y aun interpretados, del menor de los dos Machado: “Retrato”, naturalmente: “Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla….” y canciones sobre poemas machadianos, “Guitarra del mesón”, “Cantares”, músicas, ya se sabe de Joan Manuel Serrat. Y, así mismo, con narrativa acerca del devenir biográfico de Antonio Machado. Todo ello desarrollado en un “tempo” adecuado, de lo más didáctico y apropiado para todos los públicos. El pequeño, que no menor, encantado, disfrutando del banquete de una hora de duración que se le estaba ofreciendo. Donde tampoco faltaron piezas de Chopin, Albéniz y Satie, al piano. En conjunto un estupendo espectáculo que debiera venir también a Majadahonda. Donde, a falta de un auditorio adecuado, ¡vergüenza el Alfedo Kraus, si lo viera que no lo oyera el Maestro canario!, o de una compañía “residente”, podría llevarse “Se hace camino al andar…” a la Casa de Cultura. Sugiero. Y no solo para los colegios majariegos sino para todos. Porque espectáculos globales como este bien lo merecen. Y Antonio Machado, en el 150 aniversario de su nacimiento sevillano, sin duda.

Majadahonda Magazin