LIDIA GARCIA. «La boda de Sara Montiel y Toni Hernández: el día que se acuñó el «¿pero qué pasa? ¿pero qué invento es esto?» es el reportaje que la revista «Vanity Fair» ha realizado por medio de Raquel Piñeiro, que con un cuidado estilo literario relata como «una vida tumultuosa plagada de historias de amor terminó para Sara Montiel junto a un precoz admirador cubano. “La vida es a veces más increíble que muchas películas”, dijo ella. Y tenía razón». En esa biografía, el episodio de la boda en el Ayuntamiento de Majadahonda, oficiada por el alcalde «Willy» Ortega, hoy en prisión por corrupción, ocupa un lugar destacado. Y «Vanity Fair» realiza el reportaje con el mismo tono y estilo que hizo hace pocas semanas Telemadrid, que difundió incluso el vídeo de la boda:
«Era una boda celebrada en secreto para salvaguardar la exclusiva, pero no lograron engañar a nadie. Sara Montiel y Toni Hernández se casaban el 17 de octubre de 2002 en el Ayuntamiento de Majadahonda. A la salida del edificio les esperaba una multitud de prensa y curiosos. La novia de incógnito, icónica siempre, reaccionaba con un “¿Pero qué pasaaa? ¿Pero qué invento es esto?”. Cuando la multitud y los periodistas les gritaban ¡Vivan los novios!, ella ponía cara de estupefacción: “¡Si no nos hemos casado!”. Y una señora afirmaba apuntando con el dedo desde el otro lado de la ventanilla del coche: “¡Que sí que te has casado! ¡Que sí, que lo ha dicho la tele!”, describe la periodista.
Y añade: «Parte de la prensa se refirió al episodio como bochornoso, un circo, y la llamaron “payasa”. Se diría que Sara Montiel rebajaba con un matrimonio sospechoso con un marido varias décadas menor –ella tenía 74 años y él 36– el peso de su propio mito. No se entendía que una mujer de su edad se casase –por la venta del reportaje al «¡Hola!», porque nadie creía que allí hubiese amor de verdad– y con ello se pusiese en ridículo. En realidad, aquella boda y aquella histórica portada de «¡Hola!», con ella luciendo un tocado de flores y un maquillaje agresivo, forman parte de la leyenda de Sara Montiel tanto como su imagen sobre el escenario cantando «La violetera«. Las parejas y maridos de Sara siempre se habían ajustado como un guante al momento y circunstancias de la estrella. Su matrimonio con Toni era solo una encarnación más, por insólita que pareciera, de esta realidad». Lea el reportaje completo.
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