Incendio devastador

JULIA BACHILLER. En un breve espacio de tiempo Majadahonda está sufriendo una serie de catastróficas desdichas. Los 4 principales elementos de la Naturaleza, agua, tierra, fuego y aire, se están ensañando con el municipio. Comenzó el agua en forma de nieve que dejó la borrasca Filomena, y tras ella llegó Hortensia con fuertes rachas de viento. Recientemente la tierra se abrió dejando un enorme socavón, y durante la noche del jueves 18 de febrero (2021) el fuego hizo su presencia. Según indican los vecinos y comerciantes del lugar, el incendio tuvo lugar a la 1:30 horas de la madrugada en el solar situado en la Travesía Duque de Alba 4, tramo de calle peatonal al igual que la calle paralela Granadilla que lo delimita, ambas perpendiculares a la calle Santa Lucía. La rápida intervención de los bomberos evitó males mayores, las llamas ascendieron a una altura de dos plantas de un edificio, como puede apreciarse en la fotografía tomada en el interior del solar. Por suerte la vecina de avanzada edad que habita en esa vivienda no fue consciente de lo sucedido, ya que se encontraba dormida. De similar manera, la puerta contigua al solar es el almacén del «Supermercado Unide», situado en la calle Real Baja, y al que por suerte tampoco llegaron las llamas.


A la llegada al lugar de los hechos lo primero que llamó la atención fue la bombona de butano en la puerta, que según aseguraron los testigos, fueron dos las que había en el interior. En el interior, como puede apreciarse en las imágenes, los restos calcinados de lo que había sido una chabola se entremezclan con la espuma utilizada para apagar el incendio. Y junto a ellos, chatarra y muebles apilados en una gran montaña. El intenso calor desprendido por las llamas podía verse reflejado en la puerta de acceso, donde la deteriorada pintura estaba ahuecada y resquebrajada.

Según comentaban los vecinos, en un principio el solar fue habitado por un anciano rumano y una mujer de similar edad, junto con un joven, del que se ignoraba el parentesco. Meses más tarde el «efecto llamada» llegó a congregar hasta 10 personas habitando el lugar. En los últimos meses los incidentes y peleas entre ellos se habían incrementado a causa del enfrentamiento entre las dos culturas allí entremezcladas, rumanos y marroquíes. Y el origen fue por algo que al vivir en esas precarias circunstancias pudiera parecer impensable: se robaban los teléfonos móviles, según los testigos. Este tipo de incidentes desencadenaba fuertes disputas, gritos y golpes, que los vecinos tenían que presenciar incluso a plena luz del día. 

Por suerte no hubo que mencionar desgracias personales a pesar de lo sucedido, pero el suceso es algo que, como relatan los vecinos, “se veía venir”. Este medio de comunicación, ha dado cuenta en varias ocasiones de cómo estaba el lugar y lo que ocurría en su interior. Los vecinos indican incluso que hace tres años lo denunciaron al Ayuntamiento de Majadahonda y «como suele decirse, a quien corresponda, que asuma lo sucedido», señalan varios de ellos, señalando a las Concejalías responsables. Y es que la desgracia pudo haber sido mucho mayor.

Majadahonda Magazin