VICENTE ARAGUAS*. (7 de noviembre de 2024). *Autor de «El deseo aislado. Poesía 2010-2024» (Ed. Sial/ Pigmalión) que se presenta este lunes 11 de noviembre (2024) en la Biblioteca Francisco Umbral de Majadahonda a las 19.00 horas. Me sumerjo en “Majadahonda. Villa del Real de Guadarrama”, inmersión de dos sesiones de puro aliento lector que brota de este libro colectivo, escrito a seis manos, por más que en su presentación diese el do de pecho el Marqués de la Floresta, que no es mal título. Este hombre, “née” Alfonso de Ceballos-Escalera, sabe mucho y lo explica muy bien, tal como vimos en la Biblioteca Francisco Umbral el otro día. Veamos: los libros “locales” suelen ser materia de derribo, destinados a los libreros de ocasión o a los traperos de lo inane. Escritos por eruditos, o ni tan siquiera, son tantas veces música ratonera para gatos de la calle. Suelen. No en este caso, donde erudición y amenidad hacen pareja de baile. Escrito por gente que sabe escribir: además del citado están en el volumen Félix Martínez Llorente y Ana Belén Sánchez Prieto para hablarnos del devenir histórico y humano de las ciudad que nos acoge. Autónoma, hoy, dominio segoviano, primero, madrileño después.
DOCUMENTADA DESDE EL SIGLO XV, Majadahonda ha tenido un recorrido lleno de convulsiones, estampidos y estampidas, epidemias, hambrunas, aparte, en dos momentos decisivos: Guerra de Independencia y Guerra Civil, esta –sobre todo– en la batalla de la Carretera de La Coruña, la de “la niebla” (esa que suele habitarnos en los eneros fríos). Dos personajes majariegos que conviene reivindicar: Candelas Gegorio Millán, alcalde socialista fusilado al finalizar la contienda, y el comunista Daniel Martín Labrandero, combatiente republicano, muerto en el exilio habanero y monumento en su honor en La Habana. Labrandero, ya se sabe, junto con Gala, Bustillo, Descalzo, el apellido majariego de mayor renombre. Y aparece una y otra vez en este libro estupendo, imprescindible en las bibliotecas de la Majada, la vieja Majada rediviva en este volumen que debe mucho, y la memoria marca su huella, a Manuel Gesteiro Araujo, de quien es tan deudor que la bibliografía, apartado Gesteiro, asombra y abruma.
CONVENDRÍA, DE UNA VEZ POR TODAS, AGLOMERAR TODO EL CAUDAL GESTERIANO, semiperdido en boletines, en un libro. Mójese el Ayuntamiento, que en el caso del volumen que me ocupa, fue incapaz de aportar el material gráfico, rico, es de suponer, de que dispone. Un par de cositas tan solo: el Alto del León, solo se llamó de los Leones durante la dictadura (homenaje a los “Leones de Castilla”, que de Valladolid venían hacia la capital del dolor con Girón y adlátares). En su cumbre, el león pétreo de Fernando VI por si las dudas, pesadas como moscas inguinales. La segunda, el Rayo Majadahonda se federó en 1976 por un grupo de románticos con Don Ramiro Aguilar como presidente (el señor Vedia, no tan romántico, vendría después). Minucias, pues, para un libro minucioso, que he disfrutado con este tímido sol de otoño lamiendo mi terraza. Libro no solo para los otoñales que hemos vivido los años jóvenes en Majadahonda, o para majariegos autóctonos como Tomás Descalzo Aparicio, que aun no dejándose ver en el compendio histórico que tengo ante mí, se autoerigió una estatua en El Carralero que habla de tiempos viejos rejuvenecidos.
Y ES QUE EL VOLUMEN QUE ME HA TENIDO OCUPADO, FELIZ, EN ÉXTASIS CASI, apunta también a la chavalería que forma gran parte de nuestra población. Un libro ejemplar que, sin ser de lectura obligada (mala cosa obligar a nadie a leer, sería como disciplinar en el amor o en los manjares delicados), debería de tener (ojo al “de”) su lugar en hogares y escuelas de la Majada. Tan honda como el cariño y rigor que refleja “Majadahonda. Villa del Real de Guadarrama”. Éntrenle y verán lo que es bueno. De la señora alcaldesa hacia abajo. O al revés. Y, de paso, la revista municipal en mis manos, protesto por su pésima calidad: forma y concepto. ¿No habrá manera de hacerla atractiva y, directamente, legible?.
A Vicente Araguas habría que concederle el premio nobel de Majadahonda!
Desde este modesto medio solicito al Equipo de Gobierno del Ayuntamiento que le concedan a Vicente Araguas » la Maxima Medalla Meritoria» por sus denodados esfuerzos por colocar y dar voz a Majadahonda en el mapa mundi