LIDIA GARCIA. Contando a 2,7 millones de funcionarios repartidos entre Autonomías (1,6 millones), Ayuntamientos (0,6 millones) y Gobierno (0,5 millones), sin contar políticos y asesores (se calculan 125.000), en España hay 20,5 millones de trabajadores que mantienen a otros 27,2 millones de españoles, lo que hace un total de 47,7 millones de habitantes, según la última Encuesta de Población Activa (EPA). «¿Cuántos, de todos ellos, han acudido a la cena de empresa (o están a punto de hacerlo)?», se pregunta el periodista Carlos G. Cano en la Cadena SER este 15 de diciembre (2022). Y tras investigarlo responde: «Por desgracia, no hay datos fiables al respecto. Pero todo apunta a que muchísimos, porque los restaurantes están llenos en estas fechas. Para comprobarlo basta con llamar a uno e intentar hacer una reserva. ¡No es tarea fácil!. En los últimos dos años muchos se han escaqueado de la cena de empresa gracias a la amplia gama de excusas generada por el Covid. Pero en 2022 todo vuelve a parecerse a lo de antes. También la tradición de brindar y compartir croquetas con tu compañero de mesa o de departamento. Algo que, por supuesto, tiene muchas ventajas (compadreo, risas o activación económica), pero también inconvenientes».
«Más allá del gasto (que suele rondar los 30 euros por persona y que, en la mayoría de los casos, aún asumen las empresas), las principales víctimas del desmadre suelen ser los camareros, que pueden llegar a sentirse despreciados por los clientes y, sobre todo en el caso de ellas, siendo objeto de comentarios machistas. Las cena de empresa, de todas formas, también puede acabar muy mal para los empleados: conductas inapropiadas por el exceso de alcohol, publicaciones en las redes sociales…», señala el periodista, que ha entrevistado a los responsables de dos restaurantes de Majadahonda y Pozuelo.
Sofía Montañés, responsable de Comunicación de los cinco restaurantes del Grupo El Urogallo, reconoce que, tanto esta semana como la anterior, todos sus establecimientos están llenos de cenas de empresa. «Solo en el de Majadahonda, 36 esta semana», explica. Su oferta, de hecho, es una de las más completas y variadas: ¡14 menús cerrados! Algunos tradicionales (para comer sentado) y otros más informales, en formato cóctel, «con bocaditos y canapés en mesas altas», que oscilan entre los 45 y los 74 euros. Su menú de 74 euros, por ejemplo, incluye varios aperitivos para compartir —jamón ibérico de bellota, paté casero caramelizado, ensaladilla rusa, croquetas de jamón y cabrales y patatas revolconas—, seguidos de lubina en tempura, un cuarto de cordero lechal, un surtido de postres y tanto vino como se quiera (solo durante la cena). En concreto, las referencias de la casa: Prado Rey Crianza (Ribera del Duero), Excellens Cuvée Marqué de Cáceres (Rioja) o Viña Salceda (Rueda). Montañés asegura que el precio de los menús ha subido, de media, un 3% respecto a 2021, y que en la mayoría de los casos es la empresa quien paga la factura. Sus cenas de empresa suelen reunir a grupos que van de las 10 a las 150 personas. «Pero con cenas de empresa o sin ellas, siempre está lleno», apunta.
Urrechu y El Cielo de Urrechu (Pozuelo): El cocinero vasco Íñigo Pérez, conocido como Urrechu, montó un restaurante en Pozuelo hace 20 años y ahora ya gestiona 7, repartidos por varios municipios de la Comunidad. Pero Urrechu y El Cielo de Urrechu, situados uno enfrente del otro (y muy cerca de un conglomerado de oficinas en el que trabajan cerca de 25.000 personas), cuentan con una oferta muy similar. En el caso de las cenas de empresa, además, comparten un ticket medio que oscila entre los 70 y los 80 euros. «En las cenas de empresa quieres juntarte y pasártelo de maravilla. Lo que no quieres es que venga el metre a preguntarte. Prefieres que te dejen en paz», señala Urrechu, quien achaca a las cenas de empresa el 35-50% de la facturación del mes. «Normalmente ya vienen muchos directivos de la zona, pero también recibimos a clientes de otras partes de Madrid». Su menú de empresa incluye un picoteo a base de jamón ibérico, corte de foie con teja de naranja, brioche de rabo de toro. Como platos principales, merluza con almejas y crema de algas, y jarrete en su jugo. De postre, una tarta de quesos de diferentes regiones de España. Y para beber, blanco albariño y tinto Viña Pedrosa (Ribera del Duero). Al preguntarle por el comportamiento de sus clientes, además, Urrechu asegura que le encanta rodearse de gente alegre («¡es la cena del año!»). Una vez, de hecho, alguien se llevó el niño Jesús del Belén que habían montado en el restaurante. Pero el chef le resta importancia: «En general, es gente educada», concluye el reportaje.