Aguafuerte goyesco con un recorte

Aguafuerte goyesco con un recorte

“¡Gran concurso de recortes en Majadahonda! Un placer ver la plaza llena y el nivel de los majariegos!. Gracias a las peñas La Albarda, La Majada, El Estoque y Victor Tallón por animarnos todos los días y su comportamiento ejemplar”. Así se expresaba en 2016 el concejal de Fiestas, Angel Alonso, sobre el concurso de “recortes”. Y es que la polémica entre taurinos y antitaurinos en Majadahonda se ha desarrollado este año civilizadamente y cada grupo ha expresado sus posturas con libertad. En estas Fiestas se ha visto a miembros de las peñas majariegas simpatizar con los antitaurinos y a miembros de Podemos y Somos, partidos alineados con el colectivo Majadahonda Antitaurina, confesar que les gustan los toros, a los que sus padres les llevaban de pequeños. De ahí la famosa coleta que lucen algunos. Es la Majadahonda diversa y plural que admite todas las opiniones y criterios sin prejuicios.


Una de ellas es la de la web Solo Recortes que ha explicado que esta modalidad taurina aparece en las primeras corridas de toros celebradas a pie, en las que el torero, con la única ayuda de su cuerpo o con algún artilugio simple (cinta, silla, garrocha, capucha, espejo) realiza con pericia piruetas ante el embiste del toro como son recortes, saltos o quiebros ajustándose a la cintura los pitones del animal. Su ejecución requiere excelentes condiciones físicas, mucha habilidad para realizar las suertes y, ante todo, deportividad. Se cita de frente y se intenta salir del engaño de la forma más limpia posible, incluso andando, y se describe una trayectoria circular tomando como punto de referencia el toro. También son muy comunes los quiebros (de muchos tipos pero siempre caracterizados por la quietud y frialdad del recortador) y saltos (en sus distintas variedades, con el objetivo de pasar por encima del toro sin ser volteado), con garrocha o a cuerpo limpio. El mismo Pepe-Hillo (1754-1801) recomendaba que se realizaran sólo a los toros boyantes mientras que Francisco Montes (Paquiro) aseguraba poder realizarse a todos los toros.

csqjubzwaai6kbyExtendidos por toda España, tienen mayor tradición en la zona de Levante y zona centro y eran efectuados con toros, novillos o vaquillas en concursos y en festejos populares en calles y plazas. Algunos de los certámenes de recortadores más importantes en España son además del de Majadahonda: el Campeonato de España (Las Ventas, Madrid); la Liga del Corte Puro (Valladolid); el Errekortari (País Vasco); el Concurso del Pilar (Zaragoza); el Concurso de Fallas (Valencia); el Concurso de la Magdalena (Castellón); el Certamen de Cantalejo (Segovia); y el Concurso de Cortes de Medina del Campo (Valladolid). Desde tiempos inmemoriales, recorrían los pueblos de España los llamados «matatoros» o «toreadores», divirtiendo al público (y cobrando por ello) mediante la práctica del toreo a pie de forma más o menos rudimentaria (sorteando o recortando a los toros, dándoles lanzadas o saltos, etc.).

csqjubywaaefzh8Además, estaban los pajes que, como parte de su servicio, ayudaban a los caballeros a lancear o rejonear a caballo, realizando los recortes y quites cuando fuera necesario. Con la prohibición de torear a caballo que en 1723 Felipe V impuso a sus cortesanos, los modestos matatoros y los pajes empezaron a torear por su cuenta en las ciudades más importantes y a desatar el entusiasmo del gran público. Aunque la lidia de toros se practica desde muy antiguo, en la segunda mitad del siglo XVIII se produjeron en España una serie de novedades en su práctica que dio lugar a las corridas de toros en su sentido moderno: El toreo a pie sustituye al de a caballo. Los protagonistas ya no son caballeros pertenecientes a clases altas, sino gente del pueblo que se profesionaliza y cobra por su actuación. Nacen las ganaderías bravas y se comienza a seleccionar los toros para la lidia, frente a la situación anterior de mera espontaneidad. Se construyen las primeras plazas de toros como edificios permanentes destinados al festejo. Se escriben las primeras tauromaquias, que fijan la técnica y las normas y van definiendo el arte de torear.

csqjubbweaauo9Existieron dos corrientes regionales de cuya combinación surgió el toreo a pie: el ámbito vasco-navarro y el andaluz. La tauromaquia vasco-navarra se basaba en los saltos, en los recortes y en las banderillas, sin mayor sofisticación, mientras que la andaluza se desarrollaba con lienzos y capas para engañar a los toros. Durante algunas décadas ambos estilos se disputaron la primacía del público, saliendo victorioso el modelo andaluz. De la tauromaquia vasco-navarra dejó constancia gráfica Francisco de Goya, que presenció los saltos de garrocha de Martincho, del licenciado de Falces o de Juanito Apiñani en las plazas de Zaragoza y de Madrid. La actual suerte de banderillas es el único legado que ha perdurado de aquel toreo navarro en las corridas de toros, si bien siguen muy vivos los espectáculos de saltos y recortadores en festejos populares. Con diversas variaciones, se van estableciendo a lo largo del siglo XVIII todos los elementos de las corridas modernas. Se considera al rondeño Francisco Romero el padre del toreo moderno. Romero, fundador de una célebre dinastía, había tomado parte en las últimas corridas caballerescas. Sin embargo, será su hijo Juan Romero y, sobre todo, Pedro Romero (nieto de Francisco), Pepe-Hillo y Costillares, las primeras figuras conocidas, quienes ya en la década de los setenta del siglo XVIII impongan de forma definitiva su visión del toreo frente a la tradición navarra, muy semejante ya a la actual.

Majadahonda Magazin